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El falso axioma de la izquierda: el aumento del gasto no está reduciendo la desigualdad

Los datos para la OCDE y España ponen de manifiesto la falsedad del discurso económico de la izquierda.

Los datos para la OCDE y España ponen de manifiesto la falsedad del discurso económico de la izquierda.
Pedro Sánchez | EFE

Sobre el papel, la socialdemocracia insiste en que el Estado de Bienestar tiene una de sus principales justificaciones en la reducción de la desigualdad. Por lo tanto, evaluar la capacidad de los impuestos y el gasto sobre la redistribución nos permite evaluar hasta qué punto se cumple este objetivo en los países de nuestro entorno.

Para hacer este ejercicio, hemos tomado como referencia la "desigualdad de mercado" (es decir, el Coeficiente Gini que arrojaría la distribución de la renta según la estructura salarial de cada país) y, a renglón seguido, la hemos comparado con la "desigualdad redistributiva" (es decir, las diferenciales reales que se observan en la distribución del ingreso, al tomar en cuenta el efecto del Estado de Bienestar, con sus impuestos y sus gastos). La fuente empleada es la base de datos que la OCDE dedica a este asunto.

La caída que se da en España es del 34,8%, puesto que pasamos de un Gini de 0,49 puntos sobre 1 en la primera métrica evaluada a un resultado de 0,32 puntos sobre 1 en el segundo indicador analizado. Solo se da un descenso menos intenso en Suiza (-21,4%), Letonia (-26,5%), Lituania (-27,9%), Reino Unido (-30%), Islandia (-32,2%), Países Bajos (-32,9%) y Estonia (-34,4%).

En cambio, muchos otros países de la OCDE logran un descenso mucho más intenso de la desigualdad a través de la intervención de sus respectivos Estados de Bienestar. Es el caso de Italia (-35,4%), Suecia (-36,3%), Luxemburgo (-37,8%), Polonia (-37,8%), Hungría (-38,2%), Portugal (-39,3%), Noruega (-39,7%), Dinamarca (-39,8%), Alemania (40,4%), Grecia (-41,3%), Eslovaquia (-42%), República Checa (-42,6%), Austria (43,6%), Francia (-43,7%), Irlanda (-43,8%), Eslovenia (-44,6%), Bélgica (-46,4%) o Finlandia (-48,6%).

Pensemos, por ejemplo, en el caso de Eslovenia. Su desigualdad, medida con el Coeficiente Gini, se reduce de 0,44 a 0,25 puntos con un gasto público del 43,2% del PIB. Irlanda logra una caída similar, del 43,8%, con unas Administraciones Públicas que solamente consumen el 24,3% del PIB. República Checa recorta la desigualdad de 0,43 a 0,25 puntos con un tamaño del Estado que asciende al 41,1% del PIB. Eslovaquia consigue una reducción de 0,38 a 0,22 puntos movilizando un gasto público del 40,7% del PIB.

En la misma línea, podemos analizar los datos de la propia España a lo largo del tiempo. Así, entre 2007 y 2012 el gasto subió del 39,3% al 49,5% del PIB, pero el Coeficiente Gini no solo no se redujo, sino que fue del 0,31 al 0,33. En cambio, entre 2013 y 2018 el peso del Estado se redujo hasta el 41,8% del PIB pero la desigualdad se redujo ()pasó a ser del 0,32.

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Todo apunta a que esta circunstancia se está repitiendo nuevamente, porque los datos preliminares apuntan que el Coeficiente Gini subió de 0,32 a 0,33 puntos entre 2019 y 2021, a pesar de que el gasto público aumentó del 42,3% al 48,9% del PIB durante este periodo. Por tanto, no solo no es cierto que elevar el peso del Estado contribuye a reducir la desigualdad, sino que, además, puede suceder que dicha circunstancia tenga el efecto opuesto. Al fin y al cabo, un mayor gasto supone también una mayor presión fiscal sobre el tejido productivo, lo que a su vez desincentiva la inversión, la creación de empleo y las mejoras salariales.

Entonces, ¿por qué no se aprecia el axioma más gasto = menos desigualdad que tanto pregona la izquierda? ¿Por qué los datos desmienten el presupuesto ideológico central de la izquierda? Los datos son claros: el 90% del aumento de la desigualdad que vivió España durante la pasada década se debió a la subida del paro. Así, sigue siendo cierto que, como diría Ronald Reagan, la mejor política social es crear empleo...

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