Desde que se desatara la pandemia, Nadia Calviño ha cometido auténticos fallos garrafales en materia económica anticipando cifras que nunca han llegado y ocultando graves problemas que luego le han acabado estallando en la cara al Gobierno.
La inflación es uno de ellos. Calviño ha subestimado la inflación desde que el IPC comenzara a dar las primeras señales de alerta. Por ejemplo, el pasado septiembre, cuando los precios subían un 4%, Calviño decía que no le preocupaba porque "no era exorbitante". En octubre, cuando subían un 5,5%, seguía asegurando que la "inflación era un fenómeno transitorio". Así hasta el pasado mes de abril, cuando la ministra socialista vaticinaba que el IPC se iría desacelerando en los próximos meses. Resulta que en mayo ha vuelto a subir.
Con la evolución del PIB, Calviño tampoco ha dado una. En abril del 2021, la ministra tuvo que rectificar sus cálculos desde imposible 9,8%, que aseguraba que iba a crecer la economía española, al 6,5%, que tampoco cumplió. Otra fantasía que ha tenido que reconocer Calviño recientemente es que la economía española tampoco crecerá un 7% este año, sino que lo hará un 4,3%, una cifra que los expertos también ponen en duda.
Tampoco hay que olvidar la mayor metedura de pata de su carrera, que es cuando dijo en, marzo de 2020, que el impacto económico del coronavirus sería "poco significativo y transitorio" para la economía nacional. Sin embargo, el "impacto" fue de tal calado, que la economía española sufrió el mayor desplome de las economías desarrolladas (con una caída del 10,8%). Puede decirse que esta predicción fallida pasará a la historia, pero al ritmo que vamos, es de esperar algún error más.