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Las cifras que tumban el cuento de la "redistribución" de Sánchez y desmontan su guerra a los ricos

Su tasa a las grandes fortunas genera hasta 50 euros de daño económico por cada 1 euro recaudado.

Su tasa a las grandes fortunas genera hasta 50 euros de daño económico por cada 1 euro recaudado.
EFE

El paquete de medidas presentado por el gobierno de España "no reduce la fiscalidad que recae sobre las clases medias españolas y penaliza a las rentas altas", pese a lo cual las medidas "no tendrán efecto positivo alguno sobre la distribución de la renta". A cambio, el Ejecutivo "penaliza el crecimiento de la economía a corto, medio y largo plazo".

He ahí las conclusiones generales que se derivan del informe que la consultora Freemarket CI ha dedicado a los planes fiscales del gobierno de PSOE y Podemos. Según el documento, al que ha tenido acceso Libre Mercado, "la propuesta carece de racionalidad económica y solo parece responder a criterios de naturaleza ideológica y electoral", que tendrá "consecuencias lesivas sobre los incentivos de los ciudadanos a trabajar, ahorrar e invertir".

Moncloa justifica la subida fiscal hablando de la necesidad de redistribuir los ingresos y gravar más a quienes más ganan. Partiendo de esa base, el análisis de Freemarket CI ha planteado cuál podría ser el impacto en el reparto de la renta del Impuesto de Solidaridad sobre las Grandes Fortunas. La potencia recaudatoria de dicho gravamen ha sido estimada por el Ejecutivo en 1.500 millones.

Pues bien, transfiriendo todo lo recaudado a las personas que están en riesgo de pobreza o exclusión social, el informe encuentra que apenas hablaríamos de un pago de apenas 12 euros al mes por beneficiario. Una cifra irrisoria, especialmente en un contexto de altísima inflación. De igual modo, si se hiciese lo propio con las rentas bajas, definidas por el gobierno como aquellas que perciben menos de 21.000 euros anuales, el efecto redistributivo sería de 10 euros al mes por perceptor.

Pero estos datos pecan incluso de optimistas, puesto que parte importante de los 3.100 millones que pretende conseguir el gobierno a base de conjugar el Impuesto de Solidaridad sobre las Grandes Fortunas con otras medidas como el aumento del IRPF aplicado a las rentas del capital de más de 200.000 euros se dedicarán a financiar un aumento del gasto militar valorado en 2.500 millones.

Así pues, el efecto recaudatorio neto sería de 600 millones de euros, es decir, apenas el 0,09% del gasto público total. Y esto significa que el efecto redistributivo solo llegaría, en el mejor de los casos, a 5 euros mensuales si el dinero se dedicase a las personas en riesgo de pobreza o exclusión social o 4 euros, si los beneficiarios fuesen aquellos ciudadanos con ingresos bajos.

A cambio, la adopción de este tributo acarrea un efecto más que notable sobre el PIB y el stock de capital. En 2030, la incidencia del gravamen se movería entre el 0,5% y el 2,5% del PIB. Además, el stock de capital se reduciría entre un 1,25% y un 5,85%. Así lo vemos reflejado en el siguiente gráfico:

efecto-pib-inversion-impuesto-patrimonio.png

Por tanto, podemos plantear que la mejora efectiva de 600 millones en el margen presupuestario disponible para políticas redistributivas llega a costa de hundir la economía, que sufrirá un descenso productivo comprendido entre los 6.000 y los 30.000 millones de euros, dependiendo del tipo aplicado finalmente.

Dicho de otro modo: cabe estimar que, por cada 1 euro redistribuido, se pueden perder hasta 50 euros de actividad económica, con todo lo que eso supone para el empleo y los salarios del conjunto de los españoles. Además, asumiendo una presión fiscal del 30% sobre el conjunto de la actividad, los 1.500 millones recaudados quedarían anulados por la pérdida recaudatoria de entre 2.000 y 10.000 millones que generaría este gravamen. Un desastre.

En este sentido, y volviendo al trabajo de la consultora de Lorenzo Bernaldo de Quirós, "la tasa actuaría de forma muy negativa, afectando al crecimiento y la creación de valor". A cambio, "los segmentos vulnerables de la población no experimentarían ninguna mejora sustancial de su posición". Un sinsentido que pone de manifiesto la ausencia de sustancia en el discurso del gobierno sobre la "redistribución" que supuestamente podrá financiar con esta "caza a los ricos". Y todo en plena crisis económica, con una inflación galopante y con un modelo económico socialista que lleva ya tiempo aumentando la desigualdad, la pobreza y los desahucios.

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