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"La mitad de los que vienen a la Feria del Esoterismo es para echar un mal de ojo"

Más de 20.000 personas han visitado ya la XXIII Edición de la Feria Esotérica de Atocha 

Los seguidores del mundo de los espíritus, las energías y los amuletos van en aumento. Más de 20.000 personas han pasado ya por la feria del esoterismo ubicada en la madrileña Estación de Atocha en la parte del Jardín Invernadero. La organizadora del mágico evento, Rosa María Fernández, revela que son "miles de personas las que vienen a resolver enigmas acerca de su futuro. Desean preguntar al más allá sobre cómo solucionar sus conflictos emocionales".

Pero resulta tan increíble como espeluznante lo que desvela Fernández sobre el nuevo fenómeno en el que se gasta dinero a espuertas sin reparos: el mal de ojo. "La mitad de las personas que aquí llegan es para echar un mal de ojo a otra persona", confirma la directora de la feria de los astrólogos y videntes. Esta madrileña, experta en osteopatía y terapias naturales, desvela que miles de personas que se acercan al stand de información general situado en la entrada les comentan muy seguros de sí mismos y sin titubear que "van a gastarse los euros que sean necesarios para poder enviar toda la mala suerte posible a su enemigo más acérrimo".

Las posibles víctimas del mal de ojo suelen ser una exnovia, un exsocio, un amor no correspondido, un jefe, un amigo que te ha quitado a la pareja, un marido infiel, un compañero de trabajo molesto o un socio que te ha llevado a la ruina. Estos odiadores pagarían hasta el último céntimo que tuvieran con tal de hacer el mal. Fernández explica que "el verdadero negocio lo hacen los brujos de magia negra. Aquí en la feria todos somos practicantes de las buenas energías y la magia blanca. Cuando les decimos que aquí no hay nada de rituales oscuros se dan media vuelta y se van".

Los más bajos fondos del ser humano buscan calmar su sed de venganza acudiendo a este tipo de eventos. Ese cainismo tan históricamente español, esa tradicional aversión al vecino se dan cita en este tipo de actos espirituales. Aunque en el caso de esta Feria Esotérica, y para alivio de los creyentes del mal de ojo, estas personas no van a encontrar consuelo: "Aquí no existen brujos que trabajen el mal", garantiza Fernández.

La exterapeuta deja claro que ella misma pertenece a una asociación esotérica que persigue y denuncia a estafadores. Los timadores se dedicarían a la magia negra para cobrar grandes sumas de dinero por cumplir los perversos deseos de su cliente. En base a esto, no es raro que Amazon tenga a la venta uno de los catálogos más amplios con decenas de protectores del mal de ojo a módicos precios.

"La mayoría de la gente piensa que los engañamos. No es así. A la vista está con el aumento de público que nuestras predicciones son certeras y que nuestros tratamientos, sea como sea, también funcionan. Los timadores son aquellos que envían malas energías. El mal de ojo no existe, es falso, que nadie lo crea", sentencia firme Fernández. Según varios profesionales del universo de las ánimas que trabajan en la feria, "los que se dedican a la magia negra están forrados". Pero también hay un peaje caro, ya que "después se vuelve en contra de uno y ahí no vale ni todo el oro del mundo". Y es que la suerte no se puede comprar... O ¿sí?

El 'mercado de los espíritus' se moderniza

Al igual que en otros sectores, la industria de la buena suerte también se ha modernizado. Las nuevas tecnologías se encuentran en los diferentes stands al servicio de los visitantes. Ejemplo de ello es la rapidez con la que ya se lee el designio de tu vida a través de las líneas de las manos. El interesado en conocer su destino a través de la cartomancia apoya su mano en un escáner que, según su propietario, Norbert, "lee las líneas de la mano y el resultado se obtiene con más agilidad". En cinco minutos a través de una impresora sale el folio en el que se describe lo que el futuro depara. Su precio es de 10 euros.

El color del aura, que tradicionalmente averiguaban los supuestos psíquicos después de una previa concentración y ritual, ahora se hace con un artilugio fotográfico conectado a un ordenador. Una foto aparece en la pantalla con el rostro del usuario y el color de aura se manifiesta a través del software informático.

