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Larry Elder

¿Llegó la hora de la intervención del Gobierno?

En los seguros se trabaja con un concepto denominado "riesgo moral". Se refiere a las acciones que, al margen de lo bien intencionadas que sean, protegen a la gente de las consecuencias de sus acciones, induciendo un comportamiento aún más irresponsable.

Nuestros medios de comunicación, siempre obsesionados con las catástrofes, lo llaman "crisis" o "cataclismo" de las hipotecas subprime. El problema tiene su origen cuando prestatarios con un perfil crediticio, digamos, dudoso contrataron hipotecas con tipos de interés "de juguete". No hubo ningún problema mientras los precios de la vivienda siguieron creciendo. Pero cuando se han estancado, por no decir que están cayendo, algunos prestatarios y entidades financieras han entrado en un terreno resbaladizo. En otras palabras, los prestamistas prestaron y los prestatarios cogieron prestado. Algunos de los que se hipotecaron se han visto incapaces de pagar sus cuotas y las entidades financieras han descubierto que no sale a cuenta embargar porque las casas tienen menos valor.

¿Pero qué hay de la responsabilidad tanto del prestamista como del prestatario? El Media Research Centerexaminó la cobertura informativa de la "crisis" de las hipotecas subprime. De 156 noticias difundidas entre noviembre de 2006 y agosto de 2007, el 62% "ignora la responsabilidad del consumidor en la deuda”. Pero nadie le puso una pistola en la sien a ninguna de las dos partes de la transacción, y ahora ambas se encuentran en dificultades financieras. Los legisladores piden a gritos más leyes. Da lo mismo que las entidades financieras operen ya bajo muchas regulaciones, incluyendo exigencias de transparencia financiera total, pero no limitándose a eso.

Los demócratas, y muchos republicanos, piden a gritos algún tipo de rescate por parte del Gobierno (léase "del contribuyente"). Un editorial del New York Times exige nuevas regulaciones, "incluyendo una ley según que obligue a los prestamistas a comprobar el historial de liquidez del prestatario".

La presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi, y el líder de la mayoría en el Senado Harry Reid, promueven una ley que incremente "la disponibilidad de los préstamos de la Autoridad Federal de Vivienda, con el fin de ayudar tanto a los nuevos propietarios como a aquellos que luchan con hipotecas abusivas". También exigieron que el presidente Bush financie una asesoría de prevención de ejecuciones hipotecarias que no les cueste nada a quienes la usen y que nombre a un alto funcionario de la administración para supervisar la respuesta federal a la "crisis".

El presidente, en cambio, ha ofrecido una especie de camino intermedio, sugiriendo que se congelen durante cinco años los tipos de las hipotecas de quienes se enfrentan al riesgo de no poder pagar sus cuotas.

Suponga que usted se abstuvo de comprar y alquiló, o se quedó en una casa más pequeña con el objetivo de mudarse a una mayor en cuanto pueda. Pues se siente;  lo que hace el plan Bush es elevar artificialmente los precios de la vivienda. También permite que algunos propietarios reciban préstamos de la Autoridad Federal de Vivienda en los que el Gobierno –el contribuyente– paga a las entidades financieras en caso de impago.

El economista Tyler Cowen, de la Universidad George Mason, afirma:

Todos hemos oído o leído algo sobrelos impagos en los préstamos hipotecarios de riesgo. Pero hasta la fecha, la verdadera noticia es lo poco que ha sufrido la economía norteamericana en general. Hoy, lo que hacen habitualmente los bancos es vender sus préstamos a terceros. Puede que usted haya contraído una deuda originalmente con el Wells Fargo, pero es ahora un banco a ultramar el que cobra los cheques de su hipoteca.

Si un grupo grande de personas no puede abonar su hipoteca, pueden perder sus casas. Pero los bancos no sufren como solían hacerlo; los proveedores de fondos norteamericanos ya han convertido esos préstamos en efectivo y se han deshecho de su riesgo. En realidad, fueron los bancos alemanes los que sufrieron algunas de las pérdidas más significativas a causa de las hipotecas norteamericanas. Otros bancos y fondos europeos y asiáticos también se llevaron su parte. Esencialmente, los bancos americanos se hicieron un seguro al exportar su riesgo fuera de las fronteras de Estados Unidos.

Tampoco hay que minimizar los problemas que puedan afrontan los prestatarios con pocos avales y sus entidades bancarias, dado el delicado estado del mercado inmobiliario. Pero las dificultades financieras que afectan a ambas partes de una transacción llevada a cabo voluntariamente no justifican un rescate por parte del contribuyente.

Los activos de los propietarios equivalen a casi 11 billones de dólares. Las caídas en el precio durante este año y el año que viene pueden alcanzar los 6.000 millones de dólares, o una caída del 0,05%, lo que puede ser motivo de preocupación, pero jamás un apocalipsis.

Christopher Cagan, de First American Real Estate Solutions, estima que "el impacto de la sensibilidad a un incremento de los tipos y los posteriores impagos se encontrará bastante por debajo del 1% de la deuda hipotecaria total pendiente" y se extenderá a lo largo de varios años.

Donald Trump, que de gestión de crisis sabe un poco tras haberse enfrentado a su propio "cataclismo" financiero, ha sugerido un enfoque simple y directo: alcanzar un acuerdo con su banco. De igual manera, el secretario de Hacienda Henry Paulson ya ha instado a entidades financieras y a deudores a reunirse y renegociar los términos de sus préstamos.

Así que, ¿qué diría un rescate de emergencia a aquellos que evitaron la fiebre de las hipotecas subprime? El Wall Street Journal informa que, al contrario que Citigroup y MerrillLynch, Goldman Sachs "mantuvo participaciones relativamente reducidas en deuda de obligaciones avaladas o CDO, los complejos valores relacionados con las hipotecas cuya rápida devaluación provocó las caídas masivas en otras firmas". ¿Debe recompensar el Gobierno a los miopes perdedores y, por extensión, castigar a firmas como Goldman Sachs o Lehman Brothers, que tomaron la precaución de protegerse?

En el sector de los seguros se trabaja con un concepto denominado "riesgo moral". Se refiere a las acciones que, al margen de lo bien intencionadas que sean, protegen a la gente de las consecuencias de sus acciones, induciendo un comportamiento aún más irresponsable. El secretario Paulson dijo recientemente: "No tengo ningún interés en rescatar a los bancos o a los especuladores inmobiliarios."

Perfecto, entonces no lo hagas.

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