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El último "delirio místico" de Argentina: plantean crear una empresa estatal de alimentos

La inflación oficial de Argentina está por encima del 50% y el Gobierno insiste en intervenir la industria alimentaria.

La inflación oficial de Argentina está por encima del 50% y el Gobierno insiste en intervenir la industria alimentaria.
Una tienda de Buenos Aires | Alamy

El Gobierno de Argentina sigue empeñado en controlar e intervenir la economía pese a los nefastos resultados que sus políticas populistas llevan décadas cosechado. La principal causa del empobrecimiento generalizado del país es la inflación, un monstruo que siguen alimentando los políticos argentinos con sus desacertadas decisiones. La prueba está en que, a día de hoy, más del 40% de los argentinos son pobres y el país lidera el índice de miseria entre las principales economías del mundo

En 2021, la inflación oficial de Argentina alcanzó la friolera del 50,9% -la mayor tasa de América, solo por detrás de Venezuela- y todo apunta a que la escalada de precios continuará en niveles similares en 2022.

Las medidas del peronista Alberto Fernández junto a la pandemia han agravando todavía más la situación inflacionista del país. Así, a las temerarias políticas monetarias de su Banco Central o a los planes "de estímulo" gubernamentales se le han unido los cuellos de botella generados por la crisis del coronavirus o la subida de los precios energéticos. Todos estos factores han seguido empujado al alza los precios perjudicando, como siempre hace la inflación, a las rentas más bajas de Argentina.

Desde el Flan Royal al Puré Maggi

Es por eso que, en 2021, la escalada de precios desbordó la cesta de la compra en el país, lo que llevó al Gobierno de Fernández a tomar una medida tan desesperada como infructuosa: congelar los precios de los alimentos.

En concreto, el Ejecutivo peronista decidió el pasado mes de octubre congelar durante tres meses el precio de 1.500 alimentos y otros productos de consumo básico para tratar de poner freno a la inflación. En este enlace pueden verse las más de 800 páginas de tablas de precios que fijó el Estado. Desde el "Flan Vainilla Royal" al "Puré de Papas Textura más Cremosa Maggi", el golpe del Ejecutivo argentino a la libertad empresarial fue total. Y como suele ser habitual cuando los gobiernos intervienen las economías, la congelación de los 1.500 productos se ha prorrogado.

Como era de esperar, en estos tres meses, la situación no ha revertido y los precios continúan lastrando el bolsillo de los argentinos día tras día. Y es que, cuando se anunció esta congelación, la inflación de septiembre era del 37%, mientras que el pasado mes de enero, el IPC argentino cerró en el 50,7%.

Peter Hyland es gerente de varias empresas del sector agroalimentario en el país, que proveen materias primas a la firma de cerveza Quilmes, entre otras muchas compañías. Su experiencia con las limitaciones de precios es nefasta. "Es una receta que no ha funcionado nunca. Hace 10 años que el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner creó los "Precios Cuidados" y la cesta de la compra sigue subiendo. Ahora, lo único que han conseguido limitando el precio de esos 1.500 productos es que sus fabricantes bajen la calidad y que la gente no los quiera comprar. Si tienen que vender la leche a X precio, pues lo que hacen es que la mezclan con agua. No les queda otra. Nadie quiere comprar producto cuyo precio está intervenido porque son peores" explica Hyland.

Una compañía estatal de alimentos

A pesar de esta evidencia, el Gobierno de Fernández no piensa cambiar de estrategia para contribuir al abaratamiento de los productos alimentarios. En lugar de fomentar el libre mercado, facilitar la competencia de las compañías o rebajar la fiscalidad de los productos, ya está barajando otro disparatado plan: crear una compañía estatal de alimentos.

La idea la está promocionando Rafael Klejzer, el director Nacional de Políticas Integradoras del Ministerio de Desarrollo Social argentino. Klejzer es uno de los líderes del partido de izquierda radical La Dignidad y la cara visible de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP). Ahora, forma parte del Ejecutivo argentino. Él mismo ha explicado que la "Empresa Nacional de Alimentos", cuyas siglas sería ENA, tendría como objetivo el control del sector de la alimentación, que considera dominado por las "manos de las grandes corporaciones".

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Klejzer no duda en atacar duramente a las empresas alimentarias y al capitalismo para justificar su disparatada idea. "Podríamos además generar un precio de referencia en los productos de consumo masivo y eso implicaría ponerle freno a la avaricia de las empresas capitalistas que entienden el alimento como una mercancía y no como un derecho" señala. La empresa pública de Klejzer ya tiene hasta logo.

El director Nacional de Políticas Integradoras del Ministerio de Desarrollo Social no ha dado detalles sobre si su hipotética el empresa nacional tendría producción propia o se formaría seleccionando a unos cuantos socios locales para que hicieran parte del trabajo al Estado. Tampoco ha presentado ninguna memoria económica explicando cuánto le costaría su idea a los contribuyentes argentinos. La portavoz del Gobierno argentino, Gabriela Cerruti, también celebró el proyecto sin concretar los detalles.

"Otra juntadera de vagos"

Peter Hyland asegura que "esta idea carece de toda lógica más que crear otra juntadera de vagos. Toda la cadena agroalimentaria e industrial de Argentina lo rechaza porque ya ha fracasado en Venezuela o Cuba". En la misma línea va otro empresario argentino, Gustavo Lazzari, que es el propietario de la compañía de embutidos y jamones Frigorífico Cárdenas. "En Argentina hay 15.000 empresas del sector de la alimentación que dan trabajo a 500.000 personas, pensar que necesitamos una empresa nacional de alimentos es un delirio místico", asegura.

Lazzari, que también es economista, vincula a la inflación como un fenómeno estrictamente monetario y no duda de que la empresa estatal de alimentos que será deficitaria. "Estamos viendo que el Estado es productor de la moneda y la produce mal o que pierde 2 millones de euros al día con Aerolíneas Argentinas, y eso que tiene el poder de regular los precios de la competencia. La emisión de moneda y la inflación tienen una correlación de uno a uno y limitar los precios de los alimentos o crear empresas estatales no tendrá ningún efecto sobre ella porque estamos hablando de un fenómeno macro no micro".

El medio Ámbito da más detalles. Según el proyecto de ley al que ha tenido acceso esta publicación, el plan del Gobierno argentino sería crear "Alimentos Argentinos", no ENA como sugiere Klejzer. Se trataría de una sociedad con una participación mayoritaria del Estado del 51% que "tendrá por objeto realizar por cuenta propia o a través de la asociación estratégica con terceros, la producción, fabricación, fraccionamiento, distribución, comercialización e industrialización de productos alimenticios en la República Argentina". Lazzari es contundente y asegura que esta idea "está hecha para robar no para producir. Y si la llevan a cabo, no vamos a tardar en ver la corrupción que genera" vaticina.

Como publicamos en Libre Mercado, es llamativo que los servicios monopolísticos, protegidos por la legislación u ofrecidos por el Gobierno sean los que casi siempre suben sistemáticament de precio debido a la falta de incentivos para innovar o competir.

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