Menú
Susana Criado

Alemania, farolillo rojo

La avalancha de noticias confusas, contradictorias y muchas veces incompletas que llegan desde Argentina, la cascada de resultados publicados por gigantes norteamericanos como Yahoo!, General Motors, Intel, Compaq ... y la quiebra del gigante energético Enron, han colocado en un segundo plano uno de los datos más importantes de la semana: el débil crecimiento de la economía alemana en 2001. El Producto Interior Bruto de la tradicional locomotora europea creció un 0,6%, su peor tasa en ocho años. Es una cifra que no debe sorprendernos porque desde hace tiempo Alemania viaja en el furgón de cola de la economía europea. Con la excepción de 2000, cuando el PIB creció un 3%, Alemania apenas creció un 1,5% de media en la década de los noventa.

Además, la economía alemana es la más abierta del Viejo Continente, lo que la hace más vulnerable a la crisis internacional: las exportaciones representan un cuarto de su PIB y de su empleo, y en los últimos meses la principal economía del mundo, la estadounidense, ha entrado en recesión. En 2001, las exportaciones germanas crecieron un 5,1%, cuando el año anterior registraron un aumento del 13,2%. Pero no sólo el contexto internacional es el responsable del deterioro de la coyuntura económica en Alemania. En 2000, cuando el crecimiento de Estados Unidos aún era fuerte, ya se observó una ralentización de la inversión y del consumo. De hecho, el temor a una subida del paro –en 3,93 millones de personas en noviembre- es lo que más está dañando la confianza de los consumidores. Apuntar además la debilidad del sector de la construcción, con un retroceso del 5,7% en 2001, que sufre un exceso de la capacidad como causa de la reunificación.

Lo que reflejan estos datos es simplemente una falta de dinamismo tremendo por parte de la economía alemana y, por tanto, una rigidez excesiva en materia laboral y fiscal. La solución, por tanto, no pasa por esperar la recuperación de Estados Unidos ni por presionar al Banco Central Europeo para que recorte los tipos de interés; la clave está en la propia Alemania, en la puesta en marcha de reformas estructurales destinadas a crear empleo, impulsar la oferta y mejorar la competitividad. Sin embargo, con las elecciones generales a la vuelta de la esquina lo más probable es que el Gobierno alemán diga vuelva a aplazar los deberes pendientes.

© www.libertaddigital.com 2002
Todos los derechos reservados

Titulares de Libertad Digital
Suscríbase ahora para recibir nuestros titulares cómodamente cada mañana en su correo electrónico. Le contamos lo que necesita saber para estar al día.


!-->

En Libre Mercado

    0
    comentarios