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José María Rotellar

El crecimiento de la economía es falso

No es verdad que nadie se haya quedado atrás, porque todos nos hemos quedado atrás en comparación con la media de la UE.

No es verdad que nadie se haya quedado atrás, porque todos nos hemos quedado atrás en comparación con la media de la UE.
La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño. | Europa Press

El Gobierno no deja de repetir que el crecimiento español es sólido, que lideramos el crecimiento en la UE y que somos los que más riqueza acumulamos. Todo ello no es cierto, tal y como en un artículo de hace un par de semanas pude mostrar en Libre Mercado.

No sólo no somos los que más crecemos, sino que somos los más rezagados en la recuperación del PIB anterior a la crisis del coronavirus, cosa que no se espera que logremos hasta 2024, cuando el resto, todos nuestros socios de la UE ya han conseguido, como mostraba gráficamente en el mencionado artículo, que reproduzco de nuevo.

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Pues bien, ese crecimiento no tiene nada de solidez, desgraciadamente, sino que, como hemos venido diciendo durante los últimos años, se basa, en exclusiva, en el ingente gasto público movilizado.

Y es que ese gasto público movilizado es casi 80.000 millones mayor que en 2018, y eso sólo en lo referente al techo de gasto no financiero de los Presupuestos Generales del Estado, sin contar el resto de administraciones. Dado que el PIB nominal ha crecido poco más de 140.000 millones desde 2018 a 2023, poco ha sido el impulso de casi 80.000 millones de gasto, de manera que no sólo no se ha sabido conseguir un buen efecto multiplicador del gasto, sino que, además, muestra que la actividad económica productiva no logra un buen nivel de crecimiento debido a la ausencia de reformas estructurales, al clima de inseguridad jurídica creado y al nivel cuasi confiscatorio de los impuestos promovidos por el Gobierno.

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Y eso nos lleva a que la deuda no deje de engordar, con unos incrementos de casi 350.000 millones de euros desde que gobierna Sánchez, que medido desde el cierre de 2019 al cierre de 2022 asciende a casi 300.000 millones. Mientras, sin embargo, el PIB nominal crece en poco más de 82.000 millones, mientras que el PIB real, como hemos visto antes, sigue por debajo del nivel de 2019.

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Fuente: CNTR. INE y Deuda Banco de España

La mayor parte del crecimiento es, por tanto, frágil y artificial, que no se sostiene por sí mismo, sino que se debe a la anestesia del gasto público.

Esto es fruto de la política económica equivocada del Gobierno, sólo preocupado en su bienestar en lugar de preocuparse por el bienestar de los ciudadanos y de la economía. Con su incremento de gasto, aumento de impuestos, elevación de déficit y deuda e inseguridad jurídica, ahuyenta inversiones y dificulta la actividad económica, perjudicando la creación de puestos de trabajo, dejando muy maltrecha a la economía española, que hace que el horizonte se presente muy difícil.

Todo ello, refleja un escenario económico que cada vez se complica más, siendo especialmente importante y preocupante en España. Importante, porque seguimos estancados, más expuesta a mayores perturbaciones, como el incremento del coste de financiación y la prima de riesgo por su elevado endeudamiento; y preocupante, porque somos los únicos de la UE que nos mantenemos sin recuperar los niveles previos a la pandemia, en términos constantes.

A buen seguro, Sánchez empeorará mucho más esta situación para intentar sobrevivir. Eso nos hace pensar que en el año que queda de legislatura va a acelerar el gasto, va a hacer populismo electoral con él y va a dañar más todavía a la economía española. Si la UE no le pone freno, Sánchez puede deteriorar mucho más la situación.

Su herencia va a ser envenenada, con unos desequilibrio estructurales enormes, ocultos por el gasto público que genera crecimiento en el corto plazo, pero que se están enroscando en todo el sistema productivo: junto a la inseguridad jurídica, la actitud de hostilidad contra el sector empresarial y el intervencionismo que quiere tener en la actividad de las empresas, son elementos muy nocivos, que estarán acompañados por una deuda por encima del 100% del PIB, como hace más de cien años que no se veía en España, que se mueve en el entorno de los 1,5 billones de euros, y una intervención en los precios de muchos mercados, que perjudican a la economía, desde el tope del gas hasta el precio de los alquileres o los incrementos contraproducentes para el empleo de los más débiles del salario mínimo.

El Gobierno, con Sánchez a la cabeza, construye una historia falsa, que quizás se crean ellos, pero que la realidad desmiente:

  • No somos los líderes en crecimiento, sino los únicos de la UE que no hemos recuperado nuestra actividad respecto a 2019.

  • No somos más ricos ni crecemos más que Francia y Alemania, sino que nuestro crecimiento de PIB y PIB per cápita desde 2019 es sensiblemente inferior a ellos y que retrocede, este último, sobre la media de la UE.

  • No han bajado los precios de los alimentos, sino que siguen subiendo de manera incesante.

  • No somos el ejemplo en el mercado laboral, sino que tenemos la tasa de paro más alta de la UE, el doble respecto a la media.

  • No se ha moderado la inflación, sino que modera ahora su crecimiento tras unas subidas iniciales que fueron de las mayores de la UE.

Esto nos lleva a que no es verdad que nadie se haya quedado atrás, porque todos nos hemos quedado atrás, al retroceder en PIB real, en PIB per cápita en comparación con la media de la UE. Son las consecuencias de una política económica, la seguida por el presidente Sánchez, ayuna de reformas estructurales, cargada de gastos, de impuestos, de intervencionismo y de inseguridad jurídica.

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