Radioestesia, reiki, cursos de tarot online, chamanismo, armonización con emisores de radiofrecuencia, invocación de espíritus y ángeles, charlas sobre la "Ley de Atracción" y un sinfín de nuevas ramificaciones del negocio espiritual se pueden encontrar a través de los 52 stands. La cartera del público debe estar preparada porque todo tiene un precio. Eso sí, "están más bajos que de costumbre", según afirma su organizadora.

El budismo está de moda y es muy rentable

Los "asesores espirituales", tal y como ellos se autodefinen, cuelgan su cartel a mano con el menú de precios que incluyen packs y ofertas. Una tirada de cartas puede costar 36 euros, la carta astral con la fecha de nacimiento alrededor de 35. Sin embargo, si lo que interesa es preguntar sólo de un tema en concreto, el futuro sale entonces a 20 euros. Además, para aquellos que estén en plena búsqueda del amor y Cupido los ignore, por 25 euros, Ladamira, una bella chamana de Siberia, invoca a un ángel para informarte de quién es tu alma gemela.

Pero, sin lugar a dudas, hay que destacar uno de los puntos más exitosos de la Feria: el stand de los budistas. Occidente se ha sumado en masa a meditar y vivir el momento presente limpiando la mente según las indicaciones que marcó el Dalai Lama. La desintoxicación del espíritu conlleva una serie de gastos, ya que requiere de la compra de los correspondientes artículos religiosos para orar como dios manda.

Eugenio Oil es un empresario con todo tipo de merchandising budista en su tienda. Él mismo tras un viaje al Tibet se convirtió en un fiel de la religión de moda de los ejecutivos neoyorkinos y californianos. Actualmente, vive de ello. Vende protectores, rosarios tibetanos, piedras, amuletos, cuadros y esculturas e imágenes basados en Buda. Lejos de cualquier pronóstico, Oil comenta que los jóvenes son sus mejores clientes: "Cada vez hay más soledad, divorcios, parejas infelices, ansiedad, estrés y depresión. Los chicos vienen preocupados por lo que les depara el destino y muchos están desesperados por encontrar una pareja. El budismo es un remedio para que se amen más a sí mismos". Este comerciante al por mayor de objetos orientales dice que, de momento, "puede vivir muy bien de ello" y, "además, proporciona un producto en el que cree".

Sea en el stand budista o en el de la chamana siberiana Ladamara, el gasto medio en obtener una pizca de felicidad y suerte oscila entre los 25 euros y 50 euros por visitante. No es de extrañar que el número de personas que se desplazan hasta el Jardín Tropical de Atocha haya crecido en 2.000 visitantes cada año desde la primera Feria Esotérica, inaugurada en 2006.

Pisar el terreno de las ciencias denominadas como paranormales suele generar rechazo, incredulidad y escepticismo en la opinión pública. Aunque de puertas adentro, la historia es otro cantar. Un reciente estudio publicado en el diarioEl Mundo indica que los españoles somos los más supersticiosos de Europa. La investigación revela que el 60% de ciudadanos de nuestro país tiene alguna superstición.

Siguiendo esta línea, cabe recordar la anécdota que un alumno de la Facultad de Medicina contó en su Facebook. Al parecer, uno de los catedráticos de la Facultad de Medicina en Cádiz anunció al entrar a clase que el año siguiente "la asignatura de acupuntura entraba en el programa académico como novedad". Y argumentó: "Yo no creo en la acupuntura, en absoluto, lo único que sé es que funciona", dejando perplejo al alumnado.

Esto mismo opinan los seguidores del más allá. Rosa, una de las clientes fijas de la Feria, manifiesta que ellos "son libres de gastarse su dinero en lo que consideren oportuno". Y, a continuación, espeta: "Si no me funciona, pues mi culpa será, no lo volveré a comprar". Al hilo de esto añade que "es totalmente digno dedicarse a comerciar con lo que tiene demanda.¿No es eso el mercado?", finaliza la mujer.

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