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La banca se juega 1 billón de euros en la quiebra de Grecia, Irlanda y Portugal

El default heleno abriría la puerta al de Irlanda y Portugal. La exposición de la banca internacional a estos tres países asciende a 990.000 millones.

La pregunta no es si Grecia quebrará o no sino cuándo lo hará oficial, tal y como avanzó LD el pasado año. La posible respuesta ya está encima de la mesa. Las autoridades europeas discutirán en la próxima cumbre de junio la reestructuración de la deuda helena en base al análisis de su situación económica, cuyas conclusiones están elaborando el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea (CE).

De este modo, si no hay cambios, todo apunta a que el primer default de un país miembro de la zona euro tendrá lugar en 2012. Las autoridades barajan distintos escenarios, que van desde la aplicación de quitas -de entre el 35% al 70%- hasta un retraso en los pagos a un máximo de 30 años. El problema es que la quiebra griega abriría la puerta a la adopción de una salida similar para Irlanda y Portugal. Así pues, se abriría un nuevo escenario caracterizado por la imposición de grandes pérdidas a los acreedores de estos países (bancos extranjeros).

La cuantía final del agujero dependería en todo caso de la negociación que suele caracterizar a este tipo de procesos, en donde se acuerdan tanto las quitas (descuentos de valor nominal sobre el bono) como los nuevos plazos de pago. Sin embargo, independientemente del resultado, las pérdidas para la banca internacional serán importantes a la vista de la exposición declarada (créditos concedidos) a estos tres países.

Según los últimos datos disponibles del Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés), la banca extranjera mantenía en sus balances créditos por un valor total de 990.000 millones de euros a Grecia, Irlanda y Portugal en el tercer trimestre de 2010, casi 1 billón de euros -equivalente al tamaño de la economía española-: unos 194.000 millones en el caso de Grecia, 571.000 millones en Irlanda y otros 225.000 en Portugal.

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Este crédito se distribuye, a su vez, en cuatro tipo de activos:

1. Deuda del sector público: créditos por valor de 102.000 millones de euros.

2. Créditos a la banca: 151.000 millones.

3. Créditos a empresas (sector privado no bancario): 416.000 millones de euros

4. Otras posiciones (derivados, garantías y compromisos): 319.000 millones.

La exposición de la banca internacional a la deuda pública de estos tres países es relativamente escasa en comparación con los créditos concedidos al sector privado (bancos y empresas). Sin embargo, cabe recordar que una reestructuración de deuda soberana impactaría con fuerza sobre un gran número de empresas, bancos y particulares debido al gran peso del Estado sobre la economía de estos países.

En el caso de Portugal y Grecia el tamaño del sector público respecto al PIB se aproxima al 50%, mientras que en el caso de Irlanda su gran problema radica en el enorme peso de su banca (nacionalizada). De ahí, precisamente, que el BIS tome como referencia la exposición total de la banca extranjera a sus economías (sector público y privado) a fin de estimar el posible impacto de un default soberano.

Los más afectados

La banca más afectada por la quiebra de Grecia, Irlanda y Portugal sería, por este orden, la de Alemania (con una exposición total de 228.000 millones de euros), Gran Bretaña (195.000), Francia (151.000), EEUU (143.000) y España (89.500 millones, concentrados básicamente en Portugal).

Además, a las pérdidas que sufriría la banca cabe sumar los créditos extraordinarios concedidos por los gobiernos europeos a Grecia, Irlanda y Portugal en base al Fondo de rescate creado el pasado mayo, aunque cabe señalar que no se han desembolsado todas las cuantías anunciadas -se otorgan por tramos y de forma periódica–. En este sentido, el Ejecutivo español, si finalmente se acuerda el rescate luso -en plena negociación-, ha comprometido préstamos por un valor total de unos 20.000 millones de euros.

Y todo ello, excluyendo la posible caída de España. Y es que, en este caso, la exposición de la banca extranjera asciende a 1,1 billones de dólares (más de 770.000 millones de euros), según los últimos datos. Dado su tamaño, la mayoría de analistas coincide en que España es demasiado grande para caer, ya que pondría en cuestión la supervivencia misma del euro.

Reducción de exposición

En definitiva, la banca internacional se juega casi 1 billón de euros en la quiebra de Grecia, Irlanda y Portugal. Una exposición mayúscula, si bien la banca se ha ido desprendiendo paulatinamente de activos ubicados en estos tres países -y también en España- desde que estalló la crisis de deuda soberana, a principios de 2010.

Así, según el BIS, los activos exteriores declarados frente a estos cuatro países -incluyendo a España- "se redujeron ligeramente durante el tercer trimestre de 2010. La mayor parte de la disminución total, por importe de 39.000 millones de dólares (2,4% interanual), se debió a la reducción de 23.000 millones (5%) en los activos interbancarios. También se redujeron en 15.000 millones de dólares (1,7%) los activos exteriores frente al sector privado no bancario. En cambio, los activos exteriores frente al sector público prácticamente no experimentaron variación".

El informe añade que "las respectivas reducciones de 3.200 millones de dólares (2%) y 24.000 millones de dólares (4,5%) en los activos exteriores frente a Grecia e Irlanda se debieron, sobre todo, a la contracción en los activos declarados frente al sector privado no bancario. En cambio, el componente interbancario fue el principal factor de las mermas en los activos exteriores frente a España (8.800 millones de dólares, el 1,2%) y Portugal (2.900 millones de dólares, el 1,4%)".

Por último, "la mayor parte de los sistemas bancarios acusaron pequeños retrocesos en sus activos exteriores frente a Grecia, Irlanda, Portugal y España. La mayor reducción (10.000 millones de dólares, el 8,7%) en los activos exteriores frente a ese grupo de países la registraron los bancos estadounidenses, debido sobre todo a la contracción de activos frente a bancos ubicados en España e Irlanda", indica.

"Los activos exteriores de bancos franceses y alemanes frente a esos cuatro países también disminuyeron en 4.000 millones de dólares (1,4%) y 3.100 millones (0,8%), respectivamente. Todo ello muestra la creciente desconfianza hacia estos países por parte de los inversores desde que estalló la crisis de deuda en la eurozona.

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