La economía mundial atraviesa uno de los periodos de mayor incertidumbre de las últimas décadas. Por tanto, hacer predicciones en este campo se torna complicado (y hasta imposible), sobre todo, cuando estos vaticinios se realizan a la ligera, con excesivo optimismo o respaldados en datos poco fundamentados.
En el caso en España, la lista de errores que ha cometido el ala económica del Gobierno en sus proyecciones futuras no deja de engordar. Entre estos desaciertos, destacan los de la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, que ha cometido auténticos fallos garrafales desde que se desatara la pandemia. Que sea la máxima autoridad económica del Ejecutivo y su perfil técnico hacen todavía más llamativas las equivocaciones de Calviño.
Subestimó la inflación
Una de las áreas donde más ha errado la socialista ha sido en lo relativo a la escalada de precios. Y es que, Calviño ha estado desacertada en numerosas ocasiones desde que el IPC comenzara a dar las primeras señales de alerta en la economía hasta ahora.
El último de estos errores quedó patente la semana pasada, cuando el INE confirmó que el IPC se desbocó en mayo hasta el 8,7% interanual, la friolera de un punto más desde abril. Esta escalada de la inflación contrasta con las afirmaciones de Calviño, que aseguraba en abril que la subida de precios había alcanzado su pico en marzo y que su previsión era que el IPC "vaya desacelerándose" en los próximos meses. Resulta que no ha sido así.
Bien es cierto que el dato de mayo (8,7%) continúa por debajo de ese pico del 9,8% de marzo, pero también es igual de cierto que el IPC de mayo ha superado al de abril, por lo que la tendencia en la desaceleración de los precios avanzada por Calviño no existe. Si tenemos en cuenta que sigue al alza la inflación subyacente (que es la variable que excluye a los alimentos no elaborados y la parte energética, es decir, los componentes más volátiles del IPC), vemos que, lejos de disminuir, el incremento generalizado de los precios en todas las actividades económicas continúa aumentando.
Como se observa en el gráfico del INE, desde el verano del año pasado, lleva produciéndose de manera alarmante un incremento sistemático de los precios. Sin embargo, Calviño le ha restado importancia en varias ocasiones.
Por ejemplo, en septiembre, cuando el IPC cerraba en el 4%, la que se erigía como la ministra más preparada del Ejecutivo aseguraba que "la inflación no me preocupa a corto plazo" porque "no es exorbitante". En noviembre, cuando el IPC terminaba el mes en el insólito 5,5%, Calviño seguía asegurando que la subida de la inflación respondía a un "fenómeno transitorio"... Ahora, ha quedado más que demostrado que no había atisbo de transitoriedad en la subida de la inflación, como defendió hasta la saciedad el Ejecutivo de Sánchez y su número uno en materia económica.
La mayor metedura de pata de Calviño
La inflación no es el único fenómeno que la máxima autoridad económica del Ejecutivo ha subestimado. Podría decirse que la mayor metedura de pata de su carrera sucedió el 9 de marzo de 2020, cuando Calviño aseguró que el impacto económico del coronavirus sería "poco significativo" para la economía nacional.
Resulta que el "impacto" fue de tal calado, que el PIB de España sufrió el mayor desplome de las economías desarrolladas (con una caída del 10,8%). Pero eso no es todo: a día de hoy, nuestro país todavía se sitúa a la cola de la recuperación, ya que el PIB nacional es el que más lejos continúa de los niveles previos a la irrupción de la pandemia.
De hecho, en su último informe anual, el Banco de España alarga la salida de la crisis a finales de 2023. Este documento ha escocido sobremanera al Gobierno, que no ha dudado en declarar la guerra al organismo que dirige Hernández de Cos intentando desacreditar a la institución.
Previsiones fantasiosas
Las previsiones económicas del Gobierno y los cuadros macro —sobre los que se sustentan los Presupuestos del país año a año— también han sufrido importantes errores de cálculo por parte de Nadia Calviño y María Jesus Montero.
Respecto al PIB (lo que compete a Calviño), el Gobierno ha tenido que rectificar en varias ocasiones sus números. La primera corrección de la ministra se produjo en abril de 2021, donde se vio obligada a a rectificar 3,3 puntos su pronóstico de crecimiento (del imposible 9,8% prometido menguó al 6,5%, que tampoco cumplió).
Un año después, Calviño ha tenido que volver a rectificar. La ministra ha revisado también a la baja la previsión de crecimiento del PIB para este año, que todavía mantenía en un fantasioso 7%. El tijeretazo de Calviño ha llegado al 4,3%, una cifra que, de nuevo, está por encima de lo pronosticado por el Banco de España o la OCDE, por lo que todo hace presagiar que volverá a errar. Lejos quedaron también las promesas del Ejecutivo, con Calviño a la cabeza, que aseguraban que nuestro país se convertiría en "el motor de crecimiento de Europa".