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EDITORIAL

Chaves y el pleno desempleo

En los años que vienen el pronóstico de Chaves bien podría invertirse y, en 2014, más que al pleno empleo la región llegará al pleno desempleo.

Manuel Chaves pasará a la historia por ser el miembro del clan de la tortilla con la carrera política más longeva, pero no sólo eso; el día que se retire dejará como recuerdo muchos años al frente de la presidencia del PSOE, media vida marcando el rumbo de la Junta de Andalucía y el haber sido uno de los peores ministros de Trabajo de la historia de España, peor incluso que Caldera, que ya es decir y ya es ser malo. Chaves asumió la cartera de Trabajo en 1986 y la mantuvo durante casi un lustro de crecimiento económico, bonanza internacional y cuantiosas transferencias comunitarias. Pues bien, no consiguió que bajase el desempleo de los tres millones de parados con los que la España de Felipe González se acostumbró a vivir. Fue un total y absoluto desastre como ministro y dejó sentadas las bases del paro masivo que sacudió a España entre 1993 y 1996.

Como premio a su pésima gestión al frente del ministerio recibió el encargo de presentarse a las elecciones autonómicas en Andalucía, un auténtico feudo electoral donde siempre han gobernado los socialistas. En casi 18 años de Gobierno no ha conseguido sacar a Andalucía del furgón de cola de España y de la Unión Europea. Las cifras dan fe de su incapacidad como gobernante. La Andalucía de Chaves recibe cada año millones de euros en concepto de subsidios por parte del Estado y de la Unión Europea pero su economía no levanta el vuelo. Mantiene una de las mayores tasas de paro de España tan sólo superada por Extremadura – otro de los señoríos hereditarios del socialismo desde la Transición–, y, a pesar del crecimiento sostenido de la economía española en la última década, permanece estancada encabezando siempre la cola de todos los índices económicos, desde la renta per cápita hasta el ahorro familiar.

Estos son los credenciales de un profesional de la política que, desafiando sus persistentes fracasos, pretende hacer creer a los andaluces que algún día, si siguen confiando en él, saldrán del atraso. Decir a estas alturas que Andalucía logrará el pleno empleo dentro de 7 u 8 años es electoralismo de la peor calaña, y que lo diga el que ha mandado en Andalucía los últimos 20 una broma de muy mal gusto. La realidad es que Andalucía ha mejorado ligeramente su condición cuando al resto de España le ha ido bien –valgan como ejemplo los últimos años–, y se ha hundido en la miseria cuando en España han pintado bastos. Como autonomía pobre y muy dependiente de la solidaridad interregional, su suerte está indisolublemente unida a la del resto del país. Las perspectivas económicas para el conjunto de España en 2008 no son muy halagüeñas por lo que lo más probable es que esa región transmutada en patrimonio del PSOE padezca como ninguna la recesión en ciernes.

Lo único que puede hacer Chaves es empeorarla, pues sus recetas de gasto público a mansalva y desbarajuste económico están más que ensayadas. Si durante un periodo expansivo como el que toca a su fin no ha sido capaz de poner a Andalucía en la primera división, miedo da pensar en el destino de la mayor y más poblada región de España durante la crisis que se avecina. Durante los años más duros de la crisis de los noventa Andalucía rozó el millón de desempleados, casi un tercio del total de España. En los años que vienen, que no serán tan fáciles como los que hemos pasado y en los que, casi con toda seguridad, seguirán gobernando los socialistas en Andalucía, el pronóstico de Chaves bien podría invertirse y, en 2014, más que al pleno empleo la región llegará al pleno desempleo.

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