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¿Es excluyente un mercado libre?

Cuando la izquierda reclama un mayor estatismo para favorecer la integración social en realidad está promoviendo una mayor disolución de los lazos privados que de verdad cohesionan la sociedad.

HoPin dijo el día 15 de Abril de 2012 a las 20:46:

A loboe, en absoluto es tan endeble el argumento de Rothbard, más bien lo endeble es mi explicación ¡¡¡ Espero que Rallo lo pueda explicar con más extensión -tampoco es cuestión de usurpar los comentarios- y más claridad.

gracian dijo el día 15 de Abril de 2012 a las 12:52:

Rallo.

No pierda el tiempo. Es un bien escaso. Aunque menos que los liberales me temo.

El premio se lo han dado a Vd. Y se ha hecho justicia.

Aunque al parecer alguno pese a tener más de 40, se daba ya ganador quizá por su militancia "solidaria" entre los agradaores del poder

loboe dijo el día 15 de Abril de 2012 a las 10:15:

HoPin:

Respecto a tu respuesta, supongo que efectivamente, la contabilidad analítica podría tener algún problema para establecer esos precios internos en ausencia de referencias externas. Aunque técnicamente no tendría que ser necesariamente así, y si ese es todo el argumento del mentado Rothbard al respecto, me parece ciertamente endeble.

En cualquier caso, te agradezco tu respuesta. Siempre es reconfortante pensar que no divaga uno demasiadas tonterías.

Salu2.

HoPin dijo el día 14 de Abril de 2012 a las 23:11:

Loboe, me permito contestarte a tu interesante pregunta. La respuesta la consolidó Rothbard. Creo recordar que Rothbard no es economista de cabecero de Rallo, pero supongo que sí que en este particular estará de acuerdo. Rothbard hablaba de los costes de coordinación y de los precios de transferencia. Si el precio real de cualquier bien solo se puede determinar en el mercado, una empresa enorme llegará un momento que los servicios o bienes que se presten dentro de la propia empresa no tendrán una referencia de mercado, lo que les llevará a no tener una clara referencia de sus beneficios o pérdidas. Lo que Rothbard indicaba es que una empresa lo suficientemente grande pierde tal cantidad de información sobre los precios internos que acaba siendo ingobernable.

Pero coincido contigo en que sería interesantísimo que Rallo aclarara este asunto, que, sin duda, es una de las críticas más actuales al capitalismo.

loboe dijo el día 14 de Abril de 2012 a las 22:20:

D.Juan:

Estupendo artículo, tanto en su contenido como en su enfoque. En especial me ha gustado cómo desmonta esa falacia en la que se presupone que las las crisis económicas que periódicamente sufre el capitalismo, sean debidas a este. Cuando en realidad, como en el caso de la actual crisis del ladrillo, son debidas al empecinemiento de las fuerzas intervencionistas en neutralizar lo que de otra forma sería una corrección espontánea y rápida del sistema a sus propias desviaciones.

Sin embargo, sí hay un punto que creo no está suficientemente estudiado y que constituye un rincón oscuro en el sistema de libre mercado y que me pregunto si sería o no, correctamente descrito por el famoso modelo de autoregulación de los corderos y los lobos en una isla desierta.

Me refiero a las consecuencias de la aplicación hasta el límite del mecanismo por el que el tamaño genera sinergias que a su vez pueden ser explotadas por grandes compañías, lo que les permite aumentar su tamaño, lo que genera nuevas sinergias que...

No discuto que estos hipotéticos gigantes -a veces no tan hipotéticos-, dejan espacios de actividad económica no cubiertos por ellos, en los que pueden coexistir actores económicos que aprovechen estos pequeños ecosistemas. Pero creo que el mundo libre se mueve cada día más en esta dirección que parece ser una constante natural como lo es la evolución de especies biológicas en formas más y más complejas.

No hace falta que le recuerde esas elefantiásicas corporaciones, en las que después de escarbar un poco, descubrimos que tanto el café que se toma en los espacios reservados para los "coffee break" como los coches sin conductor que utilizan sus ejecutivos al llegar a cualquier terminar aérea, son propiedad de la corporación.

Hasta ahora, por ejemplo en USA, el conocido mecanismo antimonopolio (Ley Sherman y enmiendas posteriores) ha sido el encargado de poner un poco de orden en este asunto, lo que en cualquier caso, supondría aceptar que en última instancia, el sistema necesita también de cierta regulación. Lo que aparte de repugnarme en lo personal, supondría dar pábulo a las teorías intervencionistas.

En fin, se trata solo de meras especulaciones de aficionado. Pero entiendo que quizás el asunto podría merecer de su atención en algún futuro artículo.

Salu2.

