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Guillermo Dupuy

Cómo sacar más dinero a los conductores

Si prácticamente todos los conductores españoles suspenderíamos el examen teórico de conducir, quienes quedan descalificados no somos los conductores, sino quienes hacen las encuestas o unos exámenes cuyo nivel de exigencia dejaría vacías las carreteras.

Es algo de sobra conocido en la historia y en la ciencia económica que los grupos de interés, formados por políticos, empresarios o una mezcla de quienes intervienen directa o indirectamente en los procesos económicos, juegan un papel relevante en el diseño y la aplicación de los esquemas regulatorios

En casi todos los ámbitos se pueden encontrar estos "buscadores de renta" que tratan de utilizar el poder coactivo del Estado en su propio beneficio, invocando –claro está– el cacareado "interés general". Tal es el caso de la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE), que, con el apoyo del Instituto de Tráfico y Seguridad Vial de la Universidad de Valencia, acaba de hacer pública una encuesta sobre los conductores españoles lo suficientemente aterradora como para pedir a las autoridades que obliguen a los conductores a pasar cada cierto tiempo un nuevo examen y, si no lo superan, obligarlos a realizar cursos de reciclaje. Y es que, según este estudio tan sumamente "desinteresado", nada menos que un 96,5% de los españoles que ya conducen no aprobaría el examen teórico para el carné si lo tuvieran que hacer de nuevo.

Creo que fue Benjamín Disraeli quien graduó la mentira en tres tipos: "las mentiras, las malditas mentiras y las estadísticas". Yo, por mi parte, me limito a decir que si esa trola en forma de encuesta fuera verdad, no se entiende que el grado de siniestralidad en España no esté por las nubes, o que las aseguradoras no hayan puesto el grito –y el precio– en el cielo por tener que cubrir, a precios relativamente moderados, tal cantidad de temerarios al volante.

Si prácticamente todos los conductores españoles suspenderíamos el examen teórico de conducir, tal y como asegura la encuesta de marras, quienes quedan descalificados no somos los conductores, sino quienes hacen las encuestas o unos exámenes cuyo nivel de exigencia dejaría vacías las carreteras españolas.

El tiempo transcurrido, el olvido y algunos cambios y novedades en la normativa son algunas de las razones con las que el presidente de la CNAE ha justificado sus lucrativas y coactivas pretensiones a la hora de obligarnos a volver a pasar el examen –y por caja– ,"del mismo modo que lo hacen quienes quieren recuperar puntos del permiso o quienes han agotado todo el crédito de este". Sin embargo, no hay área del conocimiento ni título académico que no estén expuestos al tiempo, al olvido o a nuevos descubrimientos. ¿Tendríamos por ello que volver a examinarnos, de manera preventiva, de unos estudios que ya tenemos acreditados?

Que estamos ante un caso típico de "buscadores de renta" nos lo demuestra también el presidente de la CNAE al mostrar su disconformidad por el hecho de que ahora no es necesario para obtener el carné "pasar por la autoescuela para presentarse al examen y aprobarlo".

La benefactora voracidad del Estado y de sus asociados ya nos exprime a los conductores bastante, con sus IVAs, con su impuestos de circulación, con sus recaudatorias y paternalistas limitaciones y controles de velocidad, por no hablar de las mafias y abusos entorno a la ITV, que merecerían un articulo aparte.

Ahora falta por ver si a estos buscadores de renta se le unen esa cantidad suficiente de tontos útiles, que siempre es necesaria para que los intereses de aquellos imperen en el decisivo terreno de las ideas. Ya verán como no les van a faltar; naturalmente, por nuestro bien y por nuestra seguridad.

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