Menú
EDITORIAL

No buscan el estado del bienestar, sino el bienestar del Estado

Si hay un modus operandi que defina al Gobierno social-comunista es su salvajismo confiscatorio. Nunca antes los contribuyentes españoles habían pagado tantos impuestos.

Hacienda intensifica la coacción fiscal que ejerce sobre los ciudadanos y las empresas del país. El voraz organismo que dirige María Jesús Montero no escatima en gastos ni en ideas predatorias con las que saquear al contribuyente hasta la extenuación. Gracias a las nuevas tecnologías, el cerco que ejerce el fisco contra la economía productiva cada vez es más estrecho. Pocas son las operaciones que se escapan ya de las​​​​​​​ garras de Hacienda, y cuando lo hacen, ​​el cas​​​​​​​tigo en forma de intereses o multas​​​​​​​ resulta​​​​​​​ devastador​​​​​​​ para el que lo sufre​​​.

De la mano de la tasa Google, la Agencia Tributaria ha dado un paso más en sus prácticas inquisitoriales y ha comenzado a controlar la localización de los teléfonos móviles de los contribuyentes. La excusa para llevar a cabo este ataque sin precedentes a la privacidad de los particulares es que el fisco necesita corroborar que las grandes plataformas digitales tributan en España para cobrarles los impuestos correspondientes. Por eso, está obligando a las compañías afectadas (más de 200) a geolocalizar a sus clientes y entregar a Hacienda los datos que informen de la ubicación desde donde se ha producido la compra o se ha efectuado el servicio por el que el Gobierno de Sánchez quiere llevarse su parte.

A pesar del empeño del Ejecutivo social-comunista en ser pionero en Europa en sablear a las tecnológicas de esta miserable manera, la tasa Google ha registrado un estrepitoso fracaso: solo ha recaudado 240 millones de euros en su primer año de implantación, el irrisorio 25% de lo que pronosticó el Gobierno. Sin embargo, la cara más rentable de la moneda es que su puesta en marcha le ha permitido a Hacienda seguir especializándose en las avanzadas técnicas de big data, inteligencia artificial o minería de datos con las que pretende fiscalizar -y exprimir- cada euro del contribuyente.

Mientras tanto, la indefensión de particulares y empresas va en aumento porque no hay nada más complicado que litigar contra la Administración por una cuestión tributaria. Pocos son los que se atreven ha hacerlo y menos, los que consiguen vencer a esta salvaje máquina extractora de riqueza. Así, Hacienda ha ido convirtiéndose poco poco en un instrumento cada vez más grande y todopoderoso. Y los ciudadanos, en sus súbditos.

Si hay un modus operandi que defina al Gobierno social-comunista es su salvajismo confiscatorio. Nunca antes los contribuyentes españoles habían pagado tantos impuestos, y a pesar de que la asfixia fiscal resulta insoportable, Sánchez y Montero no hacen sino explorar más maneras de exacerbarla. El pretexto de crujir a impuestos a quienes producen siempre es la financiación del falsario estado del bienestar, cuando la realidad es que lo único que buscan es el bienestar del Estado.

Temas

En Libre Mercado

    0
    comentarios