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Emilio J. González

Krugman deja sin discurso a ZP

Lo que hace Paul Krugman es una crítica abierta a la política económica de ZP desde que llegó al poder en 2004, algo que deja en evidencia al presidente del Gobierno.

Es triste que a estas alturas de la vida tengamos que esperar a que venga un economista extranjero de renombre, en este caso el último Nobel de Economía, Paul Krugman, y manifieste su opinión sobre los problemas de la economía española para que ocupe los principales titulares de los medios de comunicación y el Gobierno reaccione, aunque lo haga mal. Porque Paul Krugman no dice demasiadas cosas nuevas que no hayan manifestado antes otros economistas españoles, con la excepción de su cálculo de la necesidad de que los precios y los salarios bajen un 15%, un porcentaje que puede resultar discutible. Pero más triste aún es que el Ejecutivo responda como lo ha hecho Zapatero, reuniéndose con el profesor de Princeton para tratar de venderle su Plan E, que no es más que una tomadura de pelo y un derroche de recursos que vamos a pagar muy caro, pero negándose, una vez más, a aceptar la realidad.

No me cabe la menor duda acerca de lo mucho que le puede haber molestado a Zapatero que Krugman dijera que España tiene por delante cinco o seis años de crisis ­–aun cuando la Unión Europea se recupere antes–, que estamos condenados a la deflación y que o recortamos los salarios o aquí tenemos paro para largo, dejando sin discurso a ZP. Después de que el presidente del Gobierno y su equipo pusieran todo su empeño en tratar de convencernos de lo que nadie se cree, esto es, que la caída de la economía española terminará en 2010 y después vendrá una vigorosa fase de recuperación, después de que se hartaran de eludir sus responsabilidades acusando al PP de no arrimar el hombro para resolver la crisis, sólo porque, con muy buen criterio, los de Mariano Rajoy no quieren ser cómplices de las tropelías económicas de ZP ni dar cobertura a las mismas; después de todo esto, ahora viene uno de los economistas más mimados por el Partido Demócrata estadounidense y uno de los escritores económicos más populares a nivel mundial y desmonta en una sola conferencia, en Sevilla, para más inri, toda la estrategia de marketing político de Moncloa. Lo de Krugman, en resumen, ha sido decir que el rey está desnudo, como en el cuento, y eso no ha gustado en el PSOE y sus aledaños.

Yo no sé si esos cálculos que hace Krugman son correctos o no, pero lo que sí es cierto es que el fondo de su análisis es correcto, como ya hemos dicho más de uno y más de una vez en Libertad Digital. España, con el euro, no puede devaluar, por lo que en una crisis como la actual, si nuestro país no puede contar con esa posibilidad, todo el ajuste va a recaer sobre la producción y el empleo, salvo que caigan los salarios y los precios. No obstante, este peligro se podría haber evitado en gran medida si Zapatero y los suyos hubieran continuado por la senda de las reformas estructurales que inició el PP. Pero como a Zapatero, en el fondo, esto de la economía le importa un carajo y lo que quiere es hacer política, las reformas se frenaron en seco y ahora estamos en la que estamos. Implícitamente, lo que dice Paul Krugman es una crítica abierta a la política económica de ZP desde que llegó al poder en 2004, lo que deja en evidencia al presidente del Gobierno.

No obstante, Zapatero podría haber aprovechado las palabras de Krugman, poco sospechoso de querer favorecer a la patronal española o al PP, para, con ellas como excusa, empezar a tomar las medidas que necesita este país. Cualquier político medianamente avispado, sabiendo la que está cayendo y por qué pasa lo que pasa, habría tratado de crear un estado favorable en la opinión pública para buscar su apoyo a unas reformas que, tarde o temprano, habrá que poner en marcha. Por desgracia, Zapatero ha demostrado que sigue como siempre, sin querer escuchar a nadie que diga lo que él no quiere oír y en lugar de aprovechar para coger el toro por los cuernos, o al menos para sentarse a reflexionar acerca de cuán equivocado es el camino que viene siguiendo, no se le ha ocurrido nada mejor que tratar de convencer a Krugman de las bondades de su mal llamada política económica y de su bienhacer pretendiendo conn el Plan E, esa especie de panacea universal, de bálsamo de Fierabrás que cura todos los males de la economía española. Así, desde luego, tenemos crisis para rato, sin necesidad de que Krugman venga por estos pagos a advertírnoslo, porque con un Gobierno empeñado en negar la realidad por activa y por pasiva, en no querer comprender la verdadera naturaleza de los muy graves problemas que sufrimos, tenemos crisis para largo, incluso para mucho más de lo que estima Krugman, que ha demostrado cuan vacío es el discurso económico de ZP.

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