La Unión Europea, y España, sigue acelerando en la implantación de las energías renovables: esta semana, la Comisión Europea propuso una nueva normativa para impulsar las tecnologías limpias que etiqueta las energías solar y eólica como estratégicas y simplificará la concesión de permisos, con plazos máximos de entre nueve y doce meses. En nuestro país, el Ejecutivo de Pedro Sánchez decidió el pasado mes de diciembre eximir de evaluaciones de impacto ambiental los proyectos renovables independientemente de su tamaño.
Pero mientras se allana el camino a estas tecnologías, cada vez más sectores se revuelven contra unas facilidades que amenazan parajes protegidos, paisajes y formas de vida. Entre ellos está el sector del vino, movilizado desde hace meses frente a un negocio que amenaza su futuro. Aunque desde distintos consejos reguladores subrayan a LD que no están en contra de las renovables, algunas denuncian cómo su proliferación descontrolada está amenazando uno de sus pilares, el paisaje, y uno de sus recursos económicos más importantes, el enoturismo.
En la Marca de Jerez, como ya informó LD, están viendo cómo la zona se está inundando de grandes proyectos solares y eólicos que amenazan un paisaje "milenario" y limitan el "enorme potencial" del turismo del vino en esta icónica denominación de origen. No es la única zona de España donde las horas de sol están atrayendo proyectos de este tipo: en Levante, denuncian una situación similar que se aprovecha de la falta de relevo generacional en el sector agrario, de la baja rentabilidad y de la amenaza de desertificación.
En la Denominación de Origen de Utiel-Requena reclaman que la implantación de estas tecologías se haga "de manera lógica, no especulativa" y han actuado con iniciativas como el acuerdo del Consejo Regulador en la primavera de 2021 para reclamar tanto a los alcaldes de los municipios de la zona como a las consejerías con competencias "en materia de Agricultura y Urbanismo" que las autorizaciones de placas solares fotovoltaicas "y demás instalaciones" se hagan "bajo criterios de sostenibilidad adecuados, minimizando la contaminación y el impacto visual que producen en el paisaje vitivinícola de la Denominación de Origen Protegida de Utiel-Requena".
"Vendemos un paisaje"
El sector subraya la "preocupación" existente ante unas instalaciones que les afectan "muchísimo". Recuerdan las bodegas no venden una botella, "vendemos un territorio, un paisaje" y alertan sobre "macroproyectos" en marcha, de más de cien hectáreas cada uno, previstos en su demarcación geográfica.
Lo mismo dicen en otro punto del Mediterráneo dedicado al vino, Alicante, donde señalan que "la situación es incluso más lastimosa que cuando empezamos a reclamar atención sobre este asunto". La Denominación de Origen lanzó en 2021 un manifiesto, El Viñedo del Sol, llamando la atención sobre la proliferación de megacampos fotovoltaicos en el Vinalopó y denunciando cómo se habían proyectado "casi medio centenar" de grandes campos solares en comarcas interiores de Alicante.
En la nota, denunciaban cómo el sol, "que ha dado fama, prestigio y una cultura como la del vino a Alicante durante miles de años, quiere ahora ser convertido en un recurso que degrada de forma estrepitosa este territorio y en un bien de consumo global y sin diferenciación". También explicaban lo que ven amenazado: "suelo aún fértil y ecológico, cultivos en peligro de extinción, variedades de uva únicas en el mundo, flora y fauna local, paisaje protegido", patrimonio y bodegas pequeñas y artesanas.
Políticos que "venden" el territorio
Fuentes del sector denuncian cómo se está dando el visto bueno a la implantación de megacampos en términos muncipales como Villena o Monóvar "con el visto bueno del Ministerio y en silencio aparente de la comunidad autónoma de forma rápida y antes de las elecciones". Lamentan que "se va a perder una importante cantidad de viñedo en dos años" y afirman sentirse "absolutamente solos en esta cuestión". También afirman que han pedido "reuniones e información que no se ha dado".
Denuncian que la protección paisajística que hizo la Consejería de Urbanismo "no ha servido de nada" porque ni el ministerio ni los ayuntamientos "han establecido medidas de protección concretas". "No creo que haya habido una apuesta por la desertización más flagrante desde hace décadas en esta zona con estos proyectos por parte de las administraciones que han vendido su territorio y futuro medioambiental", lamentan.
La Rioja, al frente
Aunque hay denominaciones de origen que no acusan este problema, como Rueda, otras han lanzado en los últimos meses iniciativas similares alertando de la situación. Es el caso de la Denominación de Origen Rioja, que lanzó hace dos años un manifiesto alertando de que "el paisaje del viñedo español" está en peligro y que el sector se enfrenta "a una amenaza creciente: la proliferación descontrolado de proyectos desproporcionados de infraetructuras de producción de energía y su transporte".
En la nota, alertaban sobre la "nefasta repercusión paisajística, medioambiental y visual" de grandes proyectos industriales: "La descarbonización de la sociedad y el impulso de las energías renovables no tienen que ser la excusa para poner en peligro nuestro entorno natural y agrario, la estabilidad de nuestras empresas y el sustento de miles de familias". Los bodegueros reclamaban como "necesaria" y "urgente" la protección de la riqueza del viñedo de "ataques externos" que devalúen el territorio vitivinícola y también reclamaban trasmitir el mensaje de que el sector "genera riqueza, fija la población rural, protege el entorno y lo preserva para futuras generaciones".
Con este fin, desde la Denominación de Origen se impulsó la creación hace un año del denominado "Grupo Operativo para la protección del Paisaje y Viñedo" liderado por el bodeguero Álvaro Palacios. El objetivo, "trabajar proactivamente en la protección del paisaje y del patrimonio cultural" en esta y otras zonas, aunando "los esfuerzos del conjunto de plataformas y asociaciones de bodegas y viticultores para combatir la proliferación de proyectos de creación de infraestructuras de producción eléctrica y transporte de energía y otras afecciones, que amenazan el patrimonio vitivinícola y paisajístico de la Denominación".