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EDITORIAL

Sánchez adelanta por la izquierda a la ultraizquierda

Lo que planea Montero constituirá un sablazo sin precedentes en las áreas más sensibles de la vida diaria de la inmensa mayoría de contribuyentes.

Lo que planea Montero constituirá un sablazo sin precedentes en las áreas más sensibles de la vida diaria de la inmensa mayoría de contribuyentes.
EFE

La voracidad fiscal del Gobierno no parece aplacarse con los nuevos impuestos a la banca y las eléctricas que Sánchez se sacó de la manga durante el debate del Estado de la Nación. Su diatriba furibunda contra los bancos, a los que acusó injusta e irresponsablemente de estar enriqueciéndose con la inflación, podría entenderse si proviniera de grupúsculos de extrema izquierda como la parte podemita del Gobierno de coalición, pero no, desde luego, de un partido de Gobierno que tiene que gestionar una situación económica cada vez más complicada.

La creación de nuevas figuras fiscales, como ocurre siempre, se traducirá en un aumento de los costes de las empresas y mayores dificultades de financiación para las familias, por más que el Ejecutivo socialpodemita asegure que va a exigir a la banca y las empresas energéticas que asuman este brutal aumento de costes. No va a ocurrir así, como han diagnosticado entre otras instituciones el Banco de España y el Central Europeo, que rechazan la demagogia confiscatoria de Sánchez porque supondrá una losa añadida a nuestra economía para retomar en el futuro la senda de crecimiento.

Pero ni las protestas de los sectores perjudicados ni las advertencias de las instituciones internacionales hacen mella en la determinación del Ejecutivo de imponer nuevas restricciones al desarrollo de la actividad económica. Tan es así que la ministra de Hacienda y flamante número dos del PSOE, María Jesús Montero, ya ha dejado ver que la intención del Gobierno es seguir agravando la situación del país con un aumento añadido de la presión fiscal, haciendo gala de la habitual hipocresía izquierdista.

Montero "no descarta" la adopción de nuevas subidas de impuestos con el pretexto absurdo de que solo recaerán a las rentas más altas. Como es evidente, el aumento de la presión fiscal en cualquier tramo de la economía afecta negativamente al crecimiento del PIB, una circunstancia que afecta fundamentalmente a las rentas más bajas, porque su situación laboral depende en mayor medida de que la economía mantenga un fuerte ritmo de crecimiento. Pero es que, además, lo que planea Montero es una subida añadida a los impuestos de los carburantes, el IVA y Sucesiones, lo que constituirá en su conjunto un sablazo sin precedentes en las áreas más sensibles de la vida diaria de la inmensa mayoría de contribuyentes.

Sánchez sigue adelante con su estrategia tendente a superar por la izquierda a sus socios más radicales, una suerte de política de tierra quemada que va a depauperar la economía española hasta límites aún más preocupantes a partir de este próximo otoño. Ante esta huida hacia adelante del sanchismo, que ya no tiene ni siquiera el freno del aparato del PSOE, se entiende mejor que el Partido Popular esté arrasando en las encuestas a menos de un año y medio de unas elecciones generales que pueden llevarse por delante al PSOE en su conjunto.

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