HoPin dijo el día 14 de Abril de 2012 a las 21:15:

A Amagi24. Comentas "La empatía hacia el infortunio humano no es “actividad de mercado” sino humanidad." ¿Acaso el mercado no es "humanidad"? ¿Qué hay más humano que dos personas libremente intercambien bienes?

¿Realmente crees que los 5 millones de parados son un fallo del mercado? El peso del Estado en la economía española supera holgadamente el 40%, ¿mercado libre?

Por cierto, me ha dado una patada en el estómago en mi anterior comentario la errata "falta arrogancia". Obviamente era "fatal arrogancia"

Amagi24 dijo el día 14 de Abril de 2012 a las 19:28:

Felicito al Sr. Rallo por el Julián Marías aunque no comparta gran parte del artículo. Creo que el mercado laboral falla: hay cinco millones de parados. La evidencia va siempre por delante de la teoría: con las “rigideces” había menos paro, el estado no debe ser el único problema.

La utopía de mercado austroliberal adolece de realismo pero no de imaginación. Sostener que “un mecanismo impersonal como el mercado” organiza y dirige la sociedad mejor que los propios seres humanos es desposeer al hombre de su propia humanidad y de la capacidad para realizar proyectos colectivos (desde familias a estados). ¿Cómo se puede conseguir un orden social únicamente desde una soberanía individual basada en la ganancia personal? Pretender que el orden espontaneo y autorregulado del mercado es el único marco dónde se realizan todas las aspiraciones, creencias y pasiones o que acaba con todos los conflictos y rivalidades de los seres humanos es ingenuo. ¿Cómo es que Dios ha tardado tanto en facilitarnos ese preciado don?

“No querer someterse al mercado equivale a querer imponerles al resto de personas la dictadura”. Es absurdo, cuando no totalitario, “someterse” a supuestas “leyes naturales” del mercado (formalizaciones de un mundo simplificado) como la Ley de Say (falsa, aunque el empresariado debe considerarla como si fuera verdad) o la Ley de la ventaja comparativa, simplificación del comercio internacional (estas leyes no explican por qué se tiran ingentes cantidades de comida o por qué los países en los que hay desnutrición y hambre son exportadores netos de alimentos). La empatía hacia el infortunio humano no es “actividad de mercado” sino humanidad.

Los liberales clásicos admiten al estado cuando los fines individuales no promuevan el bien común, no consideran que el mercado configure la libertad, sino que es la libertad la que posibilita el mercado. El mercado no ha surgido espontáneamente nunca en ningún lugar sino que fue creado por los estados-nación europeos y fue el estatismo de Friedrich List y Bismark el que salvaguardó al capitalismo industrial del anarquismo de mercado.

Saludos.

HoPin dijo el día 14 de Abril de 2012 a las 19:14:

El problema es que la vuelta atrás no parece posible en varias generaciones. No es ya la "falta arrogancia" del anticapitalismo, es quizá en mayor medida la castración del espíritu crítico del ser humano, al menos en la mayor parte del planeta.

Quizá solo un hundimiento aún mayor sea la única salida, pero las probabilidades estarían más a favor de un régimen aún más intervencionista que el actual.

Ojalá el mensaje de Rallo y muchos otros cale poco a poco y que algún mecenas como Thiel y algún emprendedor como Friedman consigan crear algún espacio de libertad.

Halsey dijo el día 14 de Abril de 2012 a las 16:57:

Pone: "En cuanto al primer temor, que las sociedades modernas operan con sobrecapacidad y que no hay espacio para todos los trabajadores, es necesario tener en mente lo que se ha conocido como "la ley de los mercados de Say"
Me parece que no está bien utilizado el término sobrecapacidad. Parece lo contrario :desutilización o similar.
Lo de la posibilidad de entrar en el mercado por las ventajas comparativas de cada uno está limitada por el malentendido del concepto de igualdad. La gente piensa que cada uno vale para todo y que se merece lo más alto. Todos iguales. Y su razonamiento, que considero muy realista y posibilista, choca con la ideología dominante. O al revés.

Mi ignorancia no tiene límites. Creo que su explicación sobre el ciclo económico justifica muy poco del mismo. Ciertamente no soy un experto en ese tema. Pero parecen desequilibrios de más largo alcance.

Vendeano dijo el día 14 de Abril de 2012 a las 12:01:

Un buen trabajo, don Juan Ramón, como todas sus exposiciones. Una muy buena puesta en claro de principios económicos básicos que se olvidan no tanto por desinterés sino, bien al contrario, por intereses bastardos que desvirtúan el legítimo por la verdad. La auténtica manera como funcionan las cosas, bien clara en muchos puntos desde hace mucho tiempo, ocultada por los que manejan la ignorancia y, como dice Revel, tienen en la mentira su fuerza.