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Garzón lanza ahora la guerra contra los envases plásticos que impiden que los alimentos vayan a la basura de inmediato

El ministro de Unidas Podemos critica que la alimentación sea considerada como mercancía y pide un nuevo "sistema de producción y consumo sostenible".

El ministro de Unidas Podemos critica que la alimentación sea considerada como mercancía y pide un nuevo "sistema de producción y consumo sostenible".
El ministro de Consumo, Alberto Garzón, este jueves 3 de noviembre. | Europa Press

De la carne, a los coches. De los roscones de reyes baratos, a los juguetes "sexistas". Y ahora, del campo, a los envases de plástico. La lista de prohibiciones de Alberto Garzón no tiene fin. Y ya ha elegido el nuevo objetivo para sus ataques: los envases de plástico de los alimentos. Es decir, ese material que se usa, precisamente, para asegurar que la comida dure más tiempo y no haya que tirarla a la basura sin consumir por completo.

Los comunistas preparan ya su nuevo golpe al poder adquisitivo de los hogares con menos recursos. La nueva cruzada laica del ministro de Consumo se llama "envases de plástico". Y el ministro con mayor capacidad para imaginar prohibiciones ha decidido que este año entrante debe ser el del ataque a los envases. A partir de ahora, vuelta al papel.

El departamento del ministro de Consumo, Alberto Garzón, ha subrayado ya la "importancia de transitar hacia un sistema de producción y consumo sostenible en el que el paradigma de la alimentación como mercancía sea superado por el de la alimentación como derecho humano", como señala la propia documentación oficial. ¿Y qué significa eso? Pues, para Garzón, mas prohibiciones.

Garzón quiere que uno de los pilares del plan "para entender que necesitamos un consumo y una dieta saludable y sostenible es ser conscientes de que tenemos que vivir dentro de los límites biofísicos del planeta y, a la vez, ser capaces de satisfacer las necesidades humanas, entre ellas, la alimentación".

Según su propia argumentación, existen "obstáculos, resistencias y conflictos de intereses" entre quienes prefieren "mantener el paradigma de la alimentación como mercancía, que es incompatible con los límites planetarios", y quienes defienden el enfoque de la alimentación como "un derecho humano que hay que garantizar en todo el planeta".

Para el ministro se trata "de una aproximación radicalmente distinta. Y esto es lo que tenemos que ser capaces de conseguir, no sólo desde el lado del consumo, sino también desde el lado de la producción" explica Garzón.

Concienciar a la ciudadanía

El objetivo del ministro es múltiple: por un lado, "concienciar a la ciudadanía sobre los beneficios individuales y colectivos que tiene un consumo saludable y sostenible". Por otro, "seguir presionando a los poderes públicos y privados para que se continúe por esta senda de la sostenibilidad".

Y, por último, las nuevas prohibiciones y ataques: Garzón tiene una lista de los cambios de hábitos que se deben hacer en el día a día "para avanzar hacia sistemas de producción y consumo más sostenibles". Y allí figuran, por ejemplo, "la dieta mediterránea, que prioriza el consumo de alimentos de origen vegetal y pescado y modera la ingesta de carne y productos lácteos"; "hacer la compra local y de proximidad"; "optar por aquellos productos animales que provengan de explotaciones donde se cumplan los estándares de bienestar animal"; y, atención, "disminuir el sobreenvasado eligiendo fórmulas que impliquen un menor uso de plásticos".

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