Y sin olvidar la repugnante cobardía de la oposición que, lejos de alarmar a la sociedad con las tropelías de estos zopencos, se limita a hacer una crítica moderada, dando visos de normalidad a la situación, todo con el propósito de no ser tachada de radical, ni de indisponerse con los nacionalistas, no sea que se tercie pactar con ellos para pillar sillón. Cerdos.
Que ZP se mueve entre las medias verdades y las mentiras rotundas ya no es ninguna novedad. Después de más de 5 años de gobierno sus actuaciones políticas son previsibles. En la economía –que la aprendió en dos tardes – su juego es muy sencillo: gastar en subvenciones y si falta dinero subir los impuestos directos e indirectos. Como tiene que dejar, antes de las próximas elecciones generales y según criterios de la UE, el déficit por debajo del 3 por ciento su razonamiento es muy sencillo: dividir la deuda entre los paganos y en tres años. ZP es un inepto peligroso, sabe manejar los tiempos, rodearse de corifeos, echar a los críticos de su partido, gobierno dúctil y maleable y tener en el bolsillo a los sindicatos, que los ha convertido en funcionarios del Estado. Su único objetivo es conservar el poder que se traduce en numero de votos: sumar todos los que comen del pesebre y le sale las cuentas. Su próxima actuación será aceptar lo que diga el tripartito catalán respecto a la sentencia del Constitucional y romper el pacto PP-PSE, decisiones necesarias para contabilizar los votos y tener mayoría. Mientras tanto el pueblo mira para otro lado: pan y circo. Comparar España con otras naciones es no tener presente la idiosincrasia y religiosidad (católica) de nuestro pueblo: más del 8 por ciento de analfabetos, más del 40 por ciento de analfabetos funcionales, más del 25 por ciento de los estudiantes no terminan la ESO, 17 politicas economicas y educativas, etc. Lo peor esta aun por llegar: Esto es un globo que se desinfla y volveremos a la realidad