Los funcionarios accedimos con una serie de condiciones, demostrando que éramos los mejores de todos los que nos presentábamos y decidimos tirar varios años de nuestra vida estudiando, precisamente porque había esas condiciones; si nos hubiesen dicho que el trabajo no era para toda la vida, yo no hubiese estudiado ni 3 minutos una oposición.
O sea que lo que se trata es de no cambiar las reglas del juego, de la seguridad jurídica, lo mismo que pedís en economía, lo mismo por lo cual se considera que lo que ha hecho la presidenta argentina con Repsol es una barbaridad, que es romper las reglas del juego, ahora quieren romper las reglas del juego con los funcionarios, y ¿de eso no os escandalizáis?
Y yo tampoco defiendo a los apesebrados ni asesores ni interinos, yo defiendo a los que son funcionarios de carrera, como yo, que hemos sudado tinta para demostrar que somos mejores que los demás, que tenemos mérito y capacidad.
Y descuidad que si el PP rompe las reglas del juego y modifica la legislación para echar funcionarios, ellos no echarán a ninguno porque se les levantarían los sindicatos, pero cuando lleguen los otros, echarán a patadas a todos los que no sean de los suyos y entonces ya sí, estará totalmente politizada la administración y llena de inútiles; sois tan imbéciles algunos que os pensáis que todos los funcionarios somos sociatas y sindicalistas, y eso ha cambiado mucho en los últimos años; como ejemplo, en mi oficina, calculo que más de la mitad votó al PP y otros dos, inclusive yo, votamos a UPD.
(aunque antes siempre había votado al PP, y en las autonómicas seguiré votando a Esperanza Aguirre)
Los sociatas apenas se atreven ya a hablar, cuando hace sólo 10 años, yo recuerdo que no podía decir que votaba al PP sin que me llamaran facha, ahora la gente lo dice tranquilamente y a quienes atacaban es a los pocos que se atrevieron a decir que iban a votar a rubalcaba en las últimas elecciones.
Señores funcionarios, su forma de razonar me da vergüenza.
Pero si tantos agravios tenían con los del ladrillo, pues hacen uso de uno de sus privilegios: Podían haber pedido una excedencia.
Lo demás puro ventilador.
Yo, como contribuyente, puedo criticar lo que me parezca a los funcionarios, porque yo intervengo en el pago de sus salarios, mientras que ellos no intervienen en el pago del mío. Por este motivo, ellos no tienen razón alguna para criticar a ningún trabajador de la empresa privada, ¡faltaría más! Con un agravante, que yo tengo que cooperar forzosamente a pagar sus salarios. Si fuera libre para decidir sobre esta cuestión, reduciría a 2/3 los funcionarios actuales. Estoy seguro de que el 99% de los contribuyentes no desea pagar más funcionarios de los estrictamente necesarios. Sería de estúpidos.
Yo que he trabajado de titulado superior en cinco empresas diferentes, ya que siempre creí que cada 8 ó 10 años hay que cambiar para progresar en conocimientos, en cada cambio he tenido ojo en donde me metía y también sufrir una selección (OPOSICIÓN a otros aspirantes, como es lógico). Naturalmente he estado sometido a las vicisitudes de las empresas, buenos tiempos y malos y en estos el ajuste de plantilla llegaba sin tener en cuanta la OPOSICIÓN del ingreso, ¡ah! y los empleados que tomaban decisiones perjudiciales para el objetivo de las empresas eran despedidos. ¿A santo de qué los empleados públicos siempre son IRRESPONSABLES del daño que con sus decisiones y errores producen a los administrados o al patrimonio del Estado? ¿Por qué no pueden ser despedidos si su función desaparece o han hecho un daño al ciudadano que hasta los jueces sentencian? La injusta inviolabilidad de los funcionarios no es exclusiva de todas la Naciones, sino en muchísimas su platilla y emolumentos se ajusta, como es lógico a las necesidades e impuestos de los ciudadanos a los que deben servir.
Hace unos días llegaron para medir la superficie que ocupaba el chiringuito de una playa cercana CINCO funcionarios ¡CINCO!, además de los conductores de los dos vehículos que los trajeron.
Como ya explicaba Northcote Parkinson en una de sus irrebatibles leyes, "El número de funcionarios y la cantidad de trabajo no tienen entre sí la menor relación".
Y en otra de sus leyes que aclara que un funcionario, si trabaja, saca un cantidad de trabajo igual a uno y si se le adjunta otro entre ambos solo el 80% pues se crea entre ambos un trabajo interno o sea de burocracia que el conjunto rinde solo 1,6 en vez del 2 esperado, aunque el coste en nuestros dolorosos impuestos si que sea el doble.
Llevado a la realidad de España pasar de 700.000 funcionarios al final del pasado régimen, a 3.000.000 nos ha llevado a la costosísima burocracia de competencias, comisiones, asesores internos, asesores externos, instancias, informes, contrainformes, resoluciones, enmiendas, licencias, expedientes, dictámenes, firmas, aprobaciones, reformas, prohibiciones, multas, etc., etc. que no producen más facilidades en favor de los administrados sino malversación de sus impuestos.
