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¿Hacerse rico a base de trabajo duro? Cuidado con la mentalidad del empleado

Los empleados toman como referencia los puntos que sirven para medir su rendimiento y su remuneración, aplicándolos a los directivos de alto nivel.

Los empleados toman como referencia los puntos que sirven para medir su rendimiento y su remuneración, aplicándolos a los directivos de alto nivel.
Trabajador de almacén cargando paquetes pesados ​​con mercancías | Alamy

En mi vida, solo he trabajado duro durante unas cinco semanas. Estaba cansado del instituto y quise dejar los estudios. Pasé tres semanas en la estación de Darmstadt, apilando paquetes en los vagones de carga de los trenes. Al llegar a las vías por una escalera de caracol me topaba siempre con una pared en la que alguien había escrito con tiza blanca "¡Al infierno!". Eso mismo pensé para mis adentros. Un día después, lo dejé.

Después de aquella experiencia, tuve dos intentos más de comprometerme con el "trabajo duro". Duré una semana en una fábrica pero no tardé en sufrir dolores de estómago. Tampoco me sentí mucho mejor en una oficina, donde también me marché después de una semana ocupado. Decidí volver al instituto para poder ir a la universidad. Mi motivación: "nunca más vuelvo a trabajar tan duro".

Mucha gente que conoce mi trayectoria me dice que debo trabajar mucho. Saben que he tenido éxito empresarial, que he escrito 24 libros y que he completado dos doctorados. Sin embargo, cuando pienso en mi trayectoria, no considero "haber trabajado tan duro". Lo mismo me dijo una buena amiga que es campeona de hípica. En parte, creo que ese sentimiento se explica porque nos dedicamos a cosas que nos emocionan, de modo que no llegamos a sentirlas como "trabajo duro".

Pero también es importante descansar, por eso quiero referirme también a la dedicación que invierto en tareas profesionales. La verdad es que no creo que mis ocupaciones me supongan más tiempo del que invierte la mayoría de la gente. Me tomo una siesta larga todos los días y rara vez sigo ocupado después de las 7:00 de la tarde. No creo que el "trabajo duro" sea la clave de la riqueza.

Es cierto que las personas ricas, en promedio, pasan más tiempo trabajando que los demás. En este sentido, aquellos que creen que las personas ricas suelen ser personas muy trabajadoras tienen razón. Una encuesta realizada en Alemania que cubre la situación de 472 individuos de alto patrimonio (High Net Worth Individuals o HNWI, que son aquellas personas con un patrimonio neto medio de más de 2,3 millones de euros) reveló que los ricos dedican una media de 46 horas semanales al trabajo, en comparación con las 39 horas que dedica la clase media. Esto significa que, en promedio, los trabajadores ricos pasan un 18 por ciento más de su tiempo trabajando. Hay, pues, un diferencial, pero no es tan acusado como para explicar por qué los HNWI del estudio son cuarenta veces más ricos que la persona promedio.

Estoy absolutamente seguro de que hay una gran cantidad de personas de ingresos bajos que trabajan aún más duro y dedican muchas más horas a su ocupación laboral que muchos de los ciudadanos más ricos. A veces, las personas de renta baja acumulan dos o tres trabajos y no casi no tienen tiempo libre. Otras veces, sus trabajos implican un esfuerzo físico muy duro. Si el "trabajo" duro fuera la receta de la riqueza, estas personas pertenecerían a las filas de los más ricos.

En una encuesta encargada para mi libro The Rich in Public Opinion, encontré que el 63 por ciento de los alemanes cree que es "inapropiado" que los gerentes ganen cien veces más que los empleados porque, al fin y al cabo, no trabajan muchas más horas ni mucho más duro que sus subordinados. De todas las posibles justificaciones para rechazar la prima salarial, esta fue la que suscitó, con mucho, un mayor grado de acuerdo. Esto refleja lo que he denominado "mentalidad de empleado". Se trata de un pensamiento bastante predominante, que considera que los salarios deben determinarse principalmente sobre la base de cuánto tiempo trabaja cada uno y cuánto se esfuerza durante esa actividad

Los empleados toman como referencia los puntos que sirven como referencia para medir su rendimiento y su remuneración, aplicándolos a los directivos de alto nivel. Por eso creen que debe haber una relación estrecha entre la intensidad y la duración del trabajo de una persona, por un lado, y el salario que percibe esa persona, por otro. Con respecto a los salarios de los altos cargos empresariales, es evidente que los encuestados no ven tal vínculo, por eso concluyen que los salarios de los gerentes son excesivos, puesto que ningún gerente trabaja cien veces más tiempo o cien veces más "duro" que un empleado promedio.

