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El déficit público roza los 100.000 millones pese a que la recaudación alcanza niveles récord

El gasto descontrolado hace imposible el ajuste de las cuentas, pero Calviño dice que España está "en la senda de la estabilidad presupuestaria".

El gasto descontrolado hace imposible el ajuste de las cuentas, pero Calviño dice que España está "en la senda de la estabilidad presupuestaria".
Nadia Calviño y Pedro Sánchez, esta semana en el Congreso | EFE

Nadia Calviño insiste en que la economía española va por buen camino. No solo eso: esta misma semana ha apuntado que el país está "en la senda de la estabilidad presupuestaria" y ha sacado pecho con el dato de déficit de 2021 que, a pesar de ser el segundo más alto de Europa, se sitúa "por debajo de la previsión del gobierno".

En realidad, el pasado ejercicio se cerró con un panorama muy sombrío en materia de salud fiscal, puesto que el déficit registrado por las Administraciones Públicas superó el 8% del PIB. Para entender esta cifra mejor, basta con señalar que dicho umbral supone triplicar el nivel máximo permitido en las reglas de la Eurozona, que volverán a aplicarse de forma plena desde 2023 en adelante. No solo eso: en términos monetarios, hablamos de un déficit cercano a los 100.000 millones de euros, lo que también supone triplicar el descuadre fiscal heredado por Pedro Sánchez en 2018.

Y lo peor de todo es que, si nos ceñimos al discurso oficial del gobierno, el déficit presupuestario no sería del todo manejable en ausencia de nuevas subidas de impuestos. Una y otra vez, Nadia Calviño y María Jesús Montero insisten en que el problema crónico de nuestros presupuestos solo puede solventarse elevando la recaudación. Sin embargo, los datos son claros y nos muestran que los niveles de ingresos tributarios ya están alcanzando récords históricos, pese a lo cual las cuentas siguen en "números rojos".

Lo peor de todo es que este desequilibrio fiscal está distorsionando enormemente los patrones de crecimiento y actividad económica, hasta el punto de que, por cada 1 euro extra de producción, hay 1,4 euros adicionales de endeudamiento público. Un desaguisado en toda regla, al que debemos añadir el lentísimo ritmo de una recuperación económica que no se materializará hasta 2023.

No es un problema de ingresos...

Más allá del discurso oficial, los datos ponen de manifiesto que el problema no está en los ingresos públicos, que de hecho están aumentando con fuerza – a pesar del mediocre ritmo de crecimiento que presenta la economía española. Si comparamos los datos de 2012 con los de 2022 vemos que los caudales públicos se han disparado desde los 390.992 hasta los 531.741 millones de euros, según los datos del FMI.

Así puede verse en el siguiente gráfico, en el que también queda de manifiesto que la caída de recaudación provocada por el covid-19 se revirtió en 2021 y no ha tenido efectos duraderos en las finanzas públicas:

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El gasto, desatado

En cambio, por el flanco del gasto, la situación es muy reveladora. Tomando de nuevo los datos del FMI, podemos ver que, en los años de gobierno de Mariano Rajoy, las Administraciones operaron bajo una mayor contención presupuestaria. Así, los desembolsos pasaron de 502.000 a 466.000 millones entre 2012 y 2014, para luego crecer de forma moderada entre 2015 y 2017, hasta los 479.000 millones. Sin embargo, la llegada al poder de Pedro Sánchez ha disparado el ritmo de gasto de las Administraciones hasta alcanzar niveles nunca antes vistos.

Así, solo en 2018 y 2019, el gasto saltó hasta los 523.000 millones, un fuerte repunte con respecto a los 479.000 millones del último ejercicio completo de gobierno de Rajoy. En 2020 se exacerbó esta tendencia, al alcanzarse los 586.000 millones coincidiendo con la crisis del covid-19, pero lo más sorprendente es que, pese a que la pandemia fue remitiendo en 2021, los desembolsos volvieron a crecer, hasta los 611.000 millones. Este 2022, se espera que el gasto se sitúe en torno a los 597.000 millones.

Lo vemos en el siguiente gráfico:

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¿Soluciones?

Entonces, ¿cómo se pueden cuadrar las cuentas por el lado del gasto? Una forma rápida de ajustar el déficit en apenas un año sería gastar en 2022 como en el año 2019. Si todas las Administraciones se asegurasen de que sus desembolsos para el presente ejercicio fuesen los mismos que en el año anterior a la pandemia, no solo no tendríamos déficit, sino que de hecho aparecería un tímido superávit fiscal de 8.300 millones. Y todo teniendo en cuenta que 2019 no fue, en absoluto, un ejercicio austero, sino el año con mayor nivel de gasto público de la historia – hasta el estallido de la pandemia el curso siguiente.

Ccomo muestran los datos del Fondo Monetario Internacional, los ingresos previstos para 2022 son de 531.741 millones. Esta cifra podemos compararla con los gastos de 523.441 millones realizados en 2019. De modo que, incluso dando por bueno un nivel de desembolsos tan elevado, esa mínima corrección respecto a lo previsto para 2022 sería suficiente para atajar de una vez el problema del déficit.

Y, no lo olvidemos, este escenario ni siquiera contempla una reforma del gasto por la vía de la eficiencia, un aspecto que ha recomendado recientemente el Instituto de Estudios Económicos, al constatar que el gasto público podría reducirse en 60.000 millones de euros si los presupuestos públicos fuesen más eficientes y se asemejasen al promedio de la OCDE y la UE.

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