Yo, como contribuyente, puedo criticar lo que me parezca a los funcionarios, porque yo también les pago. Ellos, en cambio, por el mismo motivo, no tienen razón alguna para criticar a ningún trabajador de la empresa privada. Con un agravante, que yo tengo que cooperar forzosamente a pagar sus salarios. Si fuera libre para decidir sobre esta cuestión, reduciría a 2/3 los funcionarios actuales. Estoy seguro de que el 99% de los contribuyentes no desea pagar funcionarios más de los estrictamente necesarios.
Qué profunda decepción me llevo con usted, señor Raga. Como dice otro comentario, lo suyo es un exabrupto propio de una conversación de bar pero no de alguien con una supuesta talla intelectual. Se habla muchas veces de la injusticia que supone que los bancos no repartan beneficios a la sociedad pero que cuando tienen pérdidas resulta que hay que socializarlas, y la crítica es justa. Pues igual con los funcionarios: en época de vacas gordas para la empresa privada nosotros asistimos sin rechistar con nuestros sueldos mileuristas mientras cualquier analfabeto colocaba ladrillos por 3000 al mes y la mayoría en negro. No recuerdo oir decir a ningún funcionario que parate de esos 3000 euros fuesen confiscados para aumentar los sueldos mileuristas de los empleados públicos. Bueno pues ahora en época de vacas flacas les toca apechugar a otros. Lo contrario es una injusticia atroz.
Uno de los recortes que se tenía que haber hecho ya es el de los defensores del pueblo. El pueblo español está defendido por los jueces y tribunales, el ministerio fiscal, los abogados del estado y los demás abogados. Por lo tanto, no considero necesaria dicha institución-sangría.
Sr. Raga,
Como dice VascoPoz lo suyo suena a demagogia y estómago agradecido que echa para atrás.
Su artículo es más de bar que de periodismo serio, ya que incurre en una cantidad enorme de tópicos manidos, sin aportar ni un solo dato o argumento serio.
¿Cómo tiene la osadía de hablar de privilegios sin mencionar ni siquiera los vergonzosos y avergonzantes de la casta política, qué no ha tenido ni la poca vergüenza de hacer el más mínimo paripé?
Lo sentimos, pero esto ya no cuela. La calle me parece que ya está pensando otra cosa. Y cuando hablo de la calle, también menciono a policías, médicos, militares, peluqueras, pequeños industriales, taxistas, etc. Muchos de ellos son de derechas y votaron al PP. Y sienten en su corazón la puñalada de una terrible traición.
Por cierto, Vd. tiene suerte de poder tomar vacaciones y me alegro por Vd. Le aseguro, a ciencia cierta, que muchos funcionarios “privilegiados” tendrán que trabajar en su período vacacional porque sus familias andan muy mal.
No sabe Vd. nada de lo que se está viviendo en la calle. De corazón le aconsejo, en sus próximos artículos, menos demagogia barata y mayor cercanía al pueblo. La gente ya está para pocas bobadas, por eso es necesario que el sistema que mantiene un entramado político corrupto hasta la médula sea cambiado de forma civilizada y legal, antes de que los violentos se apoderen de la calle.
Psicopom nos da la esencia de lo que son los funcionarios en España:
"si nos hubiesen dicho que el trabajo no era para toda la vida..."
También dice, "cuando lleguen los otros echarán a patadas a todos los que no sean de los suyos". Bien, ya se hace, muchos de los funcionarios que hay actualmente vienen de ser enchufados como personal laboral, y luego ser hecho funcionarios con el cuento de los puntos. A esto en parte se debe el descalabro de la educación, pues muchos de los profesores no son los que deberían ser, sino los que más puntos tenían.
Sigo sin entender qué relación hay entre aprobar un examen y que el trabajo sea vitalicio.
En Estados Unidos no existe tal cosa, en el Reino Unido y otros países tampoco.
Sólo debe haber una serie de funcionarios inamovibles, ya que lo dice la Constitución, y son los jueces, aunque realmente no tienen la naturaleza estricta de funcionarios.
El resto no es cuestión de si aprobaron o no un examen, ese examen es un cupo de conocimientos absolutamente prescindible por lo general, no interesan lo más mínimo a la empresa privada, y la prueba es que ni la empresa privada contrata a estos funcionarios ni los funcionarios se van a la empresa privada buscando mejores condiciones.
Además de ser conocimientos que no sirven para nada, son conocimientos que pierden valor año tras año, pues la ley cambia y los exámenes son distintos con el paso del tiempo.
Además esos exámenes dependen del número de plazas y de candidatos, en los 80 los sacaba cualquiera, ahora es mucho más difícil porque la proporción ha cambiado drásticamente. Luego está el asunto de los puntos, que es otra chapuza.
La mitad de los funcionarios, ya sean funcionarios o personal laboral, en España sobra, no aportan valor añadido alguno, prestan servicios prescindibles o que podrían ser prestados ventajosamente por la empresa privada, cuestan más de 170 mil millones de euros al año y eso significa una losa de impuestos que impide el crecimiento.
Seguramente tiene razón Recarte en que habría sido mucho mejor despedir gente que bajar el sueldo.
En cualquier caso las plazas tienen que ser amortizadas, ir sustituyendo al personal por personal laboral, y dejarlo en la mitad con el paso de los años.