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Así aumenta la izquierda la desigualdad en España

Un repaso a las tres medidas de política económica defendidas por PSOE y Podemos que no solo no reducen la desigualdad, sino que la aumentan.

Un repaso a las tres medidas de política económica defendidas por PSOE y Podemos que no solo no reducen la desigualdad, sino que la aumentan.
Pedro Sánchez y Nadia Calviño en los pasillos del Congreso. | EFE

En términos históricos, la medición de la desigualdad de renta muestra un claro patrón en España: sube cuando gobierna el PSOE y baja cuando es el PP quien ocupa el poder Ejecutivo. Si repasamos la evolución de este indicador en los cuarenta últimos años, vemos que su tendencia fue al alza en los años de Felipe González, Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez, al contrario de lo sucedido cuando fueron José María Aznar y Mariano Rajoy los máximos responsables del gobierno de la nación.

¿Cómo se explica el hecho de que la izquierda, que ha hecho de la igualdad su principal caballo de batalla, sea responsable de los grandes aumentos de las diferencias de renta entre los españoles? Hay al menos tres aspectos claves que contribuyen a explicar el fracaso de las políticas socialistas en este ámbito: la ineficacia de los programas redistributivos que defiende el PSOE, el creciente peso que otorgan los socialistas al empleo público y la apuesta del flanco izquierdista por un marco laboral excesivamente rígido.

Lo vemos punto por punto:

1. Ineficacia redistributiva.

Entre los 33 países que ha analizado la OCDE en su último informe "Government at Glance", España ocupa el puesto 27 en la medición referida a la desigualdad "de mercado". Sin embargo, a los salarios brutos hay que descontarle el efecto de la redistribución, vía impuestos y subsidios. Pues bien, cuando hacemos ese ajuste, nuestro país figura… nuevamente en el puesto 27. Por tanto, el modelo de redistribución vigente en España es totalmente ineficaz.

Otros países logran resultados mucho más satisfactorios. Es el caso de Estonia, que sube del número 12 al 6 gracias a un modelo más eficaz en el que, al contrario de lo que ocurre en España, los impuestos son bajos y los subsidios son puntuales y están mejor diseñados. Hay, por lo tanto, un problema central en el modelo socialista: los tributos elevados no solo entorpecen la actividad económica, sino que ni siquiera contribuyen al objetivo declarado de reducir la desigualdad, mientras que los subsidios y ayudas no solo generan una mayor dependencia económica del presupuesto público, sino que además tienen un efecto muy decepcionante en la minoración de las diferencias económicas.

Estos resultados que ofrece la OCDE son coherentes con un estudio elaborado recientemente por José Félix Sanz. El catedrático de la Universidad Complutense ha encontrado que, entre todas las comunidades autónomas, son los feudos del PSOE los que presentan la menor eficacia redistributiva asociada a los tramos regionales del Impuesto sobre la Renta. De igual modo, el sistema madrileño, con un esfuerzo fiscal mucho menor, tiene mejores efectos en términos redistributivos.

2. Creciente peso del empleo público.

Desde que Pedro Sánchez es presidente del gobierno, el empleo público ha aumentado cuatro veces más que el privado. Se repite el mismo patrón que bajo la Administración de Felipe González, que saldó sus catorce años en el gobierno sin crear empleo neto y con un peso ascendente del empleo público, o durante el periodo de Rodríguez Zapatero, quien también presidió un claro repunte del número de trabajadores a sueldo del Estado.

Esto es importante en términos de desigualdad de ingresos porque existe una importante brecha salarial entre los trabajadores públicos y los privados, hasta el punto de que, en promedio, el sueldo mensual de los primeros excede al de los segundos en más de 800 euros. Solo el 7% de los trabajadores públicos cobra menos de 1.350 euros mensuales, frente a un 36% de asalariados privados.

3. Rigidez laboral.

De igual modo, la insistencia de la izquierda en consolidar un mercado de trabajo excesivamente intervenido y rígido choca frontalmente con su objetivo declarado de reducir la desigualdad puesto que, en la práctica, lo único que se consigue por esta vía es exacerbar la exclusión laboral, que afecta especialmente a colectivos como los jóvenes, los trabajadores poco cualificados o los parados de larga duración.

Se ha demostrado que las subidas del salario mínimo afectan cuatro veces más al sector privado que al público. No solo eso: en la última década, casi el 90% del aumento de la desigualdad de ingresos se explica simple y llanamente por el aumento del paro. Los ricos no son más ricos, porque los niveles de ingresos del 1% que más gana en relación con el resto de la población se han reducido con respecto a la década de los 2000, pero los pobres sí son más pobres, puesto que el modelo laboral impulsado y defendido por la izquierda se traduce no solo en menos crecimiento y más esfuerzo fiscal, sino que también provoca más desigualdad.

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