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La realidad del mercado laboral: ningún colectivo alcanza las horas trabajadas prepandemia

Da igual la edad o sexo. También el sector o tipo de contrato. Prácticamente todos tienen una jornada laboral inferior a la de diciembre de 2019.

Da igual la edad o sexo. También el sector o tipo de contrato. Prácticamente todos tienen una jornada laboral inferior a la de diciembre de 2019.
La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, participa en un acto del proyecto político | EFE

Miren el siguiente gráfico. Está sacado del informe "Un análisis de la evolución de las horas trabajadas por ocupado en España: desarrollos tendenciales y evolución reciente", que hace unos días publicaba el Banco de España.

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En el mismo podemos ver tres líneas. La de color rosa claro refleja el número de ocupados. La roja las horas por ocupado. Y la marrón las horas trabajadas en total.

La línea del tiempo nos lleva desde diciembre de 2019 a la última EPA, del último trimestre del pasado año. Son dos buenas fechas porque el cuarto trimestre de 2019 fue el último pre-covid y, por lo tanto, sirve como referencia para saber cómo estamos en relación a ese momento de tranquilidad antes de que estallase la tormenta.

Pues bien, la principal conclusión es muy clara: aunque es cierto que el número total de ocupados sí ha superado los niveles de hace tres años, las horas trabajadas (tanto en total como por trabajador) siguen por debajo. Tomando una cifra de 100 como referencia para aquel diciembre de 2019, las horas trabajadas en total están en 98,5 y las horas por ocupado en 96,1.

Son datos lógicos y que coinciden con esa estadística que dice que España es el único gran país que todavía no ha recuperado el PIB pre-covid. Y es que no hemos llegado a los niveles de actividad que teníamos antes de la pandemia. Si, además, no hemos mejorado (y todo apunta a que sigue siendo nuestra asignatura pendiente) la productividad, las cifras salen solas. Tres años sin crecer... y sumando.

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El segundo gráfico interesante de dicho estudio es el que divide a los trabajadores en diferentes colectivos. Como vemos, ninguno de los que se desglosan ha recuperado el nivel de 2019 (barra naranja; la marrón muestra la caída de las horas trabajadas en el segundo trimestre de 2020, durante el confinamiento).

De hecho, podemos observar como las diferencias son relativamente pequeñas entre hombres y mujeres o entre los trabajadores más jóvenes y más viejos. Quizás el único dato llamativo sea el de la jornada: aquellos con contrato a tiempo parcial son los que menos han sufrido el mordisco de esta crisis. Es algo que también era previsible tras leer el informe, que apunta a una generalización de la jornada a tiempo parcial, en parte debido al uso de los ERTE y de la generalización de ese tipo de jornadas una vez terminados aquellos:

Las variaciones en la duración de la jornada laboral otorgan a las empresas un instrumento flexible para ajustar sus costes salariales ante perturbaciones negativas sin tener que recortar sus plantillas. Un ejemplo muy particular en este sentido viene dado por la pandemia, que ha originado un contexto idóneo para el uso de la duración media de la jornada laboral como instrumento de ajuste del grado de uso del factor trabajo, gracias a la utilización generalizada de los ERTE.

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Por último, el gráfico con los diferentes sectores de actividad. Que también muestran un perfil bastante homogéneo. Aquí sí hay dos excepciones: agricultura y actividades inmobiliarias, con un número de horas trabajadas superior a las de 2019. Pero para el resto, los niveles pre-covid siguen siendo un objetivo todavía no alcanzado.

Este recorte generalizado de la jornada se observa no solo entre las actividades más afectadas por la crisis sanitaria, como el transporte y la hostelería, sino también en el resto, y es más agudo en el comercio, la construcción y las manufacturas.

Tendencias

En cualquier caso, el informe del Banco de España no se limita a analizar la evolución de las horas trabajadas desde 2019. En realidad, su principal objetivo es analizar las tendencias a medio plazo de este indicador. Y muestra algunas cifras curiosas: por ejemplo, desde 1987 (37 horas semanales por ocupado) a 2022 (31 horas) hemos reducido en seis horas la jornada semanal.

¿Esto es una buena o mala noticia? Pues en estos días en los que tanto se habla de este tema, sobre todo tras la propuesta de Más País e Íñigo Errejón de generalizar la jornada de cuatro días (32 horas semanales), habría mucho que decir. Lo primero es que esa reducción en la jornada laboral del ocupado medio se debe a muchos factores. Por ejemplo, el mayor peso en el conjunto del mercado laboral de determinados colectivos que, históricamente, presentan datos de horas trabajadas por semana más bajos: sobre todo, mujeres y personas de más de 50 años. También influye el peso más elevado del sector servicios en nuestra economía respecto a la de hace cuatro décadas (porque es en ese sector donde suelen darse las jornadas más cortas y es más habitual el recurso al contrato a tiempo parcial).

A partir de ahí, algunas reflexiones que ya hemos comentado en otras ocasiones en relación con este tema de la jornada de cuatro días:

  • En general, la tendencia a la reducción de jornada es algo que se viene observando en todo Occidente al menos en el último medio siglo. El apunte anecdótico sería aquel que se fija en cómo los grandes atascos en Madrid o Barcelona se producen ahora los viernes a la hora de la comida, cuando antes era habitual trabajar, incluso, los sábados por la mañana.
  • Para mantener (o incluso incrementar) los salarios, es imprescindible incrementar nuestra productividad. El drama de España no tiene tanto que ver con las horas trabajadas como con la incapacidad de mejorar el rendimiento en cada una de ellas.
  • Algunos de los países más ricos de Europa (el que más destaca es Holanda, pero también podemos verlo en Suiza, Alemania, Austria o los nórdicos) han normalizado hace años las jornadas parciales ¡¡voluntarias!! Hablamos de trabajadores de alta cualificación que optan por una menor carga horaria y una menor remuneración.
  • Así, la gran diferencia en lo que tiene que ver con la jornada a tiempo parcial no reside tanto en su presencia en cada mercado laboral, como en si es voluntaria o no. Los países más ricos y con mercados laborales más dinámicos; y los países con más paro y precariedad: decimos que tanto en unos como en otros es habitual encontrar cifras elevadas de contratación a tiempo parcial. La clave es que lo que en unos es síntoma de bienestar (sus trabajadores ganan tanto que algunos pueden permitirse renunciar a parte del sueldo a cambio de más ocio) en los otros es la constatación de su debilidad (la mayoría de los trabajadores a tiempo parcial querrían trabajar a jornada completa y sienten que su situación no es buena)
  • Desgraciadamente, España se sitúa en el segundo grupo
  • Si queremos generalizar una jornada laboral más corta y que esa reducción sea voluntaria, tenemos que incrementar nuestra productividad.
  • Conclusión del Banco de España: "De cara al futuro, factores como el envejecimiento demográfico, el peso creciente de las ramas de servicios y la tendencia al aumento de la tasa de parcialidad sugieren que podría prolongarse la tendencia descendente en las horas por ocupado".

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