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José García Domínguez

El Lenin de Baqueira Beret

A diferencia de lo que ocurre en España no va a haber ni en Europa ni en América un solo euro extra con destino a la pandilla de inútiles que ha estado a punto de llevarse por delante la economía mundial. Ni un céntimo. Nada. Qué barbaridad.

A medida que se acercan las elecciones gallegas y vascas, el sistema financiero más sólido del mundo agota la paciencia de Miguel Sebastián, a la sazón el rostro más compacto del Universo. Al parecer, lo que le pediría el cuerpo al jefe del clan Intermoney sería calzarse la boina del Che Guevara y fusilar a Narcís Serra, mandamás de Caixa Catalunya, junto a Goyo Rojo, hermanísimo del presidente del Senado y baranda de Caja Vital, entre otros notorios explotadores del proletariado. Y eso, sólo de entremés; para empezar a hacer boca, vaya.

Qué horrible pánico deben sufrir a estas horas los grandes de las finanzas ante la incontenible ira del Lenin de Baqueira Beret, que también así se le conoce desde que prometió no volver a esquiar en los Alpes p´ayudar, que diría don Mariano. Tremendo, el compañero ministro. Compromiso se llamaba antes a lo suyo. Y es que desde que Marx se fundió todita la herencia paterna en armas para la revolución liberal en Prusia, no se había visto sacrificio igual por la causa. Un bolchevique de mucho cuidado, este Miguel.

Sin embargo, ¿qué deben pensar Bush, Merkel o Sarkozy del temible camarada Sebastián? Porque resulta que esos repugnantes neocon, sumisos criados de las multinacionales y despreciables siervos del capital monopolista, lejos de impedir que los pobres banqueros que recibieron dinero público a mares resultasen "estigmatizados", han permitido que los nombres de sus entidades aparecieran en las primeras páginas de todos los periódicos. Y siendo grave la afrenta, no piense el lector que ha quedado ahí la cosa. Porque, encima, semejantes lacayos de la patronal han prohibido por ley todos los sobresueldos de los directivos de las entidades que se hayan agarrado al salvavidas financiero de los contribuyentes.

A diferencia de lo que ocurre en España, pues, no va a haber ni en Europa ni en América un solo euro extra con destino a la pandilla de inútiles que ha estado a punto de llevarse por delante la economía mundial. Ni un céntimo. Nada. Qué barbaridad. Cómo son esos reaccionarios de por ahí fuera. Qué diferencia con el feroz camarada Miguel y el rojazo deZetapé, el que cada verano se planta en la romería ésa de los mineros a marcarse la foto puño en alto y entonando la Internacional. "¡Arriba parias de la Tierra! ¡En pie famélica legión!". Uf, qué miedo más grande, madre.

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