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EDITORIAL

Una felicitación navideña demasiado cara

Los anuncios seguirán emitiéndose aunque quiten la felicitación. No van a renunciar a la propaganda, cuando es lo único que tienen.

Zapatero y su Gobierno llegaron al poder prometiendo no hacer propaganda con dinero público y aprobando un Código de Buen Gobierno que, por lo que se ve, sólo ha servido para que los socialistas recibieran halagos por decir que no iban a hacer lo que están haciendo ahora mismo: una campaña publicitaria de autobombo que ha tenido su máximo exponente en los anuncios en que nos felicitaban la Navidad con nuestro dinero, 150 millones de pesetas al día. Quién lo iba a decir, este Gobierno laicista que hace tres años evitaba decir esa palabra maldita y hasta llegó a enviar desde Moncloa tarjetas de felicitación con el mensaje "Feliz Paridad". Lo que hace el santo temor a las urnas.

Y es que el Gobierno tiene razones para tener miedo de la cita del próximo 9 de marzo. La última sesión de control de la legislatura lo ha dejado bien claro. Como ha recordado Zaplana, el Gobierno comenzó su mandato con las ministras posando para la revista Vogue "cargadas de pieles" y ha terminado diciéndoles a los españoles que coman conejo y no den propinas para así luchar contra la inflación, que es lo que ellos no hacen. Y es que el Ejecutivo, cuando no le salen las cosas, tiene tendencia a pasarle el muerto a otros, y como a estas alturas resulta difícil echárselo al PP –por más que "María Elena" lo siga intentando–, lo hace a los propios ciudadanos, que tienen la culpa no sólo de la inflación, sino también de que sus hijos no aprendan en los colegios de la LOGSE-LOE. No parece del todo acertado cargar este muerto a sus votantes, pero se ve que están nerviosos ante la perspectiva de ser el primer Gobierno en perder las elecciones tras una sola legislatura.

En todo caso, quizá la decisión de Zapatero de retirar la felicitación navideña de su campaña de ahorro de energía sea una concesión a sus instintos anticlericales, porque es evidente que no se debe a una voluntad de dejar de martillearnos con sus intentos de hacernos creer que dirige el "Gobierno de España", en lugar del Gobierno de un concepto discutido y discutible. Los anuncios seguirán emitiéndose aunque quiten la felicitación. No van a renunciar a la propaganda, cuando es lo único que tienen.

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