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Diego Barceló Larran

Subida del SMI: argumentos falsos y verdades duras

El aumento exagerado del SMI provocará menos empleo y menor rentabilidad. Ambas cosas golpearán a los trabajadores más jóvenes y/o con menos capacitación o experiencia.

El aumento exagerado del SMI provocará menos empleo y menor rentabilidad. Ambas cosas golpearán a los trabajadores más jóvenes y/o con menos capacitación o experiencia.
El secretario de Estado de Empleo y Economía Social, Joaquín Pérez Rey; la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz y la delegada del Gobierno en Castilla y León, Virginia Barcone. | Europapress

El primer argumento con que se pretende justificar la nueva subida del salario mínimo interprofesional (SMI), es falso. Ese argumento es que la Carta Social Europea (CSE) "exige" que el SMI equivalga al 60% del salario medio. Comprobarlo es fácil: se busca en Google el BOE donde se publica la ratificación por España de la "Carta Social Europea", se hace "Ctrl + F"; aparece una casilla en la que puede probarse a poner "60", "60%", "sesenta" o "por ciento" y así se verá que esa expresión no aparece en el texto.

¿De dónde surge, entonces, eso del 60%? Hay un Comité Europeo de Derechos Sociales, que controla el cumplimiento de la CSE. Ese comité interpreta que para alcanzar un "nivel de vida decoroso", es necesario que el SMI equivalga al 60% del salario "mediano".

La diferencia entre "medio" y "mediano" no es trivial. El salario medio (el promedio de todos los salarios) español es 1.805 euros , mientras que el mediano (el que queda justo en el medio si se ordenaran de mayor a menor todos los salarios) ronda los 1.700 euros. El "descuido" de utilizar como referencia el salario "medio" implica un incremento del 6,2%.

Además, la de dicho Comité es apenas una interpretación. En junio pasado, la patronal alemana (BDA – Die Arbeitgeber) criticó esa "inflexible interpretación matemática del concepto nivel de vida decoroso". Por ejemplo, argumentan que no se puede determinar dicho nivel sin conocer la composición del hogar, las edades de sus miembros, cuántos trabajan y el nivel de servicios estatales a los que acceden (educación y sanidad gratuitas, por ejemplo). Tampoco tiene en cuenta las diferencias entre países ni las posibilidades financieras de las empresas. La patronal germana termina su argumentación pidiendo al gobierno que no interfiera en la fijación del SMI, que debería quedar exclusivamente en manos de la negociación entre empleadores y sindicatos, por tener una información de primera mano sobre la realidad laboral de la que carecen las autoridades.

Por si aún quedaran dudas de que la referencia a la CSE es capciosa, cabe recordar que no tiene sentido que la misma fijara proporción alguna ya que hay seis países de la UE que carecen de SMI (Austria, Italia, Finlandia, Dinamarca, Suecia y Chipre). Queda aún una prueba más contundente: en ningún país de la UE, salvo España, el salario mínimo se acerca al 60% del salario medio. Según datos del informe de CEPYME sobre el SMI, el ránking ya era liderado por España con un SMI de 1.000 euros, que equivalía al 54,8% del salario medio. Por detrás se colocaban, por ejemplo, Grecia (51,3%), Portugal (49,2%), Francia y Reino Unido (48,1% en ambos casos), Alemania (41,8%) y Hungría (35,4%).

El nuevo aumento del SMI a 1.080 euros no se justifica ni por la CSE, ni por la inflación (el SMI ha subido 65% desde 2016, con una inflación de 15,5%), ni por el crecimiento económico (el PIB, desde 2016, creció 5,8%), ni por la productividad (la productividad por persona ocupada cayó 4,9% y por hora trabajada está estancada).

El nuevo SMI equivale al 59,8% del salario medio y es el más caro de Europa. Pero en las pequeñas empresas equivale al 70,4%, en la Hostelería al 93,2%, en el Comercio al 68,7%, en Murcia al 68,8%, en Canarias al 69,8% y en Extremadura al 73,8%, para dar solo algunos ejemplos de la desproporción manifiesta.

Al no tener una base económica que lo sustente, el aumento exagerado del SMI provocará menos empleo y menor rentabilidad. Ambas cosas golpearán a los trabajadores más jóvenes y/o con menos capacitación o experiencia. Esto lo dice el propio "II Informe de al Comisión Asesora para el Análisis del SMI", donde puede leerse que la "probabilidad de pérdida de empleo para los trabajadores que estaban por debajo del nuevo SMI estaría entre 7,8% y un 9%".

La rentabilidad empresarial ya está descendiendo, pues los costes crecen más que los precios de venta. Es un problema que concierne a todos, porque cuando la rentabilidad cae, no pueden subir los salarios, ni se puede invertir, lo que significa que no se crean nuevos puestos de trabajo. El SMI de 1.080 euros no hará más que complicar más esta situación, de forma completamente innecesaria.

Diego Barceló Larran es director de Barceló & asociados(@diebarcelo)

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