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Alemania apaga sus centrales nucleares pese a las súplicas de los científicos y de la mayoría de ciudadanos

Ni las quejas de la oposición, ni los últimos sondeos mueven la posición del Gobierno alemán, donde Los Verdes se han impuesto.

Ni las quejas de la oposición, ni los últimos sondeos mueven la posición del Gobierno alemán, donde Los Verdes se han impuesto.
La central Isar 2, una de las que cierra. | Cordon Press

Este 15 de abril el Gobierno alemán desconectará de la red las tres últimas centrales nucleares en funcionamiento en su territorio: Isar 2, Emsland y Neckarwestheim 2. Su fecha de cierre estaba fijado para diciembre de 2022 pero la crisis energética por la guerra de Ucrania y el corte de gas ruso que fluía hacia el país llevó al Ejecutivo, tras una agria polémica, a prorrogar su vida tres meses más. Pero a pesar de que los peligros no han terminado de disiparse, al rumbo emprendido por otros países y a las propias voces críticas que han surgido dentro del país, el Gobierno no ha movido esta vez sus planes y Los Verdes conseguirán el objetivo que se marcaron desde hace décadas: acabar con la energía nuclear en el país.

Las tres centrales serán clausuradas a pesar de que no presentan problema técnico alguno y a que podría seguir funcionando años: antes de que Angela Merkel decidiera continuar con los planes de cierre de centrales tras el accidente de Fukushima, las fechas de clausura de los reactores era 2034, 2035 y 2036. Serán cerrados más de diez años antes, mientras en otros países, como EEUU o Finlandia, han optado por alargar la vida de la suya hasta los sesenta años o más.

Mientras el partido ecologista insiste en los "peligros" de este tipo de energía y en citar el problema de los residuos, el debate sobre si es una decisión apropiada en el contexto actual se ha reavivado en el país, que se pregunta si se pondrá en peligro el suministro (el año pasado la energía nuclear supuso un 6% del total). El Gobierno insiste en su rumbo marcado: una apuesta por las renovables, aunque en la práctica la guerra de Ucrania ha supuesto que el país esté quemando más carbón en sus centrales térmicas. Mientras, la oposición, y los liberales, que forman parte de la coalición de gobierno, critican la decisión y lamentan que las centrales no sigan funcionando unos años más.

Llamativamente, tampoco está de su lado la opinión pública alemana, que lleva años virando. Un sondeo publicado esta misma semana en la ARD, la televisión pública alemana, refleja que el 59% de los alemanes está en contra del abandono de la energía nuclear. Sólo un 34% ve correcta la decisión. Por edades, el apoyo a la decisión de Olaf Scholz sólo gana entre los alemanes entre 18 y 34 años, los únicos en los que habría calado el mensaje ecologista, con un 50% de respaldo. Desde los 35 años en adelante, gana el rechazo al apagado de las centrales.

Mientras, científicos alemanes han dirigido esta semana una carta al canciller alemán reclamando que rectifique: "En interés de los ciudadanos de Alemania, Europa y el mundo, le instamos a reconsiderar los planes alemanes de abandono de la energía nuclear y a seguir utilizando las centrales nucleares aún disponibles".

La veintena de firmantes, entre los que se encuentran los premios nobel de Física Klaus von Klitzing, del Instituto Max Planck, y Stephen Chu, secretario estadounidense de Energía bajo la presidencia de Barack Obama, esgrimen como argumento el cambio climático al que tanto apelan Los Verdes: según los científicos, la energía nuclear "puede contribuir claramente a paliar la crisis energética y a alcanzar los objetivos climáticos alemanes", en alusión a que no genera emisiones de CO2.

Recuerdan también que las tres centrales suministraron el año pasado 32.700 millones de kilovatios hora de electricidad de bajas emisiones y que pueden abastecer de electricidad a más de 10 millones de los hogares alemanes. Apuntan que podrían ahorrar hasta 30 millones de toneladas de CO2 al año si se compara con la electricidad generada a partir de centrales térmicas.

A estas protestas públicas se suma este sábado una protesta en la Puerta de Brandenburgo de la plataforma a favor de la energía nuclear Nuklearia, que denuncia que el Gobierno alemán está actuando en contra de la mayoría de alemanes y de la ciencia y defiende que las actuales céntrales podrían proporcionar "durante muchos años energía limpia".

Entre los muchos análisis en prensa y televisión sobre este asunto, también se está constatando la paradoja de que a pesar de que Alemania haya decidido prescindir de este tipo de energía no podrá renunciar a ella del todo en un continente donde varios países están apostando de forma decidida por ella, como la vecina Francia.

Se da la paradoja de que Alemania, aunque es un exportador neto de energía, también recibirá en su red en momentos puntuales energía procedente de la nuclear por las interconexiones europeas, generada en Francia, República Checa, Suiza, Bélgica, Holanda o Suecia.

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