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Jesús Gómez Ruiz

¿Tenía razón Montoro?

Se felicita D. Cristóbal Montoro por el acierto del gobierno español (y de los demás gobiernos de los países industriales) al no bajar el impuesto especial sobre hidrocarburos cuando el precio del barril de crudo llegó a 35 dólares. Sostiene que, gracias a esta prudente medida, el precio del barril ha vuelto a la banda de los 22-28 dólares. Y llega a afirmar que, en otro caso, el gobierno hubiera financiado "con dinero público" la subida del precio del petróleo, retrasando su posterior bajada.

Aceptando, a efectos argumentativos, que, cuando el barril de petróleo estaba por encima de los 30 dólares, no convenía bajar el impuesto especial sobre hidrocarburos, cabría deducir que ahora, por ejemplo, podría ser un buen momento para hacerlo. Seguramente el Sr. Ministro replicaría que tal medida incentivaría el consumo de hidrocarburos, elevando de nuevo el precio del barril, a lo que habría que responder que, en el peor de los casos, no estaríamos en peor situación que cuando el crudo cotizaba a 35 dólares el barril, y los ciudadanos se ahorrarían unas pesetillas.

Ya que alude don Cristóbal Montoro a que una bajada del impuesto especial sobre hidrocarburos habría sido equivalente a financiar con dinero público el incremento del precio del barril, habría que recordarle que, según sus propias tesis, el 4% de inflación que padecemos se debe, además de a la depreciación del euro, al incremento del precio del petróleo. Esta cifra de inflación obligará a financiar con dinero público, entre otras cosas, la revisión de las pensiones. Suponiendo una pensión media de 150.000 ptas. y una cifra de unos 6 millones de pensionistas, la revisión al alza (un 2%) puede suponerle al erario público la cifra de unos 250.000 millones de pesetas. Si la recaudación del impuesto especial de hidrocarburos este año ronda los 1,7 billones de pesetas (la del año anterior, el de mayor incremento en los precios del petróleo, fue de 1,5 billones, la cual, a su vez, ya creció un 6,45% respecto a la cifra de 1998, cuando el precio del barril rondaba los 12 dólares), llegamos a la conclusión de que el incremento de ingresos derivados del impuesto habrá que dedicarlo a pagar las cláusulas de revisión de las pensiones.

Pero es que, además, están los funcionarios, que amenazan con movilizarse a causa de sus constantes pérdidas de poder adquisitivo. Por otra parte, es más que probable que los convenios colectivos se negocien con incrementos salariales iguales o superiores a la tasa de inflación, y no hay que olvidar que la dependencia española de los combustibles fósiles es muy superior a la de los países de su entorno, entre otras cosas por la moratoria nuclear... y todo esto influye negativamente en los precios.

En resumidas cuentas, ¿no hubiera sido más sencillo para el propio gobierno congelar o reducir ligeramente los precios de los carburantes por medio de una rebaja en el impuesto especial sobre hidrocarburos, (esto es, renunciar a esos 250.000 millones de pesetas adicionales) antes de permitir que se le trastoque tan gravemente el cuadro financiero y macroeconómico?

Sea como fuere, el Sr. Ministro debería aclarar de una vez si los españoles tenemos derecho a esperar que algún día se elimine o rebaje sustancialmente el impuesto especial sobre hidrocarburos, aunque sea a costa del "dinero público" -el cual previamente, no hay que olvidarlo, ha salido de los bolsillos de los ciudadanos. En EE.UU., el país que, con diferencia, más hidrocarburos consume, a los carburantes se les aplica el gravamen normal de los bienes de consumo. ¿Cabe deducir de ello que el gobierno federal está "financiando con dinero público" el incremento del precio del barril? Al final va a resultar que el culpable de que el precio del petróleo sea tan alto es el Tío Sam.

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