El mal funcionamiento de los trenes de cercanías en la región de Madrid se ha convertido en un problema de primer orden para los más de 700.000 viajeros diarios que dependen de esta forma de transporte. Aunque los autobuses y el metro dependen de las autoridades regionales y municipales, el servicio de cercanías cuelga del gobierno de Pedro Sánchez. Esta circunstancia ha hecho que la presidenta autonómica, Isabel Díaz Ayuso, y el alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida, dirijan fuertes críticas a la Administración central, a la que acusan de mala gestión y falta de inversión.
Antes de la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa, su antecesor Mariano Rajoy había reconocido la necesidad de aumentar la dotación presupuestaria de la red madrileña de cercanías, para lo cual se reservó una partida presupuestaria valorada en 5.000 millones de euros. Sin embargo, la moción de censura que desalojó al mandatario popular y propició el ascenso del líder socialista a la presidencia echó al traste estos planes de modernización y dejó esta forma de transporte en una situación cada vez más delicada.
Ayuso ha intentado acercar posturas con el ministerio de Transportes e Infraestructuras y ha presentado un informe en el que detalla las 230 incidencias que se han producido en los dos primeros meses de 2023, entre las que figuran averías continuas, retrasos reiterados e incluso algunos accidentes de importancia menor. Según el gobierno autonómico, la resolución de estos problemas pasa por recuperar al menos 2.000 de los 5.000 millones de inversión que había prometido la Administración Rajoy.
Por su parte, el gobierno de Pedro Sánchez anuncia que tiene previsto "movilizar" 4.000 millones para atajar el problema, pero esta expresión genérica oculta la cruda realidad de unos niveles reales de inversión francamente decepcionantes. Por ejemplo, de cara a 2023, los desembolsos previstos por ADIF y Renfe ascienden a 1.384 millones en el caso de Cataluña, frente a los 335 millones reservados para Madrid. Dicho de otro modo, la inversión contemplada para Madrid está un 75% de los niveles previstos para Cataluña.
De igual modo, si se agregan todas las partidas de inversión recogidas en los Presupuestos Generales del Estado, encontramos que Madrid se lleva apenas el 10% de los desembolsos territorializados, a pesar de que la región tiene un peso demográfico del 14% y genera en torno al 19% del PIB nacional. De modo que la marginación presupuestaria que está sufriendo Madrid es evidente en base a las cifras, pero también a la luz del colapso del lamentable servicio de cercanías, que contrasta con el buen funcionamiento de las redes de bus y metro, dependientes de las autoridades regionales y locales.