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¡Mamá, quiero ser funcionario!

Los más de 100.000 empleos públicos creados en los últimos meses se han generado a costa de recortar recursos al sector privado, que es quien sostiene las finanzas públicas mediante el pago de impuestos y cotizaciones sociales.

Seron dijo el día 27 de Octubre de 2009 a las 12:49:

D. Lorenzo, la verdad es que me sorprende que alguien como usted sea capza de generalizar de esta manera con el asunto de los funcionarios. Son muchos los que trabajan bien y se esfuerzan en sus puestos, aunque a menudo la imagen que se da de ellos sea la de ociosos amargados que disfrutan haciendo sufrir al contribuyente. Creo que es demasiado reduccionista su reflexión.

Mao dijo el día 27 de Octubre de 2009 a las 11:52:

Lo que pasa es que la gente no es tonta. Si trabajas menos horas, con menos intensidad, con un puesto de más estabilidad, muchas veces con más medios a tu disposición, y con unos sueldos equiparables (y muchas veces más altos) que los del sector privado en empleos que realizan funciones análogas a las tuyas, no esperes que la gente se la juegue por nada.

si tuviéramos un mercado de trabajo dinámico donde la gente pudiera cambiar de trabajo con facilidad para mejorar su situación (como ocurre en los países verdaderamente desarrollados),

si los sueldos de puestos privados fueran más altos que los de puestos equivalentes en la administración (como ocurre en los países verdaderamente desarrollados),

si hubiera más respeto por la conciliación de vida familiar y laboral en el sector privado (como ocurre en los países verdaderamente desarrollados),

entonces sí que habría que exclamar admirados: "¿Qué le pasa a la juventud española?

Así que menos coña con la gente jóven, que bastante fastidiada está ya con tener que buscar las oportunidades y el respeto profesional en el extranjero.

loboe dijo el día 27 de Octubre de 2009 a las 09:14:

Por supuesto, "amén" a todo. No es nada nuevo, pero conviene recordarlo tres veces al día. Sin embargo, me permitiría una pequeña puntualización a la afirmación de que "esta visión .... está grabándose a fuego en la mente de la sociedad española".

En realidad y desafortunadamente, en España esa visión es tan antigua como el vino. Tradicionalemente, España ha sido un país donde los cargos públicos se han considerado una prebenda -lo contrario de un "cargo"- y era habitual su comercio. Es decir, su compra-venta como si se tratara de un bien mueble cualquiera. Por supuesto, el que pagaba por un "cargo" era porque esperaba lucrarse con él y recuperar la inversión en demasía.

Nada nuevo por tanto; el asunto ya se ha incorporado a nuestros genes. En realidad el gran problema es la duración indefinida de tales cargos; la práctica imposibilidad de que un funcionario pierda su condición de tal por mal que lo haga y la condición de "cortijo sin amo" de las oficinas públicas. Claro que este es un asunto tabú. En cuanto es sacado a la palestra, enseguida aparecen los corifeos de turno que agitan en fantasma de las cesantías del siglo IXX. Evidentemente, en la mentalidad de esos fulanos solo hay dos estados posibles para el ser humano: ser funcionario en activo o en espera de volver a serlo :-)

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