Como es habitual, el pasado martes prácticamente todos los medios de comunicación españoles dieron por buena la propaganda del Gobierno e informaban de una supùesta rectificación de Francia en su oposición al Midcat --el proyecto de gaseoducto que uniría España con el norte de Europa— después de "la presión" ejercida por Pedro Sánchez y el canciller alemán Olaf Scholtz, que se reunieron ese mismo día en Berlín.
Tal y como informó Libertad Digital, los medios españoles convirtieron una displicente respuesta del ministro de Economía francés Bruno Le Marie, que se limitó a decir "estudiaremos la propuesta de nuestros amigos", en un cambio de postura provocado por la "presión ejercida por Sánchez y Scholtz". La realidad es que ni Francia estaba variando un ápice su rechazo al Midcat, ni esa presión fue tal como prueba el hecho de que Sánchez y Scholtz ni se atrevieron mencionar a Macron. Además de que el ministro de Economía francés no tiene mucho qué decir en un asunto que afecta a la política exterior y geoestrátegica de Francia y depende de la Presidencia de la República, resulta evidente que Francia no necesita "estudiar" un proyecto como el Midcat que conoce perfectamente hace años. Precisamente lo rechaza por haberlo estudiado y entender que perjudica sus intereses. Así, mientras todas las cabeceras españolas abrían a toda página con el supuesto cambio de posición de Francia, sólo bastaba con ojear Le Figaro o Le Monde para ver que en la prensa francesa la noticia ni siquiera existía.
Por si quedaba alguna duda, El Mundo publica este jueves una información que zanja la cuestión. Fuentes del ministerio de Energía francés han confirmado al periodista Carlos Segovia que no existe ningún cambio y que para Francia el Midcat "no es una respuesta a la actual crisis energética". "Desde el comienzo de la crisis energética, las interconexiones con Bélgica, por un lado, y con Suiza e Italia, por otro, que abastecen indirectamente a toda Europa del Este, incluida Alemania, han sido utilizadas en su totalidad en dirección a las exportaciones: en agosto, estaban saturadas al 87% y al 97%, respectivamente", añaden desde el ministerio francés.
La última vez que Macron se pronunció sobre este cuestión fue en su reciente vista a Argelia en la que ninguneó al Gobierno de Sánchez y dejó claro el rechazo de Francia al Midcat. A la oposición francesa, se suma la voladura de las relaciones con Argelia, al entregar Sánchez el Sáhara a Marruecos, lo que hace inviable el proyecto, al ser ahora Italia la principal vía de importación del gas argelino.
La realidad es que Sánchez no ha presionado a Macron en ningún momento, sino que se ha acobardado, dando por bueno que sea Italia quien tenga el control del envío de gas al norte de Europa y planteando como alternativa un gaseoducto submarino con Italia, que ni siquiera está diseñado y que es absolutamente inviable e innecesario. Y Alemania, por su parte, ya da por descontado que no habrá Midcat y proyecta otras alternativas como reforzar y ampliar los gaeoductos con Noruega.