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EDITORIAL

Mafo, el "neocon"

Frente a las malvadas soluciones neoconservadoras a la crisis, Zapatero propone, por el contrario, apoyar la "sostenibilidad ambiental", que es tanto como decir que para protegernos de un terremoto tenemos que estudiar taquigrafía.

Es sobradamente conocido que la estrategia de Zapatero para quitarse de encima cualquier responsabilidad sobre la crisis que padecemos pasa por echarle todas las culpas al neoconservadurismo estadounidense. Al fin y al cabo, el grueso de su campaña electoral y de su casi nulo discurso político lo basó en una oposición a Bush, a la guerra de Irak y a los Estados Unidos. Por tanto, que la crisis actual tuviera su epicentro al otro lado del Atlántico le brindaba una oportunidad de lujo para endilgarle también este muerto a su archienemigo.

Con independencia de que Bush sí haya tenido alguna responsabilidad en la génesis de la situación actual (debido a los desbocados déficits públicos en los que incurrió), lo cierto es que atribuir la actual crisis al neoconservadurismo sólo muestra una completa ignorancia política y económica. Al fin y al cabo, ha habido crisis económicas desde hace más de dos siglos y no parece que Bush haya estado siempre ahí.

Pero pese al evidente ridículo en el que deliberadamente incurre, a Zapatero le resulta muy fácil rehuir cualquier crítica tildando y despreciando las alternativas a sus ideas como "neoconservadoras". No hay que analizar o valorar las consecuencias de las distintas políticas económicas; como un niño de preescolar le basta con ensalzar a unas como "buenas" y con rebajar a otras como "malas".

La última ocasión en la que el presidente del Gobierno ha recurrido a este automatismo simplista ha sido para menospreciar la sugerencia de liberalizar el mercado laboral realizada por su antiguo secretario de Estado de Economía al que él mismo ascendió a gobernador del Banco de España.

De acuerdo con Miguel Ángel Fernández Ordóñez, la mejor manera de proteger a los desempleados no es garantizarles un subsidio, sino favoreciendo que encuentren un nuevo puesto de trabajo. Y esto sólo se logrará si el Gobierno acepta de una vez que tiene que liberalizar el mercado de trabajo.

Los socialistas siempre se olvidan de que imponer elevados costes al despido equivale a crear grandes barreras a la contratación. El coste del despido es un precio que el empresario tiene en cuenta a la hora de valorar si conviene incluir a un trabajador a su plantilla o, en cambio, no hacerlo. No en vano, aquellos países de la OCDE donde la supuesta protección al desvalido "proletario" es mayor, también son los países donde los trabajadores tienen más miedo a ser despedidos: son conscientes de que una vez pierdan su empleo, les será tremendamente complicado recuperarlo.

Zapatero y su equipo económico no quieren entender esto. Les resulta más fácil instalarse en la demagogia "anti-neoconservadora" para justificar el fracaso de sus políticas socialdemócratas. Sin embargo, España es el país del mundo desarrollado que más empleo está destruyendo y no parece que aquí haya gobernado Bush durante los últimos cinco años. Aun cuando la crisis fuera culpa del ex presidente de Estados Unidos, difícilmente puede responsabilizársele de nuestra tasa de paro del 15%.

Frente a las malvadas soluciones neoconservadoras a la crisis, Zapatero propone, por el contrario, apoyar la "sostenibilidad ambiental", que es tanto como decir que para protegernos de un terremoto tenemos que estudiar taquigrafía. Poca o ninguna relación existe entre unos supuestos problemas del medioambiente y la crisis que padece nuestra economía, pero ello no obsta, claro está, para continuar deslizándose por el desfiladero de la demagogia y ofrecer una sonrisa progre frente a cualquier adversidad.

El problema es que la incompetencia y la moralina de Zapatero las terminamos sufriendo todos los españoles, especialmente aquellos que han perdido su empleo y que debido a la cerrilidad de nuestro presidente del Gobierno son incapaces de encontrar otro. Incluso Mafo, un fiel hombre de partido, ha terminado saltando ante el drama que sufren los españoles frente a la terca, visionaria, arrogante y falaz superioridad ideológica del Gobierno.

Tanto se preocupa el PSOE por los trabajadores que terminará pagándoles a todos unas forzosas vacaciones a costa de hipotecar el futuro de toda la economía. Eso sí, los neoconservadores, encabezados por Mafo en España, serán los responsables. Qué duda cabe.

En Libre Mercado

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