Pedro Sánchez acaba de defender en el Senado su plan de recortes de luz y gas ante Núñez Feijóo. Y lo ha vuelto a hacer asegurando que España tiene garantizado el abastecimiento de gas natural y que, de hecho, por eso debemos ayudar al norte de Europa a sortear los cortes de envío de gas de Rusia. Para ello, obviamente, sería necesario que nos sobrase gas y lo pudiésemos exportar al norte de la UE. Pero, lo cierto, es que eso no es así, por mucho que lo repita el presidente del Gobierno.
España ha pasado todo el mes de agosto diciendo a la ciudadanía que los recortes de energía eran para exportar gas a través de Francia y la realidad es que España ha eliminado por completo las exportaciones y ha importado de forma más que considerable gas ante las crecientes necesidades de un gas a precios asumibles. El mes de agosto, de hecho, ha cerrado con una importación total de gas a través de Francia por un volumen equivalente a un tercio del gas recibido de Argelia, nuestro tradicional mayor suministrador.
España no es ya ninguna solución para Europa en materia energética. Al revés: es un país que detrae gas del que podría ir al norte de Europa porque no somos capaces de comprarlo a precios asumibles de otros proveedores.
Los últimos datos oficiales de tráfico de gas natural por los gasoductos españoles son rotundos y avalan por completo esta afirmación.
Mientras Pedro Sánchez llevaba al Congreso de los Diputados su decreto de cortes energéticos con el supuesto objetivo de ahorrar gas para enviarlo al norte de la UE y ayudar a esos países ante el bloqueo del gas ruso, España no ha exportado nada por medio del gasoducto que nos une con Francia. Literalmente ni un día de agosto se ha enviado gas por ese tubo. Todo lo contrario: se ha importado. Y tanto que se han llegado a sumar 3.074,8 GWh/día, casi un tercio de todo lo recibido por gasoducto de Argelia (9.127,1 GWh/día), según reflejan los datos oficiales del gestor técnico del gas.
Y ello se complementa con toda una serie de datos altamente preocupantes. España ha estado comprando 5.317 GWh de gas a Rusia traído en buques metaneros, según los datos oficiales y cerrados del mes de julio. Esa cifra supone haber multiplicado por 2,4 las compras del mismo mes del año anterior.
Y, pese a no exportar gas hacia el norte de Europa, quien sí parece tener aseguradas las exportaciones de gas desde España es un país que ha conseguido hasta el momento todo lo que ha querido de Pedro Sánchez: Marruecos.
Los datos oficiales de flujo de gas natural por los gasoductos españoles revelan igualmente ese dato. Y es que, mientras que España ha dejado en agosto de exportar gas con destino al norte de Europa, sí ha mantenido un envío continuo con destino a Marruecos. Esos datos oficiales revelan que el día 1 de agosto España envió 0,5 GWh/día. El día 2 elevó el envío hasta 1 GWh/día. El viernes 5 pasó directamente a alcanzar un pico de envío de 31,5 GWh/día. Y otros días ha mantenido esas exportaciones con volúmenes sensibles como los 18,7 GWh/día remitidos el lunes 15 de agosto, o los 11,4 GWh/día del viernes 19, o los 25,6 GWh/día del 31 de agosto.
Traducido: en el mismo periodo en el que se tramitaba el decreto de ahorro de gas para ayudar a la UE, España dejaba de ayudar a la UE, pero sí reafirmaba su compromiso de ayuda a Marruecos.
La cifra total exportada a Marruecos ha ascendido a 117,6 GWh/día de gas natural a lo largo de todo agosto.
Y todo ello en medio de de dos hechos importantes para entender el contexto. Uno, justo cuando España está teniendo que echarse en manos de proveedores de gas natural muy caros o imposibles de defender, como Rusia. Y, dos, cuando Argelia, proveedor tradicional de gas de España, ha advertido a Sánchez de que aún endurecerá más las relaciones comerciales con España si sigue enviando gas a Marruecos. Y eso es justo lo que estamos haciendo tras haber regalado el Sáhara a Rabat.