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Las ciudades de 15 minutos alejarán a un buen número de personas de sus servicios básicos

Multitud de ciudades en España ofrecen servicios necesarios a personas que viven fuera de ellas.

Multitud de ciudades en España ofrecen servicios necesarios a personas que viven fuera de ellas.
Europa Press

El concepto de ciudad de 15 minutos se está poniendo de moda en las últimas semanas. Sin embargo, multitud de políticas encaminadas a construir este ideal llevan siendo aplicadas desde hace años en el ámbito urbanístico.

Como ya ha explicado Libre Mercado, detrás de esa idea lo que realmente se esconde es una ráfaga de medidas cuyos objetivos no están dirigidos hacia el acercamiento de los servicios sino, más bien, hacia las restricciones al tráfico y el fomento – u obligación— de métodos de transporte menos contaminantes. Y es que eso de los 15 minutos no sería la meta sino las consecuencias de lo que realmente se busca.

Carril bici, zonas peatonales, restricciones al tráfico, menor número de aparcamientos... Todas estas medidas son las que se están llevando a cabo poco a poco en numerosas ciudades – e incluso pueblos— dado que se ha establecido que la ‘ciudad del futuro’ debe de tener esa idiosincrasia. El problema surge cuando bajamos a la realidad y hablamos con la gente corriente. Eso ha hecho Libre Mercado en esta ocasión. ¿Se ajustará la ciudad de 15 minutos a las necesidades de las personas? ¿Las políticas públicas deben servir a los individuos o a las ideologías? ¿Quiénes son los olvidados?

Para Abel Paz, un joven menor de 30 años que vive en un municipio de más de 10.000 habitantes en La Coruña, la Ciudad de 15 minutos es una utopía. "Tengo que ir a Coruña a trabajar, a comprar ropa, a alguna cuestión médica o administrativa y, a veces, por ocio". Dice que tarda "unos 45 minutos en llegar". Para él es impensable la ciudad de 15 minutos. Es más, restringir el tráfico solo lograría que tardara más.

Le preguntamos, entonces, por qué no se va a vivir a la ciudad. "Los precios son cada vez más caros y yo siempre he vivido aquí". ¿Y el transporte público? "La regularidad de las líneas me hace imposible poder ir a trabajar, sobre todo, por la noche dado que directamente son inexistentes. Con el coche ahorro tiempo y voy directamente a donde necesito".

Tras conocer su situación, quisimos conocer sus impresiones acerca de los nuevos modelos de ciudad. "Yo no estoy en contra de cosas como el carril bici, pero veo que están entorpeciendo mucho el tráfico y que se ha planteado muy mal". Para personas como Abel conducir no es un lujo sino la única alternativa que tienen para poder cumplir con sus derechos y obligaciones.

Y Abel no es el único ejemplo que encontramos. Otros vecinos nos han afirmado que necesitan ir a la ciudad por multitud de causas. No se pueden quedar a un radio de 15 minutos de su casa. "Tengo que ver a mis padres y echarles una mano", decía una vecina. "Yo soy paciente oncológica y tengo en la ciudad todas las revisiones", comentaba otra.

Estos son ejemplos de historias reales que reflejan la forma de vida de multitud de personas alrededor del territorio español. Hablamos de individuos que tienen la necesidad de acudir a la ciudad más cercana por cuestiones básicas y que si se les aplicaran restricciones del tráfico, como pretenden las ciudades de 15 minutos, se estarían aislando cada vez más. Los 15 minutos serán solo para algunos.

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