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Thomas Sowell

El fracaso de las soluciones políticas

Cantidades cada vez más ingentes de economistas e historiadores han llegado a la conclusión de que fue la intervención del Estado lo que prolongó la Gran Depresión durante más tiempo que las demás depresiones durante las que el Gobierno no hizo nada.

No recurrimos a los pirómanos para ayudar a sofocar incendios, pero sí que recurrimos a los políticos para que solventen crisis en cuya creación ellos jugaron un importante papel

¿Cómo contribuyó el Estado al actual desastre financiero? Déjeme hacer una lista. Además de las leyes federales que obligan a las entidades crediticias a prestar a personas a las que de otra forma no prestarían, y en lugares en los que de lo contrario no invertirían, los gobiernos estatal y local han restringido en varias partes del país la vivienda nueva de manera tan severa que han provocado un incremento astronómico de los precios de las casas, lo cual ha llevado a muchas personas a recurrir a la "financiación creativa" para adquirir esas viviendas artificialmente encarecidas.

Mientras tanto, el Sistema de la Reserva Federal redujo, sin encomendarse a nadie, los tipos de interés hasta niveles tan bajos que la "financiación creativa", con préstamos hipotecarios sin entrada, permitió que la gente comprara viviendas que en otras circunstancias no se podría permitir. Pero nada es gratis. Los préstamos hipotecarios sin entrada en los que el prestatario abona solamente el interés durante un período de tiempo fijo no duran indefinidamente. Tras unos cuantos años, estos préstamos exigen al prestatario empezar a amortizar parte del valor, lo que significa que los plazos mensuales de la hipoteca empiezan a subir.

Puesto que todo el mundo sabía que los tipos extremadamente bajos del Sistema de la Reserva Federal no iban a durar siempre, gran parte de la "financiación creativa" implicaba hipotecas de tipo variable en las que el interés cobrado por el prestamista crece según lo hacen los de la economía en su conjunto. En el mercado inmobiliario, un cambio de un par de puntos porcentuales en el tipo de interés puede suponer una enorme diferencia en el plazo mensual de la hipoteca. En el caso de alguien que compra una casa que cuesta medio millón de dólares, que en muchas partes de la costa de California puede ser una casa muy pequeña, la diferencia entre pagar un interés del 4% y uno del 6% equivale a más de 7.000 dólares al año. En el caso de personas que han tenido que ajustarse el cinturón para comprar una casa, un incremento de 7.000 dólares al año en sus plazos de la hipoteca puede ser suficiente para llevarles al límite de sus recursos financieros. En otras palabras, las leyes y políticas gubernamentales en los niveles federal, estatal y local han tenido el efecto neto de poner en situación extremadamente vulnerable tanto a prestamistas como a prestatarios.

Aun así, cuando la situación empieza a no dar más de sí, la primera reacción en los círculos políticos y en los medios ha sido recurrir al Estado para solucionar este problema porque, como siempre, se proclama que ha habido un fallo del mercado, un fallo de los prestamistas y de todo el mundo excepto de aquellos políticos que desde el principio dieron lugar a esta peligrosa situación. A menudo los mercados son culpados de trasladar una realidad que no fue creada por ellos. Por ejemplo, el hecho de que "los pobres paguen más" por lo que compran en tiendas de vecindarios de escasos recursos es achacado con frecuencia a aquellos que dirigen estas tiendas, en lugar de a los que crean costes extras a través de la criminalidad, el vandalismo o los disturbios. Si los propietarios de pequeños comercios estuvieran haciendo su agosto, las grandes cadenas comerciales se lanzarían a por su parte del pastel en lugar de evitar como la peste los vecindarios marginales.

Los mercados también fueron culpados de la Gran Depresión de los años 30, y así los políticos del New Deal fueron laureados por sacarnos de ella. Pero cantidades cada vez más ingentes de economistas e historiadores han llegado a la conclusión de que fue la intervención del Estado lo que prolongó la Gran Depresión durante más tiempo que las demás depresiones durante las que el Gobierno no hizo nada. El desplome de la bolsa de 1987 fue por lo menos igual que la quiebra de 1929. Pero en lugar de acompañarse de una Gran Depresión, el desplome de 1987 fue seguido de 20 años de crecimiento económico con baja inflación y un índice de paro bajo.

A pesar del enojo de los medios de comunicación por la renuncia del Gobierno a ejercer su responsabilidad (versión de los sectores progresistas), en 1987 la administración Reagan no hizo nada. Pero nada es precisamente lo que era necesario hacer para que los mercados se pudieran ajustar. Lo último que los políticos harán en un año electoral es nada. De manera que podemos contar con todo tipo de "soluciones" por parte de ambos partidos. Al igual que la mayor parte de las soluciones políticas, es probable que ésta empeore las cosas.

En Libre Mercado

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