La nueva subida del salario mínimo impuesta por el Ejecutivo no le parece suficiente a UGT. Y es que sindicato izquierdista asegura ahora que el SMI debería ascender hasta los 2.054 euros mensuales, cifra apenas algo inferior al sueldo medio de España.
El razonamiento detrás de esta idea es que situar el SMI por encima de los dos mil euros haría que desapareciera la brecha salarial entre hombres y mujeres, según el sindicato. Al menos así lo recalcaba este jueves 16 de febrero la vicepresidenta de UGT, Cristina Antoñanzas, durante la presentación del informe La subida del SMI acorta los plazos para lograr la igualdad salarial, elaborado por el la organización sindical.
En rueda de prensa, Antoñanzas señaló que la ganancia media para los hombres ese año fue de 27.642,52 euros, mientras que para las mujeres fue de 22.467,48 euros". "Una diferencia de 5.175,04 euros que supone que la brecha salarial se sitúo en el 18,7%, la más baja desde 2008 y, aún con eso, los salarios de las mujeres deberían subir un 23% para equipararse al de los hombres", añadió.
Con estos datos, la vicesecretaria de UGT hace un extraño juego de malabares estadísticos. Durante su explicación, expone que la la reducción de brecha salarial de 0,78 puntos en el último año se ha producido a la par que el SMI ha aumentado un 27,9% de 2018 a 2020, lo que ha afectado a los salarios más bajos, cuyas perceptoras mayoritarias son las mujeres. Así que llega a un conclusión definitiva: "si la relación fuera totalmente directa, el SMI debería situarse en 2.054 euros para que desapareciera la brecha salarial".
No obstante, la sindicalista no incluye en su estudio ningún tipo de análisis que evalúe la relación causal entre la subida del SMI y la disminución de la brecha salarial, además de olvidar los potenciales efectos que tendría una subida tan drástica el sueldo mínimo en el aumento del paro o la reducción de horas trabajadas, especialmente entre los sectores más vulnerables de la sociedad.
Además, UGT parece omitir el hecho de que buena parte de la brecha salarial existente –fruto de medir, en bruto, la diferencia entre los sueldos medios de hombres y mujeres– está, precisamente, explicada por el menor número de horas que trabajan las mujeres en comparación con los hombres, además de por los sectores en los que se desempeñan. De esta forma, una subida del SMI no tendría un impacto sustancial en la brecha salarial, incluso aunque gran parte de sus perceptoras fueran mujeres.
En esencia, el sindicato UGT, en lugar de realizar un análisis exhaustivo de las políticas a seguir en pro de la mayor inclusión laboral de las mujeres o de un aumento en su número de horas trabajadas, prefiere optar por propuestas rocambolescas y sin ningún tipo de sustento económico. Una senda que difícilmente favorecerá a la igualdad ni al bienestar del conjunto de los trabajadores.