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Emilio J. González

Zapatero y el estancamiento de la convergencia

Zapatero, por ejemplo, no puede decir que la inflación es cosa del petróleo y los alimentos y quedarse tan pancho porque el diferencial de la inflación nada tiene que ver con eso; su causa es la política económica que el Gobierno ha renunciado a ejecutar.

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, no hace más que enorgullecerse de que la economía española no sólo crece por encima de la media europea sino que, además, es una de las que más crece en toda la UE. En buena lógica, este comportamiento debería haber llevado a que siguieran reduciéndose las distancias en términos de convergencia real, o PIB por habitante, con los países centrales de la UE, los económicamente más importantes. Sin embargo, y según los datos que acaba de publicar Eurostat, la oficina europea de estadísticas, lo cierto es que sólo hemos superado a Italia, que ha caído por méritos propios, pero seguimos sin acortar distancias con Francia, Alemania, Reino Unido, Holanda o Luxemburgo. ¿Por qué? Sencillamente, por uno de los grandes errores en política económica que lleva cometiendo el Gobierno desde que comenzó la legislatura: la falta de reformas estructurales.

La convergencia no solo se mide en términos de PIB por habitante, sino que este indicador se relaciona también con lo que se denomina paridad de poder adquisitivo, esto es, lo que puede comprar cada ciudadano en cada país con su sueldo. Al hacer esta matización, para calcular la convergencia se hace intervenir también a la inflación, al nivel de precios en un país. Aquí es donde falla España porque si la economía crece más que la media de la UE, la inflación también se sitúa por encima de este nivel, lo que en el caso español implica que la evolución de los precios de consumo se comen las ganancias en convergencia que resultarían de un crecimiento económico mayor. Esto es lo que se desprende de los datos ofrecidos por Eurostat, que corresponden al cierre de 2006. Si se hace una traslación a 2007, un año en el que se ha reducido el diferencial de crecimiento y se ha incrementado el de inflación, entonces lo que resultará será un nuevo estancamiento en el proceso, algo que no se ha producido desde 1996, o, incluso, un retroceso. Y de cara a 2008 las cosas pintan todavía peor.

El Gobierno, por ello, no puede escapar a su responsabilidad. Zapatero, por ejemplo, no puede decir que la inflación es cosa del petróleo y los alimentos y quedarse tan pancho porque el diferencial de la inflación nada tiene que ver con eso; su causa es la política económica que el Gobierno ha renunciado a ejecutar. Solbes no puede hablar de las propinas y los conejos porque él tiene la responsabilidad del aumento de la inflación y del diferencial de precios con la UE al no continuar la política de liberalizaciones y reformas estructurales del PP. En consecuencia, diga lo que diga el Ejecutivo, tanto la cuestión de la inflación como el estancamiento en la convergencia con los países centrales de la UE es responsabilidad suya. De seguir por esta senda, todo el trabajo de los últimos años puede venirse abajo y olvidarnos de llegar a alcanzar algún día a los países centrales de Europa.

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