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José Antonio Martínez-Abarca

No ha habido burbuja inmobiliaria

Pero resulta que sí había burbuja inmobiliaria, que el margen comercial o lo que fuera no era tan bajo, que lo que valía cien vale cero porque es exactamente el precio que ahora la gente está dispuesta a pagar

No hará un año que el presidente de la asociación de promotores inmobiliarios de un sitio que no diré me explicaba las razones por las cuales no había ni podía haber jamás de los nuncases una burbuja inmobiliaria. "No existe burbuja inmobiliaria. ¿Burbuja, yo? ¡En serio! Mira, el suelo urbanizable siempre es escaso, porque los ayuntamientos especulan con él, un precio que necesariamente hay que trasladarlo luego al edificio, lo cual se une a lo que nos cuesta a los promotores las licencias, los materiales y la mano de obra: al final lo que paga el comprador por su vivienda, aunque te parezca exorbitante, está muy cerca de lo que nos gastamos los promotores en construirla, nuestro margen comercial es bajo, con lo cual el precio final de las viviendas se podrá mantener, nunca bajar. Desengáñate, no va a bajar".

Pero resulta que sí había burbuja inmobiliaria, que el margen comercial o lo que fuera no era tan bajo, que lo que valía cien vale cero porque es exactamente el precio que ahora la gente está dispuesta a pagar, que todo lo que el don presidente de la asociación de promotores inmobiliarios me decía era bullshit o bosta bovina, palabrería y timo, crecepelo y estafa (¡y eso a mí, que no iba a comprarle ningún piso: qué no les contaría a los que sí acudían a comprárselo!). Lo único que han conseguido esos tipos que ponían cara de pena echándole la culpa a la Providencia cuando se les afeaba lo estratosférico del mercado de viviendas es que, a partir de ahora, entraremos en las expendedurías de productos inmobiliarios con la misma confianza con que podríamos entrar en el colmado que había en los bajos de la 13, Rue del Percebe de los tebeos, que vendía garbanzos con pedruscos para que pesaran más.

Afortunadamente, no todos los señores del ladrillo del mundo mundial se han comportado así. Hay promotoras cuyos productos, incluso durante la máxima hinchazón de la burbuja, han tenido siempre buena relación calidad/precio, como Polaris World y otras similares cuya idea fundacional de traerse a media Europa del Norte a vivir aquí sigue siendo válida, ahora más que nunca. Serán las que primero salgan de la crisis (tentado estoy de escribir que espero que sean las únicas que salgan de la crisis). Pero éstos son pocos. Los demás, con no poca soberbia de aprovechados, guardan silencio debajo del agua sin vender una escoba pero sin bajar un duro de lo que no tiene colocación en el mercado y esperando a que el año que viene escampe, sin terminar de aceptar su responsabilidad en la creación de esta ilusión óptica colectiva, por darle una piadosa definición a lo que en realidad ha sido el timo de la estampita globalizado. Déme usted billetes de banco a cambio de estos de autobús.

En Libre Mercado

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