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Una 'lección' para Matt Damon

Incluso en periódicos, televisiones o radios con una línea editorial de centro derecha, es muy frecuente encontrarse con una mayoría de redactores, reporteros y corresponsales abiertamente intervencionistas.

lag dijo el día 17 de Noviembre de 2011 a las 22:47:

Gusy, abundando en ese gusto de los intelectuales por las utopías (finalmente genocidas, pues como dijo aquel ex-revolucionario: "La utopía es la antesala del crimen"), aquí esto del libro de Mª Teresa Glez. Coertés, "Los monstruos políticos de la modernidad":

http://www.literaturas.com/v010/sec0811/libros_res...


"Pero ¿por qué hacer hincapié en la deriva genocida de las ideologías contemporáneas? Porque el despotismo y la tiranía no fue solo un recurso en el que cayeron con facilidad los líderes del pasado. Asimismo, constituyeron el ideal político de la clase intelectual europea, pues durante 150 años buen número de pensadores y filósofos prefirieron, como demuestra la autora, adentrarse en los caminos platónicos de la ficción y materializar sus proyectos políticos de transformación al margen y por encima del respeto a la vida de las personas. De este modo, “desde Campanella a Weitling, desde Morelly a los sant-simonianos, desde Winstanley a Marx, desde Robespierre a Nin..., la dictadura ha sido un elemento consustancial de las utopías revolucionarias”



josecho6 dijo el día 17 de Noviembre de 2011 a las 14:24:

Pues yo he oído que existen actores (y actrices) que llegan a cobrar varios milllones de dólares por sus trabajos, mientras otros actores y actrices viven miserablemente a salto de mata.

Urge una regulación del mercado laboral de actores y actrices. No pueden darse semejantes diferencias. Que les quiten los millones a Matt, a Moore, a Sarandon etc etc y los reparte en igualdad con los desfavorecidos de la farándula.

¿regulación, regulación YA!

Gusy dijo el día 17 de Noviembre de 2011 a las 11:06:

Muy de acuerdo con "lag".

El rebaño no quiere imprevistos. Necesita seguridad. Le dá miedo el futuro. Necesita un horóscopo, una guia, un camino. Aborrece todo lo que suponga incertidumbre, y la libertad les espanta.

Están deseando ser sometidos.

Así de claro y asi de terrible.

Ferminat dijo el día 17 de Noviembre de 2011 a las 09:01:

Gran artículo, estoy totalmente de acuerdo. Estos días he tenido que ver informativos de A3 y T5 y te quedas pasmado de cómo cuentan las cosas.

lag dijo el día 17 de Noviembre de 2011 a las 01:20:

El "intelectual" quiere entender la realidad y el mundo y, especialmente, influir en los que deciden. Pero el mundo, la realidad son complejos, especialmente el Mercado, que se desarrolla en un medio diverso y disperso, con múltiples y variados centros de decisión continua: es el orden extenso, espontáneo de que habla Hayek y otros.

Al intelectual ese mundo y esa realidad le incomodan pues le parecen desordenados, imprevisibles y caóticos. Por eso le gustan las utopías propuestas y propaladas por la "izquierda, donde impera el orden, la organización, donde desde pocos y reconocibles centros de poder y de decisión tratan de ajustar, al coste que sea, el comportamiento de los seres humanos, de la sociedad a lo que el decisor, el Jefe considera bueno.

El intelectual quiere un mundo piramidal, cuartelero, donde unos pocos, esclarecidos e ilustrados, mandan por el "bien común" de la sociedad, y ésta, obedece. Un punto (gordo) con la esclarecida pequeña oligarquía, con un Jefe a la cabeza (sea éste Stalin, Kennedy u Obama) y un gran plano horizontal con todos los individuos de la sociedad participando de una misma y gran igualdad.

El intelectual se ve en esa oligarquía esclarecida e ilustrada o pretende influir en ella. Ni Mecánica Cuántica, ni Pincipio de Incertidumbre: todo bien determinado y ajustado a planes previos, donde a cada estímulo corresponde una respuesta según lo previsto.

El intelectual, finalmente, es un soberbio y un ignorante; y capaz de ser "de los peores" con tal de mandar "para el bien de la sociedad"(capítulo 10 de "Camino de servidumbre", de Hayek)..

Un repaso a "El pasado de una ilusión", de François Furet, nos da múltiples ejemplos de notables intelectuales que sirvieron perrunamente a Stalin y su utopía --convertida en pesadilla--bien organizada y ordenada (o con pretensiones de ello). Esa utopía a la que sirvieron costó cien millones de muertes violentas.