Desde la Agencia Tributaria afrontan un nuevo reto: llegar a los 30.000 inspectores de Hacienda para aumentar el control sobre los contribuyentes y, dicen, llegar a la media de los países de la OCDE. Actualmente, se encuentran en activo 26.000 trabajadores en este puesto, pero en los próximos años, 7.000 de ellos – los pertenecientes a la generación del baby-boom – se jubilarán. Por esta razón, las academias están pisando el acelerador para formar a los nuevos candidatos.
Y desde Hacienda han habilitado nuevas aulas de formación para poder educar y preparar a los candidatos a inspector de Hacienda. Las plazas, de momento, se irán convocando paulatinamente. El reto es llegar primero a los 28.000 y, posteriormente a los 30.000 a pesar de las jubilaciones. Esto significa que se tendrán que incorporar un total de 11.000 nuevos inspectores para poder llegar al número deseado.
Este tema ha sido analizado en profundidad durante el XXXII Congreso de los inspectores de Hacienda del Estado celebrado en Granada. Allí se ha hecho hincapié en la necesidad de cubrir las vacantes que se producirán por las jubilaciones y engrosar la plantilla en 4.000 nuevos efectivos, ya que actualmente cuentan con 26.000 inspectores.
Sin embargo, es un tema que ha generado una cierta controversia en el cuerpo funcionarial, ya que como señalaba Ana de la Herrán, vicepresidenta de la asociación de inspectores, "no puede ser una recuperación a cualquier precio. No se trata de cuantos más mejor. Más vale 10 bien preparados que 50 de los que estén preparados cinco". Por el momento, se han ampliado las plazas para formación en lugares como Barcelona a la espera de que salgan nuevas convocatorias.
Denuncian al Gobierno
Los inspectores de Hacienda también han hecho mención en el Congreso al recurso presentado ante el Defensor del Pueblo. Y es que, desde el cuerpo aseguran que la reforma de promoción interna que está planteando el Ejecutivo puede convertir a la Agencia un órgano politizado. Por eso, han pedido que se blinde el organismo y que se limiten los nombramientos "a dedo" para seguir garantizando la independencia.
