La capacidad del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez para hacer el ridículo en el plano energético no conoce límites. Primero fue con la famosa excepción ibérica que trató de vender por toda Europa sin tener siquiera un proyecto claro. La UE tardó meses en dar luz verde a regañadientes a España para rebajar el precio del gas. Para colmo, el efecto de la medida no se notó en el bolsillo del consumidor, que siguió pagando la luz cada día más cara.
El segundo gran ridículo fue el de las medidas de ahorro energético que anunciaron a comienzos del mes de agosto sin consultar ni consensuar con nadie. Llegaron a decir que "importantes rankings internacionales" habían felicitado a España como el país que mejores medidas había tomado. Resultó que no había tales rankings, sino un artículo escrito por dos jóvenes periodistas que felicitaban a España por ser el país con unas medidas más tendentes a empobrecer a su población.
Pues bien, ahora es el Midcat el que trae de cabeza al Ejecutivo. Este lunes Emmanuel Macron vapuleaba a Sánchez en una entrevista en Le Monde. Preguntado por el proyecto del gasoducto Midcat, que supuestamente pretende canalizar el combustible desde España hasta Alemania, pasando por Francia, Macron siguió mostrando su oposición al proyecto.
Recordaba Macron que ya hay dos tubos operativos (uno en Irún y otro en Larrau-Calahorra) y que son suficientes a medio y largo plazo, decía el mandatario Francés. Es más, dijo no entender el empeño español en este proyecto cuando estas dos canalizaciones están al 50% de su capacidad y, para colmo, España en lugar de estar exportando gas por ellos, "¡está importando!".
"No estamos en proceso de saturar las conexiones existentes y no hay necesidad de que España exporte sus capacidades de gas a Francia, ya que está importando en este momento en el que hablo. No comprendo el problema a corto plazo que estamos intentado resolver".
Pese a este vapuleo, desde el Gobierno español se empeñan en decirnos que España lidera el debate internacional y que es punta de lanza en la lucha contra el cambio climático y en políticas energéticas. El ministro de Presidencia Félix Bolaños decía que "es motivo de orgullo el que el presidente esté liderando el debate energético en Europa con propuestas, con medidas que salen y nacen en España pero que hacen suyas la Comisión Europea y su presidenta, y otros países como Alemania".
Pues ni orgullo ni felicitación: Bruselas se ha puesto de perfil y no ha apoyado el proyecto de Midcat que defiende Sánchez. "No podemos dar una posición específica en este momento, hace falta que los Estados miembros y los promotores avancen en el análisis sobre las posibilidades de viabilidad del proyecto y entonces estaremos en medida de dar nuestra opinión sobre un proyecto preciso". Vamos, que se pone de perfil.
Para colmo, tal y como publicaba este martes Libertad Digital, el documento base de la nueva política energética de la UE refleja un revés importante a las aspiraciones publicitarias de Sánchez y su pretendido liderazgo energético europeo. Su "excepción ibérica" son extraordinariamente descalificados en el primer informe de la Comisión Europea. Casi tanto como su impuesto a las energéticas.
Mientras tanto la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, inasequible al desaliento, no ha querido tirar la toalla y tras el Consejo de Ministros ha dicho que llevará el viernes al Consejo extraordiario de Energía el proyecto del MidCat, que sí considera importante. "La Comisión dice que no está en la lista de proyectos de interés comunitario, porque la lista es previa al debate suscitado en este momento. Sí está en el anexo de infraestructuras importantes para responder a la crisis energética actual", ha dicho refiriéndose al plan Repower EU, que se realizó antes del verano con los líderes europeos. La baza del Ejecutivo será la de explicar que por ese gasoducto en el futuro podrá pasar hidrógeno verde.