Pedro Sánchez vendía su España idílica desde la tribuna del Senado. Hablaba de precios de la electricidad en bajada, de una supuesta inflación bajo control, de una energía asegurada para todos y de un teórico "escudo social" pletórico. Y, justo en el mismo momento, era la propia Comisión Europea la que aguaba el baño de fantasía del presidente. Lo hacía con un informe oficial en el que mostraba los datos reales del precio de la electricidad en el último periodo registrado —el segundo trimestre del año—. Y la realidad es que la España idílica de Sánchez volvía a estar en la banda más alta de precios de la electricidad de toda la UE.
Y la razón para estos precios enloquecidos es doble. Por un lado, por culpa del propio precio de la energía, cuyo mix de fuentes de generación se ha orientado hacia combustibles caros y, encima, espoleados por el Gobierno tras haber provocado la pérdida de los contratos baratos de gas de Argelia —tras haber regalado el Sáhara a Marruecos—. A ese combinado se le suma la crisis energética provocada por el ataque de Rusia a Ucrania y el resultado es visible en todos los hogares y empresas de España.
Precios totales, con impuestos
Pero, por otro lado, porque los precios que recoge Bruselas son los totales: con los impuestos. Y el Gobierno de Pedro Sánchez, con 54 subidas globales y totales de los impuestos desde que estrenó la Moncloa, sabe mucho de subidas de impuestos. De hecho, las únicas bajadas de tipos puntuales de las que alardea Sánchez se han producido tras duras polémicas y gracias a la exigencia de la población y oposición. Es más, siempre en proporción menor a la escalada de la base imponible sobre la que se calcula el impuesto. Es decir, con el resultado de que la supuesta bajada ha sido simplemente una fachada cosmética que no ha tapado realmente una subida neta del impuesto: así ha ocurrido, por ejemplo, con el retoque del IVA de la electricidad.
La UE divide los precios de la electricidad en cuatro bandas, como puede verse en el gráfico elaborado por Bruselas. Y España figura en la banda más alta de todas. El informe de la Comisión Europea afirma que "el segundo trimestre de 2022 estuvo marcado por el impacto de los acontecimientos posteriores a la invasión no provocada de Rusia contra Ucrania, los altos precios de las materias primas energéticas (principalmente gas, pero también carbón), la reducción de los flujos de gas por gasoducto y la incertidumbre de los mercados sobre la seguridad europea de suministro de gas".
El estudio añade que "el alto precio del gas, la menor disponibilidad de plantas de energía nuclear y la débil producción hidroeléctrica debido a las sequías ejercieron una presión adicional sobre el mercado mayorista de electricidad". Y que "los altos precios de las materias primas energéticas, especialmente el gas (combustible que a menudo se usa en las centrales eléctricas que establecen el precio mayorista marginal de la electricidad), continuaron respaldando los altos precios mayoristas de la electricidad y la volatilidad durante el segundo trimestre de 2022".
Ahorro energético
El informe también tumba el triunfalismo del Gobierno afirmando que se camina en la senda del ahorro energético: "El consumo de electricidad en la UE registró una pequeña disminución (-0,4%) en comparación con los niveles del año pasado en el segundo trimestre de 2022, tras el impacto de los altos precios de la electricidad y la consiguiente reducción de la demanda industrial, a pesar del aumento de la actividad económica".
Datos a favor de la nuclear
E, igualmente, el mismo informe, aporta datos en favor de la nuclear: "Los niveles de producción reducidos de la generación hidroeléctrica y nuclear favorecieron que la generación de combustibles fósiles aumentara un 6% (+12 TWh) interanual en el segundo trimestre de 2022, a pesar de los altos precios de las materias primas energéticas. La generación con carbón y lignito aumentó un 19% (+15 TWh), mientras que la generación con gas menos intensivo en CO2 disminuyó un 7% (-7 TWh). Según estimaciones preliminares, la huella de carbono del segundo trimestre de 2022 del sector eléctrico de la UE aumentó un 10 % en comparación con el segundo trimestre de 2021".
Traducido: con la agenda ultraecologista 2030 no se están logrando ni las metas de reducción de emisiones, ni los objetivos de ahorro energético, ni el logro de una energía barata.