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Hoy nacen menos empresas y de peor calidad que antes de la crisis

El nivel de emprendimiento entre los españoles se ha estancado en los últimos años y continúa en niveles inferiores al inicio de la crisis.

El nivel de emprendimiento entre los españoles se ha estancado en los últimos años y continúa en niveles inferiores al inicio de la crisis.
Disminuye la percepción del emprendimiento como buena opción profesional en España. | Archivo

Las previsiones de la mayoría de organismos tanto nacionales como internacionales dan por hecho que este año el PIB español crecerá cerca de un 3%. Es un hecho que algunos datos macroeconómicos demuestran que la economía ha mejorado y que estamos saliendo de la crisis y comenzando a salir del túnel. Sin embargo, hay otros indicadores, como la deuda o la elevada tasa de paro que siguen preocupando y mucho.

Y no sólo eso, el crecimiento de la economía se está basando fundamentalmente en factores exógenos como la caída del precio del petróleo o el desplome del euro frente al dólar que nos hace ser más competitivos. Pero para crecer, la verdadera gasolina, el músculo de una economía es su tejido empresarial. Un tejido que no ha crecido demasiado en los últimos años y, lo que es peor, se ha estancado.

Son las conclusiones del último estudio sobre emprendimiento elaborado por el Centro Internacional Santander Emprendimiento (CISE), la Asociación RED GEM España, la Fundación Rafael del Pino y Banco Santander, a través de Santander Universidades. El Informe Global Entrepreneurship Monitor (GEM) España 2014, elaborado con datos obtenidos a partir de más de 25 mil encuestas a la población y a expertos de todo el país, recoge como la Tasa de Actividad Emprendedora en España creció en 2014 de 5,2 a 5,4%.

Este dato está todavía muy lejos del nivel de 2008 cuando el índice llegó a superar el 7%. Cabe señalar que aunque la actividad emprendedora crezca ligeramente sigue muy por debajo de la media europea y de los niveles previos a la crisis económica. Esta tasa mide las iniciativas emprendedoras con menos de tres años y medio de vida en el mercado, sobre la población de 18-64 años.

De hecho, desde 2011 los niveles de actividad emprendedora han oscilado entre el 5,1% y 5,8%, lo que implica cierto estancamiento en la capacidad para emprender de los españoles pese a la difícil situación del entorno con un elevado número de parados. El mismo estudio señala también que durante la última década disminuye la percepción del emprendimiento como buena opción profesional en España (cae un 17% desde 2004).

Otro dato preocupante que se extrae del informe es la disminución de la calidad de los proyectos empresariales efectuados. Si se tienen en cuenta las razones por las que las personas han decidido iniciar un proyecto de negocio, más del 65% de la TEA de 2014 corresponde a emprendedores por oportunidad, mientras que casi el 30% a emprendedores por necesidad es decir, que la crisis les a abocado a buscar nuevas oportunidades laborales en el autoempleo.

Los efectos de la crisis económica se han hecho notar en la motivación para emprender, ya que desde 2009 la cifra de quienes iniciaron un negocio por necesidad ha aumentado continuamente hasta casi duplicarse, situando este índice en España 12 puntos por encima de la media de los países impulsados por la innovación.

Por el contrario, el emprendimiento surgido a partir de oportunidades ha ido descendiendo desde el 2009 -cuando alcanzaba el 80% de la TEA- llegando a perder 15 puntos porcentuales. Los resultados del informe reflejan estos niveles de emprendimiento por necesidad en el aumento de empresas creadas por personas desempleadas o con serias dificultades para incorporarse al mercado laboral.

En numerosas ocasiones, estas empresas no son lo suficientemente competitivas como para prolongar su actividad más allá de los primeros cinco años críticos de existencia.

De hecho, en estos años de crisis, se mantiene el elevado nivel de emprendedores por necesidad, sin expectativas de crecimiento, sin interés particular por innovar y sin vocación para la internacionalización, según el estudio.

Algo sin duda preocupante porque son empresas que no aportan demasiado valor añadido a la economía, con poca competitividad y una esperanza de vida potencialmente corta. Como se puede apreciar en el cuadro superior, el porcentaje de empresas consolidadas lejos de crecer, disminuye.

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