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EDITORIAL

Los tres grandes lastres de España: paro, déficit y deuda

el actual crecimiento de la economía depende más de factores exógenos que de méritos propios.

El discurso oficial del PP, instalado en la más absoluta complacencia en los últimos trimestres gracias al crecimiento de la economía, contrasta con el penúltimo aviso que han vuelto a lanzar las instituciones europeas al Gobierno de Mariano Rajoy. El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, ha resaltado este viernes que, pese a que el PIB aumenta y se ha empezado a crear empleo, todavía queda mucho por hacer en materia económica. En concreto, ha enfatizado la necesidad de aprobar nuevas reformas para mejorar el mercado laboral y las finanzas públicas, con el fin de corregir los graves "desequilibrios" que sigue padeciendo el país. "Puede hacerse más", alertó.

Estas declaraciones constituyen un pertinente y muy realista jarro de agua fría a la estrategia del Ejecutivo, consistente en sacar pecho por un avance del PIB que está propiciado, exclusivamente, por el esfuerzo de familias y empresas, en lugar de entonar el mea culpa por incumplir sus promesas, disparar los impuestos y dificultar la recuperación. No en vano, el desplome que ha experimentado la prima de riesgo desde mediados de 2012 no se debe a las escasas e insuficientes reformas de Rajoy, sino al plan de rescate implícito lanzado por el Banco Central Europeo para evitar la ruptura del euro, y, por desgracia, el actual crecimiento de la economía nacional depende más de factores exógenos (política monetaria, petróleo, demanda externa, etc.) que de méritos propios.

El liderazgo que ostenta España en materia de paro, déficit y deuda sigue siendo el grand lastre de la economía, y la triste realidad es que poco o nada se ha avanzado en estos campos durante el mandato popular. Es cierto que la reforma laboral, la mejor y casi única medida positiva a destacar por parte del Gobierno, está facilitando la creación de empleo, lo cual es más que bienvenido. Sin embargo, conviene recordar que la tasa de paro aún ronda el 24%, con más de 5,4 millones de desempleados, una cifra inédita en el mundo desarrollado, a excepción de la desastrosa Grecia. La crisis se ha llevado por delante cerca de 3,3 millones de empleos, y, por tanto, aún queda casi todo por hacer en materia laboral. Con suerte, Rajoy cerrará la presente legislatura con un índice de paro ligeramente inferior al que dejó en herencia el funesto Zapatero.

Y lo mismo sucede en el ámbito de las finanzas públicas. Tras cerrar 2014 con un agujero del 5,8% del PIB, España presenta el segundo mayor déficit de la zona euro, tan sólo superado por la quebrada Chipre tras el colapso de su sistema financiero. Mientras, la deuda pública roza ya el 100% del PIB y, de hecho, el endeudamiento total de España ha aumentado en cerca de 300.000 millones de euros durante la crisis por culpa, precisamente, del sobredimensionado sector público.

Lo único que ha hecho Rajoy durante estos años es lo mínimo e imprescindible para evitar la debacle total del país, manteniendo más o menos intactas las deficientes instituciones y las graves carencias estructurales que sitúan nuestro país a la cola de numerosos indicadores socioeconómicos de la zona euro. El Eurogrupo ha puesto, una vez más, el dedo en la llaga: España avanza, sí, a pesar del Gobierno, pero aún está lejos de la salida definitiva de la crisis. Tal y como ha advertido este viernes el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, "no basta" con crecer al 3% "unos pocos años", se requiere de un crecimiento sostenido a "muy largo plazo" para poder cantar victoria. Y, para ello, se necesitan más y mejores reformas.

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