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Frenazo en la industria: el hundimiento de su consumo de gas supera en diez puntos al del COVID

El consumo de gas natural por grandes empresas e la industria es un indicador económico adelantado difícilmente manipulable y ahora prevé una crisis.

El consumo de gas natural por grandes empresas e la industria es un indicador económico adelantado difícilmente manipulable y ahora prevé una crisis.
Un empleado en una instalación de almacenamiento de gas. | EFE

El consumo de gas por la industria y las grandes empresas españolas se ha desplomado con rotundidad por segundo mes consecutivo y anticipa un duro golpe económico a la vuelta del verano. Su caída total en medición interanual alcanza ya un 31,8%, con sectores que llegan a hundimientos de entre un 44% y un 58%. Pero, posiblemente, la forma más visible de entender el parón de actividad en el que está entrando la industria es la comparativa con lo ocurrido en abril de 2020, recién decretado el estado de alarma por el COVID. Y es que, en ese momento, la caída del consumo de gas natural por la industria española fue de un 21,7%, 10,1 puntos menos de desplome que el registrado ya en los datos oficiales del gestor técnico del gas en el mes de julio.

Abril de 2020 se convirtió en el mes que reflejó con mayor crudeza el desastre económico del COVID. El inconstitucional decreto de estado de alarma del Gobierno de Pedro Sánchez se aprobó en marzo de ese mismo año. Y abril recogió el golpe provocado por las restricciones generales, la caída del consumo, el freno a la actividad laboral fruto de la reclusión en los hogares y hasta el parón de las expectativas económicas por el pánico ante un virus desconocido y que generaba una tremenda incertidumbre en cuanto a su duración y efectos a medio y largo plazo.

Y, con todo, el hundimiento interanual del consumo de gas de la industria y grandes empresas en aquel mes de abril marcado por completo por el COVID quedó en un 21,7%. Este pasado mes de julio el desplome ha llegado de media al 31,8%.

Y si el dato de caída media asusta, algunos de los indicadores sectoriales producen terror. Los datos son los siguientes: el sector servicios cae un -7,6%; construcción baja un -12,5%; metalurgia lo hace en un -16,2%; la industria agroalimentaria se desploma un -20,5%; y el área calificada como resto de la industria lo hace en nada menos que un -23,4%. Pero, a partir de ahí, comienzan directamente los dramas: Papel cae el -26,4%; Química/Farmacéutica un -34,8%; Textil hasta un -44,2%; Generación de electricidad por medio de gas natural un -44,4%; y el refino de combustibles hasta un terrrible -58,0%.

Hay que tener en cuenta que el consumo de gas natural por las grandes empresas y la industria es un indicador económico adelantado difícilmente manipulable por los políticos y que muestra con gran fidelidad el nivel real de actividad que tienen y prevén tener esas compañías. Si no gastan en gas natural en sus factorías o empresas, significa que la actividad ha empezado a caer y no prevén un repunte del consumo. Si ese gasto en gas se desploma, entonces es que la gran industria se prepara para una crisis de grandes dimensiones.

Y en estos momentos se observa un hundimiento que sólo puede anticipar un fuerte parón de la economía a la vuelta del verano.

Se trata de datos que prueban que el fuerte incremento de los costes sociales y fiscales decretado por el Gobierno, unido a la escala de los precios en general y de la energía en concreto, se han convertido en una bomba de relojería para la actividad empresarial y económica. Este pasado viernes, de hecho, el INE confirmó el dato de inflación en España: 10,8%. Y los analistas anticipan que puede no haber tocado techo, pese a que el IPC marca nuevos récords de forma mensual. Y el Banco de España, en un reciente informe, señala, además, que un 93% de los alimentos han subido en "tasas extremadamente elevadas" en los últimos meses, por encima, incluso, de la escalada general de la inflación. De hecho, y según este organismo, el precio del aceite ha subido nada más y nada menos que un 56% en los seis primeros meses del año. Y los cereales, los lácteos, los huevos y la carne se encarecieron un 17%, 16% y 10%, respectivamente.

Traducido: tanto las familias, como las empresas e industria se preparan para una crisis de fuertes dimensiones.

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