
Miembros del denominado movimiento Letzte Generation ("última generación") cumplieron su amenaza de "paralizar Berlín" este lunes con boicots sincronizados en varias de las calles y carreteras más importantes de la ciudad alemana.
Los vándalos climáticos se pegaron al asfalto, ocuparon calles o bloquearon carreteras con vehículos eléctricos del sistema de alquiler de la capital con el fin de detener la actividad de la ciudad. 500 agentes se desplegaron por la ciudad para poner fin a las protestas y los atascos y a primera hora de la tarde, la ciudad estaba recuperando poco a poco la normalidad.
Más de cuarenta activistas fueron detenidos tras horas de caos y protestas. Según publicaron medios locales, decenas de vehículos de emergencia fueron bloqueados a causa de los cortes de tráfico mientras distintos sectores lamentaban lo que estaba ocurriendo. Taxistas de la ciudad denunciaron que muchas personas mayores o discapacitados no iban a poder desplazarse por culpa de los ecologistas, mientras la patronal denunció cómo las protestas estaban provocando un inmenso perjuicio económico. Los activistas, lamentaron, "muestran un escaso sentido de la democracia" al impedir los movimientos del resto de ciudadanos.
Über drei Stunden und an 27 verschiedenen Verkehrsknotenpunkten liefen die heutigen #Protestaktionen in #Berlin. An vielen Orten klebten Klima-Aktivisten an der Straße. Die @polizeiberlin hatte einen Hubschrauber im Einsatz, um die Proteste zu kontrollieren.
— Verkehrsinformationszentrale Berlin (VIZ Berlin) (@VIZ_Berlin) April 24, 2023
El enfado de los conductores
Ante los atascos y las dificultades de policía y bomberos para acceder a los puntos de las protestas, hubo lugares donde los propios conductores trataron de apartar a los manifestantes. La Policía confirmó que se habían producido varios casos y pidió calma a los ciudadanos y que no se tomaran "la justicia por su mano".
Algunas crónicas detallan varios de estos enfrentamientos: carteles arrancados a la fuerza, patadas e incluso algún vehículo pasando sobre los pies de los manifestantes. También hablan de los gritos de los conductores, entre ellos "putos terroristas", "gilipollas", "largaos, joder", "sólo queremos trabajar" y de cómo la tensión escaló en los puntos donde más tardó en llegar la Policía. Cuentan episodios surrealistas como el de un conductor que vertió yogur líquido sobre los manifestantes, o la oferta de un empleado de una tienda de tatuajes, que les ofreció un tatuaje gratis si se levantaban.
Desconcierto en el Gobierno
La protesta pretendía denunciar el uso de combustibles fósiles por parte del Gobierno de coalición, de la que forman parte Los Verdes. Desde el Ejecutivo alemán, respondieron señalando que "no apoyan este tipo de acciones". El portavoz, Steffen Hebestreit, aseguró que este Ejecutivo ha hecho "más que ningún otro por el clima" y dudó de que estos boicots masivos "ayuden a la causa".
Seit den Morgenstunden finden #Protestaktionen im gesamten Stadtgebiet statt.
— Polizei Berlin Einsatz (@PolizeiBerlin_E) April 24, 2023
Aktuell sind etwa 30 Örtlichkeiten betroffen.
Wir sind mit ca. 500 Kolleg. & unserem Hubschrauber im Einsatz, um die Blockaden schnellstmöglich aufzulösen.
No es la primera vez que los ecologistas se enfrentan al partido ahora en el poder: la ampliación de una mina de carbón al este del país desató protestas y quejas por la política gubernamental, que ante la crisis desatada por la guerra de Ucrania optó por quemar más carbón. Tampoco gustó la breve prórroga de las tres últimas centrales nucleares alemanas, apagadas definitivamente hace unos días. Aunque su fin estaba aprobado para diciembre, el Ejecutivo, tras tensas negociaciones, optó por dejarlas en funcionamiento hasta el final del invierno.