Por el contrario, casi ninguno de los encuestados entiende que los salarios de los gerentes de alto nivel vienen determinados por la oferta y la demanda de este tipo de profesionales de primer nivel. Solo uno de cada cinco encuestados alemanes afirmó que las empresas solo pueden contratar y retener a los mejores directivos si les pagan salarios muy altos porque de lo contrario esos gerentes se irán a otra empresa o trabajarán por su cuenta.

Existe un mercado muy competitivo para fichar a ejecutivos de alto nivel. Funciona de acuerdo con mecanismos y criterios diferenciados. Ni la educación formal ni el tiempo de trabajo juegan un papel tan relevante en este ámbito del mercado laboral. Ocurre algo parecido en los deportes. Tomemos como referencia a Lionel Messi o Cristiano Ronaldo, quienes han llegado a facturar más de 100 millones de dólares al año, según Forbes. ¿Acaso entrenan 1.000 veces más "duro" o sudan 1.000 veces más que un jugador de fútbol que juega en segunda división y se lleva a casa 100.000 dólares por temporada? Por supuesto no. Su remuneración, como la de los altos directivos, no se basa en lo "duro" que trabajan ni en la cantidad de horas que trabajan.

La comparación también es válida en otro aspecto: la retribución de un deportista de élite se fija cuando firma un contrato con el equipo en el que juega. Sus ganancias se basan en un pronóstico que alude al desempeño futuro que se espera conseguir con la incorporación de ese jugador. Este pronóstico se basa en una extrapolación de su desempeño anterior. Si el desempeño del atleta es peor en el futuro, el equipo deberá asumir que pagó demasiado. A veces ocurrirá esto, mientras que otras muchas se cumplirán las expectativas y otras veces, los resultados serán aún mejores. En el mundo de los negocios, un gerente de primer orden cuyo desempeño no está a la altura de las expectativas también tiene un contrato en vigor, de modo que la empresa y sus accionistas sufren las consecuencias de esa mala decisión de contratación.

Esto aplica aún más a los empresarios. Los salarios millonarios de los directores ejecutivos de las grandes corporaciones suelen ser insignificantes en comparación con los ingresos que obtienen los empresarios muy exitosos. Los empleados creen que los salarios deben basarse en cuánto tiempo y qué tan "duro" trabaja alguien. En cambio, los empresarios piensan de manera muy diferente. Saben que a sus clientes no les importa cuánto tiempo trabajan o lo "duro" que desempeñan sus labores. Saben que se les paga de acuerdo a los resultados, que dependen de los beneficios que generan sus productos o servicios a los consumidores que los adquieren o contratan.

Para los empresarios, unos ingresos más altos suelen ser la recompensa por haber puesto en práctica procesos e ideas particularmente buenas. La persona más rica es la que tiene las mejores ideas e inventa o fabrica productos y servicios comercializables que satisfacen las necesidades de un mayor número de personas.

Piensa en Larry Page y Sergey Brin, que inventaron Google, en el fundador de Amazon, Jeff Bezos, o en Bill Gates, padre de Microsoft. Por supuesto, Jeff Bezos no trabajó un millón de veces más ni más "duro" que un trabajador promedio, pero sí cultivó grandes ideas que se han traducido en beneficios sustanciales para millones de personas. Simple y llanamente, son ideas que otros no tuvieron o no supieron implementar.

Entre los trabajadores al uso, la experiencia sirve para percibir más años, en concepto de primas por antigüedad. También la extensión de las horas trabajadas puede mejorar la paga final, en forma de horas extra. Pero estas mediciones no aplican a un gerente ni a un empresario, a quienes no se retribuye por lo "duro" que trabajan, los años que dedican a un proyecto, etc. En su caso, la clave es el rendimiento. Por ejemplo, en empresas cotizadas, la evolución de la cotización es un criterio central para fijar salarios. Por tanto, en dicho segmento, más horas no conducen a mejores salarios, solo el crecimiento en el valor de la empresa.

Una vez gané un millón de dólares en cuestión de unos pocos días. El trabajo que hice ni siquiera fue tan extenuante. Un empresario inmobiliario germano-estadounidense me pidió que encontrara a alguien que comprara el 50 por ciento de su empresa. Yo era muy consciente de las fortalezas y debilidades de su compañía y conocía las fortalezas y debilidades de la firma que identifiqué como posible empresa compradora.

Mi conocimiento del mercado y de la realidad empresarial de ambas partes eran más importantes que el tiempo que invertí en cerrar el acuerdo. Lo que contaba, al fin y al cabo, era el resultado. Y, por supuesto, no pacté mi remuneración a partir de la cantidad de horas que invertí en la negociación, sino que lo determiné como porcentaje del valor total generado por el trato. Por eso, mientras millones de personas sigan siendo prisioneras de la "mentalidad del empleado", no tendrán ninguna posibilidad de hacerse ricas.

En Libre Mercado

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