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El Gobierno se niega a bajar los impuestos al gas en pleno encendido de las calefacciones en los hogares

Los impuestos del gas siguen contribuyendo mes a mes a llenar las arcas del Estado sin que Hacienda se haya planteado rebajarlos.

Los impuestos del gas siguen contribuyendo mes a mes a llenar las arcas del Estado sin que Hacienda se haya planteado rebajarlos.
Pedro Sánchez y Teresa Ribera | Cordon Press

La escalada del precio del gas ha puesto en jaque al recibo de la luz en los últimos meses, pero el encarecimiento de esta energía prepara otra estocada a las familias al margen de la factura eléctrica. El fin del verano y la llegada de la época de calefacciones, en menos de un mes, van a explicar el próximo varapalo a los bolsillos de los españoles.

El precio del gas alcanzó ayer miércoles los 73,15 euros por megavatio-hora, cuando hace justo un año apenas llegaba a los 11 euros, un ascenso que supone casi multiplicar por siete su valor. Esta misma semana, Rusia decidía cerrar el suministro de gas que envía por Ucrania a Europa, lo que unido al aumento de la demanda de gas en Asia, contribuirá a inflar todavía más los precios en el Viejo Continente.

El Gobierno de Pedro Sánchez poco puede hacer para impedir estas tensiones internacionales, aunque sí dispone de algunas herramientas para evitar que el recibo del gas machaque las finanzas de los 8 millones de hogares que aumentarán su uso durante este otoño-invierno. La principal es la fiscalidad.

Los impuestos del gas

Y es que, los impuestos del gas siguen contribuyendo mes a mes a llenar las arcas del Estado sin que Hacienda se haya planteado rebajarlos. Desde la patronal gasista Sedigas critican que el Ejecutivo no se haya decidido a aliviar la fiscalidad del gas con el objetivo de frenar la inevitable subida del coste de la energía.

De hecho, el gas es uno de los escasos suministros básicos de los hogares de nuestro país que mantienen todavía el IVA en un tipo del 21%, frente al agua o la electricidad, con un 10%. Además del IVA, el gas está gravado con el Impuesto Especial de Hidrocarburos, que también afecta a la gasolina o el gasóleo, aunque cada uno tiene diferentes tipos impositivos. En el caso concreto del consumo doméstico de gas, el Impuesto Especial de Hidrocarburos (IEH) es de 0,00234 euros por cada kWh consumido. Como ocurre con el tabaco o con el alcohol, pero a diferencia de que el gas es un producto de primera necesidad, Hacienda aplica a esta factura el 21% de IVA.

A continuación, presentamos una factura modelo, con los importes calculados según las últimas tarifas reguladas, que se publican en el BOE, y en vigor hasta el 30 de septiembre. La Tarifa Último Recurso (TUR) de gas natural es una tarifa del mercado regulado del gas (similar a la del precio PVPC del mercado eléctrico, donde están los 11 millones de consumidores afectados por la escalada de la luz).

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El precio de esta tarifa se revisa cada trimestre teniendo en cuenta las subastas dentro del mercado mayorista y tomando como referencia el coste medio de las materias primas a nivel internacional y el precio del barril de Brent. Están calculadas para lo que en España podemos considerar dos consumidores tipo:

  1. 2.500 kWh/año: correspondería con una TUR.1, que es un cliente con un consumo inferior a 5.000 kWh/año.
  2. 9.000 kWh/año: correspondería con una TUR.2, que es un cliente con un consumo superior a 5.000 kWh/año e inferior a 50.000 kWh/año.

Como se observa en la imagen, en la factura de 220 euros de un cliente tipo, 44 euros van directos a impuestos, mientras que, si el precio es de 603 euros, 126 euros van directos a las arcas del Estado. Es decir, el 20% del total del recibo son impuestos.

Desde la patronal gasista Sedigas critican que el Ejecutivo no se haya decidido a aliviar la fiscalidad del gas con el objetivo de frenar la subida del coste de la energía. La patronal recuerda que el gas es uno de los escasos suministros básicos de los hogares de nuestro país que mantienen el IVA en un tipo del 21%, frente al agua o la electricidad, con un 10%.

Un nuevo déficit del gas

El pasado mes de junio, el Ejecutivo socialista determinó bajar el IVA de la luz del 21% al 10%, después de varios meses con el recibo eléctrico desbocado. Como ya publicó Libre Mercado, mientras Hacienda se decidía aplicar esta rebaja fiscal, los impuestos de la luz le reportaron pingues beneficios. Además, gracias al encarecimiento de los derechos de emisión del CO2 (un impuesto encubierto), los ingresos del fisco saldrían comidos por lo servido. A pesar del gran "plan de choque" que ha anunciando recientemente el Gobierno para abaratar la luz, la rebaja del IVA hasta el tipo reducido será temporal y sólo le mantendrá hasta diciembre.

Dentro del macroplan energético que el Gobierno aprobó la semana pasada, la única medida que ha tomado el Ejecutivo para mitigar el impacto del gas es limitar al 4,6% durante un semestre el impacto del coste del gas en la TUR en lugar del 29% previsto. La patronal también recela de este mecanismo, ya que obligará a las compañías gasistas (Naturgy, Total, Repsol...) a asumir el coste del incremento del gas generando una deuda y un nuevo déficit del gas, similar al de la luz, como ya explicó el experto Pedro Mielgo en este periódico.

Es decir, lo único que hace el Gobierno es aplazar el pago de la subida del gas generando una deuda, que después tendrán que seguir pagando los consumidores en sus próximas facturas, aunque el sector duda de cómo recuperará ese dinero en 2022. Según los futuros, no será hasta entonces cuando se prevé que amaine el precio del gas.

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Sedigas critica "la posibilidad de que se pueda incurrir en un déficit tarifario estructural para el sistema gasita, que pudiera poner en riesgo su sostenibilidad económico-financiera y cuestionar el proceso de liberalización del sector que se emprendió hace más de dos décadas".

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