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Gabriel Calzada

Cumbre de payasos

¿Pudo algún mandatario europeo evitar reírse del presidente español en las actuales circunstancias? Las carcajadas debieron ser sonoras cuando recordaban aquello de que hablar de crisis era –en mayo de este año– "antipatriótico, inaceptable y demagógico".

En la tarde del domingo 12 de octubre se produjo una de las reuniones más divertidas del año. Los 15 jefes de Estado y de Gobierno de los países que componen Eurolandia se juntaron en la capital francesa para tomarse unas cañitas y echarse unas risas mientras discutían la adopción de medidas frente a la crisis financiera internacional. Se reirán unos de otros porque la autoadmiración que se profesan les impide reírse de sí mismos. Nicolás Sarkozy fue el encargado de poner orden en este tronchante encuentro en el que, sin duda alguna, Zapatero fue uno de los protagonistas. ¿Pudo algún mandatario europeo evitar reírse del presidente español en las actuales circunstancias? ¡Imposible! Las carcajadas debieron ser sonoras cuando recordaban aquello de que hablar de crisis era –en mayo de este año– "antipatriótico, inaceptable y demagógico". El mismo Zapatero que afirmaba hace semanas que los españoles estábamos en el mejor barco para sortear la crisis provocada por Bush acude ahora a París tras aprobar deprisa y corriendo un plan "no necesario" (¡sic!) para comprar activos de la banca por 50.000 millones de euros. Yo es que me parto sin necesidad de estar en París.

Pero Zapatero no fue el único payaso de la cita. Hasta allí también se desplazó Ángela Merkel. La maquinista de la locomotora europea llegó a Francia anunciando a gritos la nacionalización de la banca germana y pidiendo que se hiciera lo mismo con la europea después de haber estado proclamando durante meses que "en Alemania no había peligro de recesión". Tampoco faltó a la cita Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea. Sin él la reunión no hubiese sido ni la mitad de tronchante. Me la juego a que nadie pudo evitar recordar que bien entrado el año 2008, Barroso seguía diciendo a los ministros de Economía y Finanzas del Eurogrupo que la crisis "no tendría consecuencias drásticas para la Unión Europea".

El presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, no quiso perderse esta desternillante cumbre sin quizás darse cuenta de que él sería el principal hazmerreír de la velada. Y es que cómo no iban los invitados a recordar que a principios de año Trichet "descartaba una crisis inmobiliaria en la Unión Europea". Este señor es la monda. Cuando ya no tuvo más remedio que reconocer que la crisis nos había tocado de lleno sólo se le ocurrió culpar a los Estados Unidos.

Lo que me choca es que Sarkozy no invitara a Joaquín Almunia. Su presencia hubiese permitido risotadas espectaculares. Hubiese bastado que alguien le recordara al comisario europeo su previsión oficial de finales de diciembre del año pasado asegurando con rotundidad que "descartaba crisis económica en 2008" para que las carcajadas se escucharan por todo el Sena.

Lo grave es que estos payasos del circo político europeo, que son quienes han provocado la crisis en la que estamos a través de sus políticas y regulaciones sobre nuestro intervenido sistema financiero, sean quienes vayan a diseñar un plan de salvación. Eso ya no debería hacer gracia a nadie.

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