España, como otros países europeos, está sumida en una terrible inflación que afecta ya a toda la cadena de valor de bienes y servicios, pero que tiene efecto especialmente lacerante para el bolsillo de las familias en los consumos energéticos (luz y gas especialmente).
En Libertad Digital, la premio mundial de Ingeniería, María Teresa Estevan Bolea, (premio equivalente al Nobel de Ingeniería), el presidente de NGC Partners y expresidente de REE Pedro Mielgo y Manuel Fernández Ordóñez, divulgador en cuestiones energéticas, han analizado el origen del problema energético que atraviesa Europa y, especialmente, nuestro país, para buscar soluciones que permitan salir de la espiral alcista en los precios y los problemas de suministro que podemos llegar a sufrir.
Mielgo ya advirtió de que los altos precios en materia energética que sufrimos seguirán altos durante los próximos 3 o 5 años, mientras el mundo adapta sus infraestructuras de producción, transporte y tratamiento de gas a la demanda creciente que vamos a tener, lo que implicará un gas más caro.
Pero, ¿cómo hemos llegado hasta aquí? Mielgo explicaba que España ha estado más de 40 años sin hacer estudios de prospectiva que dieran pistas sobre qué mix energético debemos tener como país para garantizar el suministro y el precio. Pero, además, durante estos últimos 40 años el mundo ha orientado sus políticas energéticas a la lucha contra el cambio climático.
Para Estevan Bolea "el gran drama del mundo es el disparate del cambio climático". Bolea, una de las profesionales más laureadas de su sector y tras haber ocupado puestos de tanta responsabilidad como la presidencia del Consejo de Seguridad Nuclear, la Comisión Nacional de la Energía, el Consejo Superior de Industria y Energía, además de decana del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid, hizo en el evento en Libertad Digital un extenso análisis de los errores de bulto cometidos en la famosa lucha mundial contra el cambio climático.
El primero de estos disparates es de concepto: "Siempre hemos tenido cambio climático, desde que el planeta Tierra existe, hemos tenido periodos cálidos y glaciaciones y ahora atravesamos un periodo en el que se produce un pequeño calentamiento, pero muy leve", señalaba. Por este motivo, añadía Bolea, pensar que el hombre tiene capacidad de influencia sobre la evolución climática de la Tierra es ingenuo y, a la vez, desastroso.
Sobre el famoso efecto invernadero, recordaba Bolea que "bendito sea el efecto invernadero" que permite que haya CO2 para las plantas y que evita que nos congelemos con las temperaturas que tendríamos en caso de que no tuviéramos ese efecto.
Estos datos sólo abonan una verdad incómoda: que ante la falacia de la lucha contra el cambio climático se están tomando una serie de medidas tendentes a la descarbonización que han provocado ineficiencias en el mix de generación en lugares como Europa que hacen que tengamos mayores dificultades para tener un suministro energético seguro, abundante y barato.
Uno de esos disparates políticos son los impuestos al CO2, los famosos derechos de emisión, que se han disparado por 10 en los últimos cinco años y que engordan la factura que pagamos los ciudadanos por nuestros consumos energéticos para que los diferentes gobiernos engorden su recaudación.
El resultado de 40 años de políticas disparatadas es un mercado atenazado por su dependencia del gas y del carbón.